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‘Puriteens’: jóvenes aunque sobradamente puritanos

No les gusta que sus ídolos fumen ni que salgan con parejas mayores. Aborrecen el alcohol y las drogas, y les cuesta no ver maldad en el sexo. Son los puriteens, adolescentes puritanos, y están tomando internet

Jovenes puritanos
Iván Bravo
Karelia Vázquez

Una corriente —algunos lo llaman subcultura digital— sacude internet, son los neopuritanos, jóvenes, casi adolescentes, escandalizados con todo. “Gross!” (¡Asqueroso!) es su grito de guerra para manifestar su odio al sexo, a las drogas y al alcohol, pero también a las parejas con edades diferentes o a los que salen con personas de baja estatura. Ven lascivia e hipersexualización en todas partes y son rápidos etiquetando como pedofilia cualquier interacción humana. En su conducta vigilante, y mientras no se demuestre lo contrario, todos somos depredadores sexuales.

Debaten en Twitter si ser gay es o no normal; en TikTok manifiestan su odio contra Lolita, de Vladímir Nabokov, pero también, y con la misma fuerza, contra el músico Matt Healy, exnovio de Taylor Swift, porque “la lleva por el mal camino”; o contra Jenna Ortega porque un día se dejó ver fumando. Pertenecen a la generación más expuesta de la historia al porno gratis ilimitado y, sin embargo, o quizás por eso, han hecho fuerte el hashtag #Cancelporno. Sus estándares son inflexibles.

Puriteens (contracción de las palabras puritans y teens) es como se les llama en internet. Adolescentes puritanos que padecen una especie de horror carnal y aversión al sexo y a la intimidad. Según la definición del Urban Dictionary, un puriteen es un chico joven que pide proactivamente en internet que se eliminen comportamientos que él interpreta como sexualmente sugerentes. Otras definiciones hablan de una tipología de usuario de internet muy joven al que enfada cualquier manifestación sexual por contenida y leve que sea. Se les ha visto en TikTok moralizando sobre las aberrantes diferencias de edad que, en su opinión, existen en las parejas adultas heterosexuales y en Tinder pidiendo que se prohíban los complementos BDSM en los desfiles del orgullo gay.

El estreno de The Idol, la serie de HBO dirigida por Sam Levinson y protagonizada por Lily-Rose Depp y The Weeknd, ha indignado a estos guardianes de la moral. Casi 7.000 tuits consideran que la serie es pornografía dura. El usuario @cocainecross viralizó un post donde aseguraba que el segundo capítulo era pornográfico. Lo argumentaba describiendo escenas de sexo bastante normales en las que se “hablaba sucio”. Varios usuarios pidieron entonces la cancelación inmediata e irrevocable de Levinson, le desearon que se “pudriera” en la cárcel y otros clamaron que había cometido “crímenes contra la humanidad”.

Por su vehemencia, sintaxis y vocabulario se les presupone muy jóvenes, generación Z, aunque en internet nunca se sabe. Si no lo son, al menos quieren parecerlo, pues toman prestados el léxico y los códigos de los zoomers para replicar su universo. En la batalla anti The Idol, los estudiosos del lenguaje de internet observaron que se describían las escenas de sexo utilizando el nombre de los actores en lugar del de sus personajes. No se decía “Tedros masturba con los dedos a Jocelyn”, sino “The Weeknd masturba con los dedos a Lily-Rose”. Así todo sonaba mucho más sórdido y se enervaban los ánimos neopuritanos. “Olvídense de intentar separar al artista de la obra, al parecer tampoco somos capaces de distinguir al actor de su personaje”, aseguraba un editorial de la publicación Vox Culture, y avisaba: “Hay una parte de la audiencia de internet que no entiende la diferencia entre la realidad y la ficción”.

Esta disonancia cognitiva vertebra la cultura de los neopuritanos: no entender que lo que sucede en una serie es ficción y no ocasiona un sufrimiento real. Esa confusión, acrecentada por el analfabetismo mediático, explica la regresión a posturas muy conservadoras en materia sexual. “En alguna gente muy joven hay una derechización del pensamiento provocada por la cultura de internet y los contenidos que se consumen en TikTok y Twitch”, expone Álvaro Pajares, escritor y experto en cultura digital. En su opinión, la corriente neopuritana puede ser una deriva desideologizada del movimiento woke: “Un pensamiento o una emoción surgida en dinámicas de foros y en Tumblr que generaba una lectura psicótica de la realidad. Esa estructura se ha trasladado a TikTok, por el camino ha perdido su capa académica y ha adquirido el tono autorreferencial propio de esa plataforma de microidentidades y microrrelatos”, dice el autor de Memeceno (La Caja Books). Otras teorías apuntan que los puriteens son hijos del movimiento antifandom, la audiencia que se une, se define y actúa en torno a una aversión compartida, en este caso, al sexo.

Como suele suceder en las narrativas digitales que surgen en oposición a una idea, es difícil determinar a quién va dirigido en cada momento el despectivo puriteens, un insulto que se ha convertido en el arma por excelencia de la guerra cultural entre mileniales y zoomers. El término suele ser empleado por usuarios mayores para descalificar conductas y creencias de los más jóvenes. Entre los zoomers, en cambio, la etiqueta apenas se utiliza.

Nada hace más ilusión a un milenial que fantasear con la idea de que la generación que lo desbancó de internet tiene una vida sexual nula o muy pobre, en cualquier caso, peor que la suya. Asegura José Díaz, presidente de la Asociación Española de Sexología Clínica (AESC), que la actividad sexual lleva cuatro décadas en caída libre. Da igual que unos veneren el sexo y otros lo detesten. De la recesión sexual anunciada en 2018 por la revista The Atlantic tampoco se libran los mileniales, quizás estén a salvo sus padres o sus abuelos.

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Sobre la firma

Karelia Vázquez
Escribe desde 2002 en El País Semanal, el suplemento Ideas y la secciones de Tecnología y Salud. Ganadora de una beca internacional J.S. Knigt de la Universidad de Stanford para investigar los nexos entre tecnología y filosofía y los cambios sociales que genera internet. Autora del ensayo 'Aquí sí hay brotes verdes: Españoles en Palo Alto'.

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