La Minervetta: el hotel en Sorrento que confirma que la vida mediterránea es la vida mejor
Marco De Luca es una de esas atípicas personas que viven en un hotel. En este caso, el hotel es suyo: se llama La Minervetta y es un pequeño alojamiento de relajados y fotogénicos ambientes con vistas al golfo de Nápoles y el Vesuvio
Modelado en la ladera de un acantilado, La Minervetta es algo más que un hotel con encanto en la Marina Grande de Sorrento. Es el proyecto personal del diseñador Marco De Luca. Sus habitaciones, zonas de estar o espacios al aire libre frente al mar Tirreno respiran un cierto aire cinematográfico. Son casi como escenas. Ambientes diseñados desde todas las perspectivas posibles, con una estructura visual muy concreta. Una fotogenia perfectamente calibrada, casi pictórica. Su propietario y diseñador, a pesar de haberse formado como escenógrafo, nunca se ha dedicado al cine, el teatro o la ópera. Sin embargo, en su manera de enfocar los espacios se percibe claramente una concepción escenográfica, que también se aprecia en otros proyectos suyos, como el restaurante Il Riccio en Capri.
Marco De Luca no es solo el propietario y el diseñador del hotel, también vive en él. “Mi abuelo era de Sorrento. Tenía un hotel llamado La Minerva en la parte más alta del acantilado. Cuando se casó con mi abuela, que era danesa, decidieron abrir un restaurante más abajo: La Minervetta. El hotel de mi abuelo ya no pertenece a mi familia, pero mi madre heredó el restaurante. Fui yo quien lo convirtió en un hotel hace 18 años. Estaba en muy mal estado, porque mi madre había cedido su gestión a personas ajenas a la familia durante muchos años. Así que transformé todo por dentro y por fuera, con la idea de que se convirtiera en un hotel, pero también en mi casa. No fue sencillo… Es más fácil diseñar para otros”, reflexiona.
La transformación fue total, pasando de ser un restaurante modesto de la época, que se había quedado bastante anticuado, a un hotel de cuatro estrellas con un diseño muy personal y colorista, colmado de ambientes de lo más chic. Su arquitectura renovada apostó por la suavidad de las formas de la cuenca mediterránea y el empleo de materiales autóctonos, incorporando una piscina y recuperando el paisaje, mediante la introducción de vegetación y toba volcánica del Vesubio donde antes había cemento.
La Minervetta tiene solo 12 habitaciones. Por sus pequeñas dimensiones y su diseño, tan cuidado y expresivo, es lo que se conoce como un hotel boutique. Sin embargo, es un calificativo que no le cuadra nada a Marco. “Una de las cosas que tenía muy claras desde el principio es que quería que todo fuera mi casa. Me gustaba la idea de que la zona de hotel y mi vivienda particular no estuvieran diferenciadas. Quería tener mis cosas por todas partes, mis objetos, mis libros… Es como mi casa de huéspedes. De hecho, lo cierro dos o tres veces al año para mis amigos”, se ríe. Los huéspedes pueden moverse libremente, utilizar la cocina, abrir la nevera, hacerse un café… Es más bien un hotel relajado para una estancia en modo slow.
Que las cosas de Marco estén por todas partes evidencia su considerable devoción por la cerámica, tanto por los objetos como por el material en sí como revestimiento. Todas las estancias tienen piezas de cerámica que ha ido adquiriendo con los años. Muchas son piezas tradicionales de la zona, otras las ha comprado en sus viajes. Contrastan con los objetos del movimiento Memphis, sobre todo diseños de Ettore Sottsass, que fue profesor suyo. “Primero estudié Escenografía en Florencia y luego Diseño en Milán en la Domus Academy. Esto fue a mediados los ochenta, en una época en la que tuve la suerte de tener a profesores muy buenos como Sottsass, pero también a Andrea Branzi, Arata Isozaki o Gaetano Pesce”, recuerda.
Además de crear espacios que difuminaran la distinción entre hotel y vivienda, otro propósito que tenía muy claro fue “construir el proyecto en torno a la cerámica”. Pero no solo por todos los objetos que decoran los espacios, sino también a través de un empleo muy específico de los revestimientos. Es precisamente el uso de los azulejos de rayas y de cuadros en zonas puntuales lo que otorga una identidad tan distintiva a La Minervetta. Si bien cumplen su función de revestir en la mayoría de los casos, Marco también los ha usado como recurso de acento, destacando o enmarcando zonas. “Gran parte de los objetos y de los azulejos son de Vietri Scotto, una empresa muy pequeña y tradicional de Vietri sul Mare, un pueblo de la costa Amalfitana muy famoso por su cerámica a una hora de Sorrento. La mayoría de los objetos decorativos de diseño local, las vajillas y todos los revestimientos son de este pequeño taller artesano”, explica Marco.
Aparte, los objetos y revestimientos cerámicos contribuyen a reforzar la paleta de color a base de blanco, azul y rojo, presente de manera transversal en todos los espacios. Nos recuerda que estamos en Campania, pues son los colores de la bandera de esta región del sur de Italia. Pero, sobre todo, que estamos en el Mediterráneo. “El color es lo primero que planteo en mis proyectos, seguramente porque estudié escenografía y también pinto”, revela Marco. “Marina Grande es un pueblo de pescadores, por lo que la paleta de color en blanco, azul y rojo de La Minervetta viene de ahí. Tiene un estilo mediterráneo y, al mismo tiempo, muy italiano”.
Preguntado sobre cómo definiría su estilo, se hace el silencio. Se queda pensando un buen rato, solo se oye a los pájaros. Cómo les cuesta a los diseñadores definirse… “El diseño italiano es muy de mezclar, muy ecléctico. Y yo me reconozco en ello”, dice finalmente. Y es que en esa capacidad que tienen para crear belleza a través de la mezcla reside la magia del diseño italiano. Es toda una virtud que, en combinación con el estilo de vida mediterráneo, hace posible que un hotel que es todo un lujo por su diseño y ubicación pueda no ser pretencioso.
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