Guía ‘El Viajero’ de São Paulo
Desde Vila Madalena, el barrio bohemio, a Liberdade, la colonia de japoneses más numerosa fuera de Japón, la gran megalópolis brasileña derrocha diversidad y buen rollo
LA CIUDAD
São Paulo no tiene horizonte. Cuando uno descubre que por muy alto que suba no encontrará una línea recta que marque el final de la ciudad, entiende también que nunca llegará a conocerla del todo.
Hay quien no ve el encanto de sentirse preso en una gigantesca mancha de cemento en un lugar como Brasil, pero São Paulo tiene poco que envidiar a ninguna gran metrópolis. Y, al fin y al cabo, ninguna de ellas tiene las playas de Río de Janeiro tan a tiro ni personas tan acogedoras como los brasileños.
De visita obligada es el centro de la ciudad, degradado y, relativamente, inseguro. Es un choque con la realidad, lejos de los barrios donde los paulistas han construido sus oasis blindados. Hay que pasar inadvertido y no alejarse del movimiento de las ruas, ninguna precaución que no deba tomarse en cualquier otra ciudad de Latinoamérica. Sumergirse en la calle São Bento, saturada de gente y de tiendas, incluidas las de disfraces de Carnaval, es una inmersión en el día a día de esa nueva clase media de la que tanto se habla y que, en realidad, hace malabares para llegar a fin de mes.
En ese centro de límites difusos, Liberdade agrupa la colonia de japoneses más numerosa fuera de Japón. Un barrio colorido, con mercado los domingos y donde se come el mejor lamen, probablemente, del continente. Muy cerca del barrio nipón se asoma la Catedral de Sé, un templo neogótico de cúpulas aguamarina. Impresionante y más místico por fuera que por dentro.
La Avenida Paulista es la arteria urbana principal. Centro de negocios e imán de turistas divide dos estilos de ciudad. Al sur, el barrio noble de Jardins, con sus tiendas de lujo, cafés chics, bistrós 24 horas y cierto rollo bohemio bien estudiado. Al norte, las mismas calles mudan su espíritu a uno más moderno, alternativo y desenfadado. La Rua Augusta es la clave. Un peluquero de vuelta de todo la define como “la curva del río, donde acaba todo lo que no sigue la corriente”. Para bien y para mal. Allí conviven baretos donde comer deliciosas coxinhas, prostíbulos, restaurantes bien, salas de conciertos y antros que se confunden con jugueterías. Los skaters suelen recorrerla de noche enganchados a la primera camioneta que se les cruce y varios mendigos inofensivos suelen dar charleta en las esquinas.
La ciudad requiere energía, sobre todo si se quiere gastar poco (São Paulo es la décima ciudad más cara del mundo). No es un lugar para pasear y tomarse una caña en una terraza. Sus aceras son estrechas y abruptas y las distancias enormes. El metro, limpio y en apariencia eficiente, tiene pocas líneas, el autobús puede ser un lío para el recién llegado y los viajes en taxi son caros. El tráfico mejor ni nombrarlo. Pero una combinación de todos ellos te llevará a tu destino a precio razonable. Además, los principales barrios están separados por poca distancia y no debería pagarse más de 15 euros por trayecto.
Vila Madalena es, para quien insiste en comparar esta ciudad con otras, La Latina de Madrid. Es el lugar ideal para ver un partido de fútbol –aquí está la peña del Barça-, descubrir nuevos conceptos de librerías, tomar unas cañas, comer picanha o bailar samba un martes por la noche. Lo tiene todo y se escapa de la estética de rascacielos que dibuja toda la ciudad.
El fin de semana es para recorrer dos lugares: el Minhocão, una autovía elevada, que se corta al tráfico los sábados y domingos y en la que se organizan desde raves a rutas gastronómicas, y el parque de Ibirapuera, este sí, un oasis natural. Una mancha verde en medio del asfalto. Es el lugar de los paulistas para hacer deporte y escenario de varias exposiciones bajo la omnipresente arquitectura de Nienmeyer. Aún lleno como casi siempre está -la ciudad tiene 18 millones de habitantes- es un ejemplo de la armonía y el buen rollo que caracteriza a São Paulo y su gente.
DORMIR
Hoteles
- Hotel Fasano. (www.fasano.com.br/hotelaria/hotel/1, +55 11 3896 4000, Rua Vittorio Fasano, 88). Es uno de los mejores hoteles de São Paulo, enclavado en el elegante barrio de Jardins. Acogedor, refinado y caro. El Baretto, su piano bar, es adorado por sus sesiones de jazz y sus cócteles profesionales, un rincón para integrarse con la élite de la ciudad.
- Unique (www.hotelunique.com, +55 11 30554700, Avenida Brigadeiro Luis Antonio, 4700). También en Jardins, es otra de las mejores opciones de alojamiento. Admirado por su diseño y arquitectura vanguardista es también un templo gastronómico. Déjese cuidar por el personal que le recibirá con champán y no olvide subir a su azotea.
- Radison Faria Lima (www.radisson.com/sao-paulo-hotel-sp-01453-000/brasaop, +55 11 21335960, Avenida Cidade Jardim, 625). Un hotel moderno y preparado para el visitante de negocios, pero cómodo también para el turista. Está bien situado y muy cerca de uno de los más conocidos centros comerciales de la ciudad: el shopping Iguatemí. Indispensable si uno quiere entender la obsesión de los paulistas por las compras.
- Formula 1 (http://www.hotelformule1.com/pt-br/hotel-5525-formule1-sao-paulo-jardins/index.shtml, +55 11 38864600, Av. Nove de Julho 3597). Es casi con seguridad la cadena favorita del turista de a pie. Hay varios de sus hoteles esparcidos por la ciudad, pero el de Jardins es el mejor situado y con decenas de autobuses que pasan por su puerta. Olvídelo si va en busca de un mínimo gusto decorativo, pero considérelo si quiere una opción asequible y prefiere gastar su dinero en vivir (y no dormir) los atractivos de la ciudad.
- Meliá Itaim (http://es.melia.com/hoteles/brasil/sao-paulo/melia-jardim europa/home.htm, +55 11 3957-0415, Rua Joao Cachoeira, 107). Enclavado en uno de los barrios nobles de la ciudad, Itaim, es otro de los favoritos de los hombres de negocios y turistas. Merece la pena por integrarse en la rutina de ocio de sus vecinos.
- BossHouse Bed & Breakfast (www.bosshousebb.com/en/Welcome.html, +55 11 32972816). Muy cerca de la Avenida Paulista este hotelito es la opción perfecta para estudiantes o turistas con presupuesto reducido. Es modesto, limpio y de ambiente familiar. Las habitaciones tienen wifi, cocina y baño independiente.
COMER
Restaurantes
- Restaurante y Cachaçaria Mocotó. (www.mocoto.com.br, +55 11 29513056, Avenida Nossa señora do Loreto, 1100). Está lejos, pero merece la pena. A una hora en coche de la Avenida Paulista, este restaurante de comida nordestina consigue contentar hasta al que aguarda un par horas para sentarse. Recomendaciones: dados de tapioca, carne seca, caldo mocotó, mousse de chocolate con cachaça y, sobretodo, ir entre semana.
- Boteco São Bento (www.botecosaobento.wordpress.com, +55 11 30794389, Rua Mourato Coelho 1060, en Vila Madalena). Hay varios en la ciudad pero este gana en autenticidad. Presume de cañas, ambiente y la comida es deliciosa a buen precio. Martes y sábado hay música en vivo.
- D.O.M (www.domrestaurante.com.br, +55 11 30880761, Rua Barão de Capanema, 549) Santuario del chef Alex Atala, es el cuarto mejor restaurante del mundo según la revista británica Restaurant. La Galinhada es su plato estrella.
- Dalva e Dito (www.dalvaedito.com.br, +55 11 30684444, Rua Padre João Manuel, 1.115). También del chef Alex Ataya abre su cocina cada sábado hasta las tres de la mañana. La cita es ya de lo más popular porque permite adentrarse hasta la cocina y comer la famosa galinhada por unos diez euros.
- Tordesilhas (www.tordesilhas.com, +55 11 31077444, Rua Bela Cintra, 465). En uno de los mejores barrios de São Paulo, su cocina propone un recorrido por los rincones culinarios de todo Brasil. Cuenta con varios premios que lo han convertido en una parada imprescindible en la ruta gastronómica de la metrópoli.
- Rex (www.restauranterex.com.br, +55 11 25067386, Rua da Consolação, 3193). Abierto hasta las cuatro de la mañana aquí puede comerse desde una hamburguesa hasta caviar. La decoración, en manos de varios artistas plásticos locales, es un homenaje a Baboo, el perro del chef, lo que da una idea del mimo que hay invertido en el local.
- Frutaria São Paulo (www.frutariasaopaulo.com.br, +55 11 38461124, Rua Sampaio Góis, 198). Apuesta por lo saludable y ya es uno de los lugares favoritos de los deportistas. Cerca del parque de Ibirapuera prepara zumos “terapeuticos”, ensaladas, tortillas o sándwiches.
Para picar y beber
- Galeria dos Pães (www. galeriadospaes.com.br, +55 11 30645126, Rua Estados Unidos 1645. Jardin Paulista). Sopas, dulces, salados, sanwiches, vinos… Es un rincón gourmet que nunca cierra. Ideal para acabar la noche o comenzar el día.
- Café Otávio (www.otaviocafe.com, +55 11 30740110, Avenida Brigadeiro Faria Lima, 2996) Hombres y mujeres de negocios alternan aquí durante todo la jornada. Ambiente tranquilo y trato excelente, perfecto para tomar un buen café y descubrir uno de los lugares donde se cierran los grandes tratos de la ciudad.
- Dona Teresa (+55 11 23615722, Rua Fernando de Albuquerque, 72). A dos pasos de la ecléctica Rua Augusta, es perfecto para tomar unas cervezas Originales bien frías. Jóvenes freelance de todas las profesiones nutren el ambiente moderno del local, decorado no se sabe muy bien con qué criterio. Prueba las patatas rústicas.
- Lanchonete Charme da Paulista (Avenida Paulista, 1499). Dicen que los cariocas están deseando salir de trabajar para ir a la playa, mientras que los paulistas solo piensan en tomar cañas. Pues este es el lugar que confirma el estereotipo, el punto de encuentro al salir de la oficina. Desde su terraza, a un paso del parque Trianon y del museo MASPI, puede comenzarse a entender a esta amable raza de urbanitas que da vida a la ciudad.
LA NOCHE
Cócteles
- Hotel Unique Bar Skye. (www.hotelunique.com, +55 11 3055 4700, Avenida Brigadeiro Luis Antonio, 4700) En esta azotea de un hotel en el que se recibe al huésped con champán puede disfrutarse de una de las mejores vistas de la ciudad. Lo frecuentan hombres de negocios y extranjeros, pero es parada obligatoria. La carta de cócteles es relativamente asequible y la piscina roja tiene su encanto. Es también restaurante.
- Bar Secreto (http://chez.com.br/barsecreto, Rua Álvaro Anes, 97). Exclusivo club en el que se dejó caer Madona a finales de 2008, tiene el acceso restringido a una supuesta reducida clientela, pero basta con estar atento a sus convocatorias en las redes sociales y llegar poco más tarde de la media noche.
- Bar Veloso (www.velosobra.com.br, +55 11 55720254, Rua Conceição Veloso, 56, Vila Mariana). Sirve la caipirinha más premiada de São Paulo y es un homenaje a los llamados botecos (un equivalente a nuestros bares de cañas y tapas) que tanto gustan a los locales. No te pierdas la coxinha de pollo.
- Bar Balcão (+55 11 30636091, Rua Melo Alves, 150). Lo definen como un reducto de intelectuales y, quizá por eso, los corresponsales internacionales en la ciudad organizan allí sus reuniones mensuales. La primera planta cuenta con una única y enorme barra, ideal para tomarse una primera copa y entablar conversación con el vecino.
Clubes
- Ó do Borogodó (+55 11 3814 4087, Rua Horácio Lane, 21). Un pequeño local cutre considerado uno de los mejores sitios de samba de la ciudad. La música siempre es en directo y saca bailar hasta al menos experimentado. Ambiente óptimo para salir durante la semana entre amigos. Los gringos hemos llegado hasta él, pero esa fusión con los paulistas lo hace aún más divertido.
- D.EDGE (www.d-edge.com.br, +55 11 3665 9500, Avenida Auro Soares de Moura Andrade, 141). Cultura de club, sonido e imagen. Son los atractivos del lugar casi a partes iguales. La escena electrónica de la ciudad se cultiva aquí.
- Casa 92 (http://casa92.blogspot.com.br, +55 11 3032 0371. Rua Cristóvão Gonçalves, 92, ). Aquí se viene a ligar. Se trata de una casa convertida en club con más de cinco ambientes de estilo retro y una cuidada programación musical. La entrada cuesta unos 35 euros que pueden consumirse en el interior. No es barato ni triunfan siempre con el ambiente, pero si te apetece bailar y coquetear, ese es el atractivo del lugar.
- Estudio Emme. (www.estudioemme.com.br, +55 11 30382542, Avenida Pedroso de Moraes, 1036). Es una de las baladas preferidas de los jóvenes modernos de la ciudad, una mezcla entre discoteca con escenario y tienda. Organiza sesiones muy divertidas como la Talco Bells, una noche de soul acompañada de polvos de talco para bailar como nunca lo has hecho.
- Rey Castro (www.reycastro.com.br, +55 11 3045 7399, Rua Ministro Jesuíno Cardoso, 181). Merece la pena solo por disfrutar de su banda en directo que no consigue disimular sus raíces latinas. Las parejas de bailes se intercambian durante toda la noche en un ambiente muy amigable. La primera etapa de la noche es la mejor, luego corres el riesgo de entrar en un bucle de canciones de David Bisbal. Recuerda: si no bailas eres hombre muerto.
QUÉ HACER
Arte urbano y una fiesta underground, vía Facebook
- Mercado Municipal (www.mercadomunicipal.com.br, +55 11 33133365, Rua da Cantareira, 306). Sí es un destino turístico y no es más bonito que cualquier otro mercado europeo, pero es un primer contacto con las delicatessen naturales del país. Recomendables las catas de fruta, que de buena fe te ofrecen los tenderos, y el ambiente de barrio de sus alrededores, donde los chinos te venden la mejor de sus falsificaciones.
- Arte urbano. São Paulo es el destino de muchos grafiteros locales y extranjeros. Sus calles y edificios exhiben murales que hasta el Ayuntamiento quiere conservar. Os Gemeos (www.osgemeos.com.br), que han llegado a exponer en la Tate Modern de Londres, son los reyes del arte callejero. La ruta de graffitis se extiende por toda la ciudad, incluyendo los museos, pero el centro y Vila Madalena son territorios ya conquistados por el spray.
- Pinacoteca y Museo de la Lengua Portuguesa. (www.pinacoteca.org.br y www.museudalinguaportuguesa, Praça da Luz) En el parque de la Luz, uno de los más bonitos de la ciudad, estos dos museos se disputan popularidad. La pinacoteca acoge con frecuencia exposiciones nunca vistas y el museo de la lengua portuguesa presenta la cultura brasileña a través de proyecciones e instalaciones interactivas, con la intención reconocida de huir de las exposiciones tradicionales.
- Voodohop. (www.voodoohop.com). Nadie sabe donde se celebra esta fiesta underground hasta que se convoca a través de las redes sociales, pero nunca falla. Con una política de precios democráticos, lugares de celebración bizarros y libertad casi absoluta, las sesiones Voodohop son ya un clásico de la ciudad. Tienen un toque artístico, hedonista y desenfadado y es la fiesta que mejor integra a modernos, bohemios, clásicos, gays y gringos.
- Praça por do sol (Praça Cel. Custódio Fernandes Diógernes Ribeiro de Lima, Pinheiros). Su verdadero nombre no cabe en un mensaje de texto, así que ha sido bautizada con la fórmula que mejor la define. Es una extensión de hierba en una zona alta de la ciudad, a la que, los domingos, acuden decenas de paulistas a ver la puesta de sol. Durante la escasa media hora que dura el ritual, conviven las guitarras, el agua de coco, la marihuana y los malabares. Cuando el último rayo rosa de luz se esconde tras la fila de rascacielos que finge ser el horizonte, se celebra con un aplauso que pone los pelos de punta. Un ejemplo más de cómo los brasileños celebran la vida.
Por los barrios paulistas
- Jardins. Es un barrio joven de clase acomodada, de edificios señoriales, blindados con cámaras y personal de seguridad. Puede parecer insulso, pero es de los pocos lugares donde es un gusto pasear y perderse entre sus cafés, bares, tiendas y restaurantes, de los mejores de la metrópoli.
- Vila Madalena. Es el barrio del domingueo, de las cañas por la tarde, de las cafeterías con encanto, de las charlas casuales, de la música en vivo, de las librerías, de los forofos del fútbol y de los locales de samba que empiezan el día con una feijoada pero no sabes cómo terminan. Es el barrio bohemio de casas bajas donde muchos paulistas querrían vivir.
- Itaim. Otro de los barrios residenciales preferidos de los paulistas. Su encanto está en sus restaurantes y en sus planes afterwork.
- Avenida Paulista. No es un barrio como tal, pero ejerce de frontera física y mental de varios. Es la arteria urbana principal, zona alta de la ciudad, donde solo las antenas gigantes que coronan los edificios quitan protagonismo a sus rascacielos. Hay que recorrerla de arriba a abajo para no perderse sus museos, parques, bares y comprender el ritmo y vida de los paulistas, a los que se les tacha de estar enganchados al trabajo.
- Centro. Hay quien lleva años viviendo en la ciudad y aún no ha pisado el centro. Intimida, pero es esencial para entender lo que era esta ciudad antes de convertirse en la capital económica de América Latina. Te toparás con decenas de edificios abandonados, graffitis, adictos al crack, basura y calles rotas, pero también con una arquitectura propia, míticos bares, verdes plazas y la naturalidad que le falta a los nuevos ricos que tienen miedo a su ciudad.
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