Dicen que funciona
Lo normal es que en los supermercados abunden las cajas rápidas porque nos agobia la idea de llegar tarde a ningún sitio, que es adonde vamos corriendo la mayoría de las veces. Si usted sólo lleva una barra de pan, no haga cola. Si le molesta esperar, conviértase en cajero de usted mismo colocando el código de barras del producto frente a este lector, etcétera. Los supermercados constituyen un buen medidor de la ansiedad ambiental, que suele ser alta, sobre todo los días de mayor afluencia (viernes y sábados). Todo, por tanto, en ellos está preparado para que usted compre mucho en el menor tiempo posible. De ahí también la velocidad con la que la fruta, en las cajas de pago, más que discurrir, vuela por la cinta transportadora.
Pero he aquí que a una gran superficie, Jumbo para más señas, se le ocurre poner una fila de cajas lentas y resulta un éxito. Ya no tiene usted necesidad alguna de correr para no llegar a ningún sitio. En esta caja podrá sacar los productos del carrito sin agobios porque nadie le presionará para que acabe cuanto antes. Más aún: se le permite charlar con la cajera un rato, puede contarle algo de sus nietos, que quizá es lo que está haciendo la compradora de la foto. Me viene a la memoria un aforismo de Mary Oliver que dice así: “Intenta vivir un día entero creyendo que nada es importante, que nada se rige por lo incognoscible, lo divino. Comprueba cómo te sientes al término de ese día”. Tal es un poco también el objetivo de las cajas lentas: el de darle a las cosas y al tiempo el valor que les corresponde. Dicen que funciona.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.