Neopuritanismo
La dimisión de Griveaux por la filtración de un vídeo sexual combina la esfera íntima, la tecnología y el chantaje
La dimisión del candidato a la alcaldía de París Benjamin Griveaux por la filtración de un vídeo de contenido sexual es el último episodio de un creciente fenómeno que combina una de las esferas más íntimas, la sexualidad, con el uso de las nuevas tecnologías y el chantaje. Pero las consecuencias prácticas de los casos más mediáticos —en España el más reciente es el del exentrenador del Málaga Víctor Sánchez, destituido tras la difusión de un vídeo con el que estaba siendo chantajeado— colocan también el foco en una peligrosa introducción de un puritanismo tradicionalmente poco extendido en sociedades como la francesa o la española.
Mientras no sea constitutivo de delito, cada uno es libre de mirar, grabar y enviar lo que quiera a quien estime oportuno. Es cierto que se debería ser consciente de que todos los dispositivos tienen hoy en día una cámara susceptible de ser hackeada, al igual que los contenidos que se envíen. O que una vez enviado voluntariamente el contenido ya no es posible controlar en qué otras pantallas terminará.
La proliferación de la llamada pornovenganza de la que suelen ser víctimas, principalmente, las mujeres —la difusión de imágenes de contenido sexual grabadas consentidamente durante la existencia de una relación, pero difundidas acabada esta para causar daño— es un ejemplo. Por otro lado, la gestión que cada víctima haga de la difusión ilícita de esos contenidos corresponde al ámbito personal, pero influyen múltiples factores y uno muy importante es la respuesta social, que, puede llevar a trágicas consecuencias.
Puritanismo y moral no son lo mismo. El primero invade la esfera pública con afán señalador y solo tiene éxito si encuentra acogida positiva en la sociedad. Pero si esta tiene claro que la esfera privada, dentro de la legalidad, es un ámbito de estricta libertad, no podrá ser empleado como arma para destruir carreras y vidas.
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