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Bienvenidos a la avenida Paulista de São Paulo

El centro de la vida en la urbe brasileña es esta calle de más de tres kilómetros en la que conviven edificios clásicos de principios del siglo XX con rascacielos brutalistas. Detrás de sus muros se esconden museos con joyas artísticas, cafés con jardines interiores y restaurantes

Avenida Paulista de São Paulo
Paseantes y ciclistas frente al MASP, uno de los iconos culturales de la avenida Paulista de São Paulo (Brail).Eduardo Ortega (MASP)

Para entender del todo la ciudad de São Paulo es preciso recorrer la céntrica avenida Paulista y sus calles aledañas. En su cotidianidad frenética de trabajadores, paseantes y vendedores de puestos callejeros, uno se siente de verdad en una megalópolis. Sus edificios brutalistas, algunos de ellos joyas de la tradición arquitectónica modernista brasileña, nos pondrán en sintonía con la estética de la ciudad, y la diversidad de la gente con la que nos cruzaremos nos hará percibir con claridad la idiosincrasia de este gran país.

Un buen día para caminar por esta avenida de casi tres kilómetros de longitud es el domingo, cuando se convierte en una senda consagrada a peatones y ciclistas. Es recomendable comenzar el paseo en la Casa das Rosas (avenida Paulista, 37), pues nada más ver su edificio, terminado en 1935 en estilo clásico francés por el estudio de Francisco de Paula Ramos de Azevedo, se entiende lo que fue la Paulista durante las primeras décadas del siglo XX: una zona llena de palacetes y casonas que en su día poblaban quienes habían hecho su fortuna en plantaciones de café. Hoy se puede visitar el interior y pasear por su jardín de rosas.

La Casa das Rosas sirve como contraste a los rascacielos de hormigón cercanos, sedes de centros culturales como el SESC (en el número 119) o, en esa misma acera y a pocos metros, el ITAU Cultural São Paulo (número 149). El primero, además de albergar exposiciones de arte y arquitectura contemporáneos y una biblioteca, tiene una cafetería en el piso 16 donde contemplar la ciudad desde lo alto. El ITAU Cultural alberga su exposición estrella sobre la historia de Brasil en el espacio Olavo Setúbal. La muestra permanente sumerge al visitante en la historia y cultura brasileñas a través de una magnífica colección de ilustraciones botánicas, que junto con mapas, documentos históricos y otros muchos elementos suman hasta un total de 1.364 piezas.

El jardín de la Casa das Rosas en São Paulo.
El jardín de la Casa das Rosas en São Paulo.Deni Williams (Alamy / CORDON PR (Alamy / Cordon Press)

Al salir no nos olvidemos de mirar hacia arriba para contemplar, en un rascacielos cercano, el impresionante mural del artista callejero Eduardo Kobra, en el que homenajea al fallecido arquitecto brasileño Oscar Niemeyer con un retrato suyo multicolor. Aunque, sin duda, la estrella de la avenida Paulista es el MASP, pronunciado “Maspi” por los lugareños. Lina Bo Bardi, la arquitecta que lo diseñó en 1958, pretendía ante todo lograr la comunión entre estética y funcionalidad, tanto en el edificio como en el modo de exponer su colección, que incluye obras de maestros internacionales como Tintoretto, Van Gogh o Turner, y de artistas brasileños, entre los que destacan Anita Malfatti, Di Cavalcanti y Candido Portinari. Al entrar en la descomunal sala de 1.800 metros cuadrados en planta libre, sin muros ni subdivisiones, donde se muestran las obras, nos quedaremos impresionados al comprobar que los lienzos están suspendidos en medio de ese gran espacio por un sistema de vidrios y bases de hormigón, algo totalmente revolucionario según los esquemas de la museografía tradicional.

Vista de la avenida Paulista en São Paulo (Brasil).
Vista de la avenida Paulista en São Paulo (Brasil).Jetro (Alamy / Cordon Press)

Y tras la intensa experiencia, nada mejor que darse un paseo relajante por el contiguo parque Trianon, con sus altísimos árboles centenarios, y comer algo junto a los paulistas de pura cepa en la terraza de Charme da Paulista, un sencillo lanchonete (cafetería) donde sirven platos del día sabrosos y caseros, como la feijoada o los bolinhos de carne.

Mural de Oscar Niemeyer, obra del artista callejero Eduardo Kobra, en un edificio de la avenida Paulista en São Paulo.
Mural de Oscar Niemeyer, obra del artista callejero Eduardo Kobra, en un edificio de la avenida Paulista en São Paulo.WILLIAM VOLCOV (BRAZIL PHOTO / A (BRAZIL PHOTO / AFP / Contacto)

Centros culturales gratuitos

A estas alturas ya habremos caído rendidos de amor por el brutalismo, así que sabremos apreciar la belleza serena del edificio de nueve pisos en el que se encuentra el Instituto Moreira Salles (IMS), diseñado por el arquitecto brasileño Marcelo Henneberg Morettin. Este museo vertical, centrado en la fotografía, alberga un auditorio en el que se proyectan películas y se celebran conciertos, y un café con buenas vistas de la ciudad. ¿Creíamos que con el IMS se acaban los centros culturales gratuitos de la Paulista? Por supuesto que no: a pocas manzanas está el Centro Cultural FIESP, otro nombre que da fe del gusto brasileño por las siglas. El edificio, enorme y de estilo brutalista, como era de esperar, esconde salas de exposiciones, un teatro, una librería y un café con vistas a un jardín interior diseñado por el paisajista Burle Marx.

Fachada del Instituto Moreira Salles, en la avenida Paulista (São Paulo).
Fachada del Instituto Moreira Salles, en la avenida Paulista (São Paulo).Alfribeiro (GETTY IMAGES) (Getty Images)

Otra parte importante de todo viaje es hacerse con algún recuerdo. Lo más made in Brazil que muchos tendrán en mente son las idolatradas chanclas Havaianas. En el centro comercial Cidade São Paulo hay una tienda bien surtida. Además, podemos acercarnos a una de las sucursales de otra marca experta en calzado refrescante: Melissa, que crea diseños de lo más extravagantes y coloristas, y cuyo local está en el número 2.339. Si no quiere sandalias, un regalo excelente sería la colección de jaboncitos y otros productos como velas o crema corporal de la Perfumaria Phebo, fundada en 1930. A unas cuantas manzanas de distancia, en pleno barrio de Jardins, espera este negocio tradicional que presume de fragancias como el limón siciliano, las hojas de higo o el romero.

Una tienda de havaianas en São Paulo (Brasil).
Una tienda de havaianas en São Paulo (Brasil).NELSON ALMEIDA (AFP / GETTY IMAG (AFP / Getty Images)

Para hacer los primeros pinitos en portugués y animarse con algún libro, cómic o guía de conversación, la librería mejor surtida de la Paulista es la Martins Fontes (en el número 509). Su escalera de caracol permite una vista panorámica de su planta baja y nos lleva directos a su café, en el que descansar leyendo un rato. Los que necesiten cambiar de aires, pero sin abandonar la avenida, han de visitar entonces la Japan House São Paulo, un centro cultural cuyo restaurante Aizomé, a cargo de la chef Telma Shiraishi, ofrece un menú tan sutil y refinado como esperaríamos de una propuesta gastronómica nipona.

El exterior de la Japan House São Paulo, un centro cultural con el restaurante japonés Aizomé.
El exterior de la Japan House São Paulo, un centro cultural con el restaurante japonés Aizomé.Estevam Romera (JAPAN HOUSE)

Al caer la noche, se puede recorrer la Rua Augusta, donde abundan los cines que proyectan tanto estrenos como películas de archivo. A la salida de la sesión, una muy buena opción es acudir al restaurante Spot (Alameda Ministro Rocha Azevedo, 72), a dos pasos de la avenida Paulista, en un edificio diseñado por André Vainer junto a una fuente iluminada. Su clientela relajada nos pondrá de buen humor, pero también lo hará su extensa carta de recetas tanto brasileñas como internacionales. En ella no falta uno de sus platos más sorprendentes: la pasta al melón con jamón, ni tampoco postres como el pastel de chocolate y brigadeiro, un dulce tan empalagoso como suculento que apasiona a los lugareños, y, por supuesto, una página entera de cócteles con los que brindar por esta ciudad que tan bien recibe a sus visitantes.

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