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Nora Fehlbaum, CEO de Vitra: “Una buena casa no es lo que queda bien en Instagram”

Tercera generación al mando de la prestigiosa fábrica de muebles, esta neurocientífica ha puesto en marcha una política de sostenibilidad que pasa por reducir el consumo energético de su fábrica y el número de vuelos, apostar por el transporte en bicicleta y el cultivo de plantas y cambiar los materiales e incluso la dieta que se sirve en su cantina

Nora Fehlbaum
Fehlbaum está sentada en un sofá Abalon, diseño de Ronan & Erwan Bouroullec. El reloj de pared es el Sunflower Clock, de George Nelson. Las lámparas de pie y la mesita las ideó Isamu Noguchi.Ximena y Sergio
Anatxu Zabalbeascoa

Nora Fehlbaum (Basilea, 1980) acaba de aterrizar y se cambia el jersey: “Yo leería antes una entrevista de alguien vestida de azul que vestida de negro”. Le recuerdo que Vitra pedía a sus empleados que vistieran de blanco, o de negro, para mantener un orden. “Lo hemos cambiado. Y muchas cosas más, como la energía que empleamos, la vegetación que plantamos o nuestra manera de reutilizar los edificios”. Lo demuestra el nuevo showroom que ha venido a inaugurar en Madrid: “Hemos reutilizado lo que había. Si no es perfecto, no pasa nada. Eso deja espacio para mejorar”.

No solo en su jersey. El color para su empresa es esencial.

Actualizamos los colores —de la misma manera que se actualizan los materiales— para mantener la vigencia de los muebles que tienen más de medio siglo. Es mucho trabajo porque nuestro catálogo es como un collage. Cada diseñador asocia a su firma unos tonos, y nosotros debemos armonizarlos. El color es esencial para que uno sienta un mueble como propio.

¿Cambiar el color es una estrategia de venta?

Con el tiempo nos saturamos de algunos tonos. Y echamos en falta otros que, cuando llegan, parecen aportar más luz.

Tradicionalmente los materiales aportaban su propio color.

Sigue sucediendo, pero el reciclaje está redefiniendo el color. En Alemania, con los envases de yogur o los botes de champú, producimos plásticos de colores inesperados. Sucede también con las tapicerías provenientes de tejidos reciclados. Con los tintes no contaminantes, el color de las telas adquiere matices, una nueva expresividad. El objetivo no es estético, pero el resultado sí.

Una de sus sillas, la Eames Plastic Chair, ya no se produce en fibra de vidrio.

Se fabrica con plásticos reciclados. Y eso altera el color. Trabajamos con diseños que, tras más de medio siglo, son y no son los mismos. Eso hace que muebles con 70 años de historia se conviertan en clásicos.

¿Qué es hoy un mueble clásico?

No se puede diseñar. Pero a veces se consigue. Un clásico queda fuera del tiempo. No habla del momento y por eso perdura. Una de las sillas de exterior que tenemos, la Landi, fue creada en los años treinta. Metálica, agujereada —para dejar pasar la lluvia y a la vez refrescar el cuerpo en verano—, parecía de otro planeta. Si piensas en los años treinta, todo lo que rodeaba a esa butaca —­la ropa, los coches…— ha envejecido estéticamente. Ella no. Un clásico parte de una idea rompedora. Puede incluso molestar. Pero no hay clásicos que se queden sin ayuda. Necesitan cambios en la tecnología con la que se fabrican o en los materiales. Dedicamos tanto tiempo a actualizar nuestro catálogo como a renovarlo.

Detrás de Nora Fehlbaum, sistema de asiento ergonómico y versátil Soft Work (2018), de Edward Barber & Jay Osgerby. Las mesas y los asientos son móviles. La mesa central es el modelo Elliptical, que Charles y Ray Eames diseñaron en 1951 y que Vitra todavía produce
Detrás de Nora Fehlbaum, sistema de asiento ergonómico y versátil Soft Work (2018), de Edward Barber & Jay Osgerby. Las mesas y los asientos son móviles. La mesa central es el modelo Elliptical, que Charles y Ray Eames diseñaron en 1951 y que Vitra todavía produceXimena y Sergio

¿Esa renovación afecta el diseño original?

Llevamos 65 años colaborando con la familia Eames. Ahora lo hacemos con su nieto y solo podemos mantener al día los diseños de sus abuelos gracias a su confianza. Tenemos una misión común que el consumidor no necesita ver. El cliente que elige un clásico sabe que si un mueble ha funcionado durante 65 años lo seguirá haciendo en el futuro.

¿Qué asegura frescura durante tanto tiempo?

El riesgo. La visión. Tratar de evitar las modas.

¿Cómo las evitan?

Somos una compañía lenta. Eso nos permite esquivar modas. Para hacer algo que proporcione un cambio se necesita tiempo. Desde la primera idea hasta que distribuimos un diseño pasan cuatro años. No nos quedamos con la primera idea: la cuestionamos, la hacemos evolucionar, la estudiamos desde la resistencia, la convivencia… Esos plazos nos alejan del ritmo de la moda.

¿Es responsable seguir produciendo sillas?

Lo he pensado muchas veces. ¿Necesitamos más productos? Hace siglos que existen las sillas y lo único que han hecho ha sido actualizarse: siguen teniendo patas, asiento y respaldo. Es el mueble más cercano al cuerpo humano. Han pasado de sentarlo a representarlo, y hablan de las prioridades del tiempo en que fueron ideadas: ¿qué materiales estaban disponibles?, ¿había una guerra y escaseaban las materias primas? Las sillas, cuando aportan algo nuevo, siguen escribiendo esa historia.

¿Cómo puede una silla representar una época y a la vez mantenerse fuera del tiempo?

Puede cuando se adelanta a su tiempo. Al final, las sillas de los Eames hablan de los años cincuenta, pero, actualizadas, nos indican lo que no debemos perder.

¿Lo mejor siempre es rompedor?

Hay ideas que solo rompen, sin proponer. Las buenas ideas rompen para mejorar. Este año hemos producido la silla Mikado, de Barber & Osgerby, que permite sobremesas muy largas sin tener que pasar al sofá porque el respaldo se adapta, moviéndose, al cuerpo del comensal. Es importante porque en muchas casas no caben sofás para hacer sobremesas.

Vitra propuso cambiar la manera de trabajar.

Veíamos que la gente ya no necesitaba un puesto fijo, sino un lugar para conectar su ordenador. Moverse en la oficina es más sano que permanecer anclado.

¿Cuál es su reto como tercera generación?

Mis abuelos iniciaron la compañía con un único objetivo: la viabilidad económica. Lo hicieron durante la posguerra y priorizaron el precio de los productos y pagar salarios dignos a los empleados. La segunda generación mejoró el producto y desarrolló una misión cultural: el Vitra Design Museum, el primer edificio de Frank Gehry en Europa nació para acoger la mayor colección de sillas mundial y ha terminado convertido en un museo independiente que habla del diseño en el mundo. Por eso, sin descuidar lo conseguido, queremos cuidar la manera como producimos y distribuimos nuestros muebles. El cuidado del medio ambiente es nuestra misión principal.

¿Qué ha cambiado?

Todo. Tenemos una lista negra de materiales: ni PVC, ni pegamentos —porque no permiten el reciclaje—. Hemos desechado los rellenos de tapicería que no son sostenibles. Decidimos que no íbamos a tener una silla, la silla, sostenible, sino que todos los productos debían serlo. Nos creemos el cambio y hemos alterado el consumo de gas por el del agua caliente de la central térmica municipal. Captamos energía solar con paneles y este año vamos a llegar a neutralizar nuestras emisiones de carbono en todo: la fábrica, el museo y las oficinas.

¿Cuánto les ha costado?

Varios años y una decisión firme. Además, nosotros hemos cambiado. La cantina solo sirve comida vegetariana. Los coches de la compañía son eléctricos, viajamos mucho menos en avión y muchos empleados llegan al campus en bicicleta. Yo recorro los siete kilómetros entre nuestras oficinas en Basilea a la fábrica en bicicleta.

¿Una empresa puede enseñar a vivir mejor?

Debe responsabilizarse de cuidar mejor el planeta. En nuestro caso, muchos empleados solicitaron mejoras para hacer su vida, y la de la fábrica, más sostenibles.

Le encargaron un jardín al paisajista Piet Oudolf.

Porque defiende el casi nulo consumo de agua.

¿Tiene jardín?

Uno pequeño que precisa muy poca agua y cuidados. Pero no tengo tiempo ni oficio para cuidarlo.

La Wiggle Side Chair es un diseño de cartón que Frank Gehry firmó en 1972.
La Wiggle Side Chair es un diseño de cartón que Frank Gehry firmó en 1972.Ximena y Sergio

Como mujer, madre y CEO de Vitra, ¿sabe delegar?

No puedes hacerlo todo, pero la mayoría de nosotros podemos hacer más de lo que hacemos.

¿Delegar es una asignatura pendiente en muchas mujeres?

Se puede hacer mucho. Yo corro y nado cada mañana en espacios abiertos. Me dedico a mí misma las primeras horas del día.

Estará oscuro.

La mayor parte del año, sí.

¿Y no le da miedo?

No. Para empezar, el atacante debería levantarse tan temprano como yo, antes de las cinco de la madrugada. Y luego tendría que correr más rápido que yo. De modo que hago deporte, compro pan, preparo a mis cuatro hijos y me voy a trabajar.

Pedaleando.

Sí. El día da mucho de sí.

Su vida parece bucólica para una CEO.

Puedes correr y madrugar allá donde estés. Me encanta descubrir las ciudades cuando amanece. Y utilizar las piscinas públicas. Se aprende mucho.

¿Qué ha llevado de su vida a su empresa?

En el Campus de Vitra hemos abierto una tienda circular. Compramos antiguos diseños —a gente que los ha heredado o ha cambiado de gusto—, los reparamos y los volvemos a vender. Ahora fabricamos pensando en cómo se van a reparar los muebles.

¿De dónde sacaron la idea?

Adquirimos la empresa finlandesa Artek, que iniciaron Alvar y Aino Aalto. Ellos abrieron una tienda para dar una segunda vida a las sillas de hospitales o escuelas que ellos mismos vendieron. Las sillas de Alvar Aalto llevan más de 90 años en producción.

¿Hay culturas más sostenibles?

Sin duda. Los finlandeses no suelen apostar por la abundancia. Eligen. Su publicidad era: “Una silla es suficiente”. Hay una conexión entre su cultura y la japonesa. Ellos priorizan, restan. Y enseñan a los demás. El medio ambiente define nuestros sentimientos, nuestra actitud y hasta nuestros pensamientos.

Montaigne decía que la presencia de los libros en una habitación te hacía pensar.

Lo comparto. La pandemia demostró hasta qué punto la organización de nuestras casas y la calidad de nuestros muebles afecta a nuestra vida. Hoy se busca un confort físico y visual por encima de una decoración.

¿Qué es una casa del siglo XXI?

El siglo XX comenzó con la modernidad, que simplificó las líneas y desnudó los muebles. Luego llegaron las propuestas orgánicas, como reacción, y luego una revisión posmoderna que buscó salvar lo mejor del pasado. Hoy creo que la circularidad, el rescate de muebles y materiales, tendrá un efecto en el aspecto de las casas. Habrá más mezcla. Y también muchas más plantas. La biofilia es clave. Las plantas, además de producir oxígeno, afectan al estado de ánimo.

¿La mezcla como estilo es el fin de las modas?

Es el triunfo de las decisiones individuales. Puede que una reacción al mundo global. Necesitamos nuestra propia mezcla de ingredientes para acomodar nuestra manera de vivir.

¿Qué es una buena casa?

La que se hace con el tiempo, a lo largo de los años. Las casas deben tener espacio para la memoria, para el cambio, para los dibujos de tu hija. Una casa es eso, no lo que queda bien en Instagram.

¿Cómo comenzó su relación con el diseño?

El responsable del diseño de Vitra era mi tío. Vitra viene de vitrina. Y mi padre se hizo cargo de la fábrica de vitrinas. Nosotros éramos cuatro y estábamos rodeados de diseño, pero la mezcla nos dio gran libertad. Uno de mis hermanos es director de cine, otro profesor, yo científica y el último es chef. Cada uno encontró su pasión. No nos marcaron con el negocio familiar.

Aun así, usted, la mayor, ha terminado al mando.

Es difícil saber si lo decidí o lo asumí. Estudié Neurociencia y Económicas. Llegué a Vitra en la crisis de 2010. Abrimos Vitra House y pasamos de 90.000 a 400.000 visitantes al año. Siento respeto y afecto por lo que hicieron mis abuelos y mi padre y mi tío. Pero fue una oportunidad llegar para cambiar algunas cosas. Al final, el cambio es una responsabilidad. No estudié diseño ni arquitectura, pero he aprendido mucho de los diseñadores con los que trabajo.

Sofá Alcove Plus Work  con escritorio incluido, ideado por Ronan  &  Erwan Bouroullec en 2021. Es un sofá-estancia  para concentrarse y trabajar con tranquilidad.
Sofá Alcove Plus Work con escritorio incluido, ideado por Ronan & Erwan Bouroullec en 2021. Es un sofá-estancia para concentrarse y trabajar con tranquilidad. Ximena y Sergio

¿Cómo elige con quién trabajar?

Nos gustan las relaciones largas con clientes, proveedores y diseñadores. Sabemos que el tiempo es esencial para ganar confianza y para detectar errores. A veces a los diseñadores no se les ocurre una solución. Necesitan tiempo. Otras, nosotros no podemos invertir, necesitamos tiempo. Y así, el tiempo decide. Y asegura la calidad. Entre personas se construye la confianza que lleva a hacer las cosas bien.

¿Eligen entonces a partir de la confianza?

Mi tío Rolf decía que los diseñadores tienen antenas que nosotros no tenemos.

¿Los diseñadores han dejado de disfrazarse de conejo para pasar a solucionar problemas?

Siempre han aportado soluciones, pero ya no basta con que decoren.

¿De dónde nacen las innovaciones?

El sofá Alcove, con respaldo muy alto como formando una estancia, nació de la necesidad de ganar intimidad en las oficinas abiertas. La oficina es un lugar para la innovación. Somos más conservadores en casa. Ahí los cambios son lentos, pero llegan. Las televisiones sustituyeron a la chimenea como centro del salón. Hoy no vemos la televisión juntos. Eso cambiará la forma de los salones. Nuestro próximo diseño trabaja esa evolución, observa qué ocurre con una sala de estar abierta a usos distintos y paralelos.

¿Qué papel tiene la sostenibilidad social en su misión como empresaria?

Aprendemos de trabajadores con inquietudes ecológicas. Nos cuentan. La mitad de nuestros directores son mujeres. Contratamos a los más talentosos y con frecuencia son mujeres. Mi abuela Erika fue un ejemplo. Las mujeres han sumado siempre a Vitra. La arquitecta Zaha Hadid, por ejemplo, hizo aquí su primer edificio. Sevil Peach cambió las oficinas. Hella Jongerius lo cuestiona todo. Las mujeres fuertes, y los hombres valientes, han estado presentes en nuestra compañía. Los necesitamos.

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