La colmena humana de São Paulo
Visita a la planta 32 del edificio Copan, un símbolo diseñado por Niemeyer con 5.000 moradores
Es un símbolo de São Paulo, presume de varios récords de libro Guinness y tiene como padre a Oscar Niemeyer. Ya son atractivos suficientes para programar una visita a su terraza, pero el edificio Copan (avenida Ipiranga, 200) tiene algo más, imposible de percibir en las postales, y que merece, al menos, intuirse: su gente, su ambiente.
Sus 5.000 moradores son una comunidad que supera con creces la población de 8.000 municipios de España. Se sienten una ciudad vertical, formada, entre otros, por arquitectos, actores, pintores, periodistas, profesores, fotógrafos… Profesionales inquietos que disfrutan de la vida en el centro de la metrópoli, a pesar de su degradación e inseguridad. El blog de una de sus vecinas, periodista, refleja bien este amor de las abejas por su colmena en este descomunal edificio residencial.
El Copan, que debe su nombre a la Compañía Panamericana de Hoteles y Turismo, fue proyectado por Oscar Niemeyer en 1952. El arquitecto no siguió su construcción hasta el final por culpa de los despropósitos que se sucedieron durante los trabajos –a mitad de obra se quedó sin financiación, por ejemplo–, pero ahora recuerda el proyecto con mucho cariño.
La esencia del Copan ha ido adaptándose a los tiempos. Si cuando se inauguró en 1966 reflejaba los nuevos paradigmas de la ciudad –gigantismo, verticalidad y densidad de población–-, a partir de los 70 asumió como suya la degradación que vivió el centro de São Paulo. La luz y el agua comenzaron a fallar y sus sinuosos pasillos amarillos fueron ocupados por narcos y prostitutas. Una delizia, que dicen aquí. Ahora, como en cada esquina de São Paulo, la desigualdad también es parte del día a día. Familias enteras se hacinan en apartamentos de 30 metros cuadrados por los que pagan 480 euros mensuales, mientras lobos solitarios se pasean en bata por casas de tres dormitorios de más de 1.500 euros.
Nada de esto podrá percibirse en la visita de diez minutos que ofrece gratis la administración del edificio, pero la panorámica de 360º desde el piso 32 dejará más que satisfechas a todas las cámaras de fotos. En esta terraza encuentran inspiración los proyectos de los futuros arquitectos de la ciudad y es uno de los mejores lugares para ver de cerca los fuegos artificiales que dan la bienvenida a cada Año Nuevo. Si coincide con Manuel, el guía que lleva 12 años acompañando a los curiosos, pregúntele por el zepelín que vio en esa terraza. Estará encantado de contar la historia, con los pocos detalles que recuerda por la fuerte impresión que le dejó el artilugio.
La terraza del Copan puede visitarse de lunes a viernes a las 10,30 y a las 15,30, reservando previamente en el teléfono: (5511) 3259-5917. Solo hablan portugués.
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