Del jabón inutilizado al jabón solidario
Una organización suiza sin ánimo de lucro recicla pastillas sobrantes en hoteles de lujo y las destina a personas necesitadas, mientras reduce residuos.
Está claro que hoy el acceso a la higiene es un factor esencial para la reinserción social. La organización suiza SapoCycle, con sede en Basilea, puso en marcha en 2014 un pionero programa de reciclaje de jabones y una red de distribución en áreas necesitadas, que tuvo en 2016 su primer reparto en Camerún y en Bielorrusia. Tras las buenas vibraciones inaugurales, ya tienen sucursal en Francia gracias al empeño de la asociación solidaria Adapei Papillons Blancs, en Alsacia. SapoCycle es una organización sin ánimo de lucro cuyo objetivo es recoger jabones desechados en hoteles europeos, reciclarlos y redistribuirlos para mejorar las condiciones sanitarias de familias y niños necesitados. El suyo es un programa humanitario que contribuye a reducir la cantidad de residuos generados por las pastillas de jabón usadas y al mismo tiempo llevar jabón a donde no hay.
Dorothée Schiesser (Basilea, 62 años), fundadora y directora del programa SapoCycle, vivía en Camerún con su marido hotelero. Allí se dio cuenta del problema de la educación sobre higiene en las escuelas. Durante una discusión, le preguntó qué hacían con los jabones apenas usados, cómo gestionaban ese despilfarro. Con la respuesta se dio cuenta de que esos residuos que iban directamente a la basura podían reciclarse. “Y como reciclar y reenvasar jabón puede hacerse de forma bastante sencilla, me pareció obvio poner en marcha el proyecto para poder dárselo gratis a personas necesitadas… La dimensión social resultó obvia y el reciclaje se lleva a cabo en talleres reservados para adultos con discapacidad, a quienes se los ayuda a tener un puesto de trabajo estable. Estas personas se convierten en responsables orgullosos de un proyecto de ayuda a personas en situaciones desfavorecidas”.
En Suiza, la reducción de residuos es una de las principales preocupaciones en la hostelería. “En SapoCycle nuestros tres pilares básicos e inseparables son el desarrollo sostenible, la solidaridad y la implicación social. Contamos con la ventaja de que el programa es fácil de difundir y de entender, ya que casi todo el mundo se ha preguntado alguna vez por el futuro de esos jaboncitos que se dejan en el hotel”, dice Dorothée, cuya mayor satisfacción es recibir opiniones y comentarios de refugiados (ucranios, sirios o afganos) y de personas sin hogar en Francia, Suiza o Madagascar que tienen así acceso a productos de higiene.
Hasta el momento se han recolectado 35.000 kilos de 308 hoteles, que han dado lugar a 230.000 pastillas de jabones reciclados en los talleres de Francia y Suiza y que, a través de una generosa red de asociaciones, han permitido ayudar a 57.600 familias. Dorothée lamenta que haya pocos programas equivalentes en otros países. “Hay algunos en Inglaterra, Estados Unidos y Asia. Nuestro objetivo es encontrar socios en otros países europeos, y en España, por supuesto, en África o en Oriente Próximo para ayudarlos a poner en marcha nuestro programa mediante un sistema de franquicia social”.
Michael Smithuis, director general del hotel Fairmont Le Montreux Palace, afirma: “Estamos orgullosos de participar en la iniciativa de SapoCycle desde 2015. Nos permite concienciar a nuestros clientes y empleados de los retos que supone reducir nuestro impacto ambiental y aumentar nuestra responsabilidad social”. Stefan Aerni, responsable de sostenibilidad en el imponente Dolder Grand de Zúrich, socios de SapoCycle desde 2017, también se muestra encantado de la colaboración: “Nos complace que SapoCycle haya desarrollado una técnica de reciclaje para jabones líquidos. Así podemos luchar activamente para combatir el despilfarro”
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