La hora de los parches cosméticos
Tan eficaces como las mascarillas pero más fotogénicos, se han instalado en las rutinas de belleza después de triunfar en las redes sociales.
Corea los puso de moda en Europa y las celebridades e influencers del otro lado del charco hicieron el resto. Pero su verdadero origen se encuentra en la industria farmacéutica, en los parches medicinales recetados para la menopausia que se comenzaron a comercializar en los años setenta. Hoy estas tiras se emplean para suministrar un amplio abanico de fármacos. Tanto los de prescripción médica como los cosméticos liberan los activos de forma controlada y constante. “Aumentan la permeabilidad de la epidermis, mejorando la penetración de los activos: entra más y más rápido”, explica Helena Rodero, conocida en redes sociales como Menina te cuida. Esta farmacéutica sostiene que al ocluir la piel con el parche se evita que pierda agua. “La cara se hincha un poquito. Te la ves más turgente y con menos arruguitas. Son perfectos para un efecto inmediato”.
Desde 1996, la empresa Directsalud se dedica a la fabricación y exportación de estos productos. Hablan de los beneficios de la iontoforesis, una tecnología que, por medio de corrientes de baja intensidad, introduce iones de sustancias activas a través de la piel. “Estos parches constan de dos capas: una exterior de tejido con células galvánicas de cobre y zinc, y una matriz adhesiva que contiene los activos y las sustancias polarizantes. El campo electromagnético creado por el parche genera un canal iónico que permite una absorción más eficiente de los activos y favorece el intercambio de oxígeno entre las células, incrementando la producción de colágeno”, asegura Montse Sanz, directora técnica de esta compañía, que también desarrolla parches de hidrogel. En ellos se trabaja con diferentes tipos de polímeros que crean una capa de gel compacto capaz de retener grandes cantidades de agua y principios activos. Como explica Diana Navarro, directora técnica de la marca Boutijour, “combinan dos formatos en uno: el suero que lo recubre y el propio parche. Si está bien trazado se irá disolviendo en contacto con la piel para continuar infundiendo principios activos una vez se haya absorbido el suero. Son muy eficaces con las bolsas y ojeras por el poder descongestivo que proporciona la frescura del propio hidrogel”. Esta especialista en cosmética dice que los parches se formulan con multitud de principios según el beneficio que se busca. “Despigmentantes para iluminar el contorno de los ojos, con activos calmantes en brotes infecciosos o de hipersensibilidad… Admiten cualquiera, siempre que la fórmula sea estable. Los que no se suelen introducir son alfahidroxiácidos o betahidroxiácidos, ya que son principios potencialmente irritativos que no conviene dejar mucho tiempo en contacto con la piel”.
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