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Una docena de huevos y otra de balas: la munición llega a los supermercados de EE UU

Desde este verano es posible comprar munición en máquinas dispensadoras ubicadas en tiendas de Oklahoma, Alabama y Texas. La empresa que las comercializa aspira a cubrir todo el territorio estadounidense en los próximos meses

Expendedora de munición en una tienda en Canyon Lake (Texas), el pasado mes de julio.
Expendedora de munición en una tienda en Canyon Lake (Texas), el pasado mes de julio.Brandon Bell (Getty Images)
Miquel Echarri

Si algo tenían en común los cuatro principales candidatos a las elecciones estadounidenses de noviembre, los dos republicanos (Trump y Vance) y los dos demócratas (Harris y Walz), es que todos ellos eran propietarios de armas. A Trump —a la postre vencedor en los comicios—, condenado en primera instancia por falsificación de registros documentales, recientemente le han retirado la licencia, pero aún conserva en sus mansiones un pequeño arsenal doméstico que nadie parece dispuesto a requisar. El presidente electo es miembro de la Asociación del Rifle. Harris, a su vez, confirmó en plena campaña que posee un revólver y que no dudaría en utilizarlo si alguien entrase en su casa.

Nada extraño, en fin, en un país en el que un tercio de la población adulta dispone de armas de fuego, presentes en el 44% de los hogares. Desde el pasado mes de julio, los incondicionales de rifles, escopetas y revólveres ya pueden hacer acopio de munición en máquinas expendedoras de aspecto vanguardista instaladas, aunque cueste creerlo, en tiendas de comestibles. Ocurre, de momento, en los Estados de Oklahoma, Alabama y Texas. Associated Press fue uno de los primeros medios de comunicación en detectar la presencia (en un colmado de las afueras de la ciudad de Montgomery, Alabama) de estos novedosos armatostes, cajas metálicas compactas de metro y medio de altura. Sobre su superficie, el nombre y logo de la empresa que lo fabrica y distribuye, American Rounds, y unas sencillas instrucciones: “1. Póngala en marcha. 2. Elija su munición. 3. Introduzca su número de identificación personal. 4. Realice la compra”.

Kimberley Chandler, reportera de la agencia, se puso en contacto con American Rounds y un portavoz de la compañía le confirmó que se trata de una iniciativa piloto que piensa extenderse por todo EE UU en los próximos meses. Su objetivo, según los padres del invento, es agilizar y simplificar la venta de munición legal a individuos que cumplan el único requisito que se exige para adquirirla, es decir, ser mayores de edad, extremo que se comprueba gracias a un sencillo dispositivo de reconocimiento facial por IA que se activa con la máquina.

Grant Mangers, director ejecutivo de American Rounds, argumentó que su expendedora ofrece mayores garantías que la venta convencional, porque en la mayoría de las tiendas de armas no suele exigirse identificación de ningún tipo a los compradores y, además, “existe el riesgo de que la munición sea robada”, cosa que no ocurre con las poco menos que inexpugnables máquinas que ellos fabrican.

Desde entonces, medios como USA Today, The New York Times o CBS News se han pronunciado sobre la conveniencia de automatizar y trivializar hasta ese punto la compra de munición en un país que tiene un serio problema con la proliferación descontrolada de armas de fuego: en septiembre ya se habían registrado más de 12.000 muertes por disparos. Marla Bautista, redactora de USA Today, considera de una frivolidad inaudita que se puedan comprar balas de 9 milímetros “junto a los plátanos o los pañales” en un país aquejado por “una epidemia de violencia crónica”. Por su parte, Maddy Keyes, licenciada universitaria residente en Oklahoma, colaboradora eventual de la revista Slate, cuenta que acaba de cumplir 22 años, no sabe manejar un arma y no dispone de licencia de ningún tipo para hacerlo. Pero una mañana de domingo acudió a una tienda de la ciudad de Noble y compró huevos, un paquete de fideos chinos y una docena de balas: “Mientras me dirigía al aparcamiento, no pude evitar pensar que acababa de producirse un error insólito, porque comprar munición mortal no puede ser tan fácil”. Pero lo es.

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Sobre la firma

Miquel Echarri
Periodista especializado en cultura, ocio y tendencias. Empezó a colaborar con EL PAÍS en 2004. Ha sido director de las revistas Primera Línea, Cinevisión y PC Juegos y jugadores y coordinador de la edición española de PORT Magazine. También es profesor de Historia del cine y análisis fílmico.
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