Hotel Mount Nelson, la (auténtica) ‘vie en rose’ se vive en Sudáfrica
La historia de Ciudad del Cabo no se entiende sin este pintoresco alojamiento que este año cumple 125 años. Por él han pasado desde Arthur Conan Doyle y John Lennon hasta Oprah Winfrey o Nelson Mandela, que era un habitual de su ceremonia del té
En la escena de la película Invictus en la que Nelson Mandela se entrevista por primera vez con François Pienaar, capitán de los Springboks, el presidente sudafricano dice: “Hay que reconocer que los ingleses trajeron dos cosas buenas: el rugby y la hora del té”. El ritual de la hora del té está muy arraigado a la cultura de este país, pero si hay un lugar en el que se sobrepasan los límites de esta ceremonia es en el hotel Mount Nelson de Ciudad del Cabo, una institución que este 2024 cumple 125 años.
No se puede entender el último siglo de la ciudad portuaria sudafricana sin este alojamiento, cuyo jardín ejerce de punto de encuentro de tantas familias locales y extranjeras entregadas al histórico afternoon tea que tiene lugar en el lounge. Mount Nelson cuenta con el primer sumiller de té del país, Craig Cupido, un tipo que puede estar tres horas hablando de las propiedades de 60 variedades de té y conseguir que el tiempo pase volando mientras va sirviendo muestras. Una cata secundada por creaciones de la chef pastelera Vicky Gurovich. Ya lo decía Montesquieu, el alma ama la variedad, pero presentada con orden: “Es preciso que una cosa sea lo bastante simple para ser percibida, pero tiene que ser también lo bastante variada para ser percibida con placer”. En caso de indecisión, el hotel tiene su propio té: una mezcla de Darjeeling, Kenia, Assam, Keemun, Yunnan y Ceilán, con un toque de rosa.
La historia de Nellie
El color rosa es otra de las señas de identidad de este edificio con vistas a Table Mountain (la majestuosa montaña de cima plana que domina la ciudad) y a Lion’s Head (pico de 669 metros cuya morfología se asemeja a la cabeza de un león asomado de forma dramática al mar). Conserva el esplendor de una época de héroes navales, como Lord Nelson (que le dio nombre al hotel), y de clientes que llegaban en carruajes. Este lugar, que hoy pertenece al grupo Belmond, ha sido testigo de momentos históricos. Abrió sus puertas el 6 de marzo de 1899 para acoger a huéspedes first class de los cruceros de la Union-Castle Mail Steamship Company, que conectaba Inglaterra y Sudáfrica. Fue el primer hotel de Sudáfrica en ofrecer agua corriente (caliente y fría) y se le describió como “incluso mejor que sus homólogos londinenses”. En 1899, durante la guerra sudafricana, los británicos lo usaron como cuartel general. Un joven corresponsal llamado Winston Churchill, que tecleaba crónicas en su habitación, lo definió como “un establecimiento excelente y bien equipado, que se aprecia perfectamente después de un viaje por mar”.
El arquitecto británico Herbert Baker diseñó la chimenea de ladrillo, hoy considerada monumento nacional. Baker era residente en el estudio de Dunn y Watson, arquitectos del alojamiento. En 1918, el segundo gerente Aldo Renato celebró el final de la Primera Guerra Mundial pintándolo de rosa para perpetuar la alegría. Y así quedó para siempre el Mount Nelson. Es tanta la mimesis que los expertos desarrollaron un Mount Nelson Pink definitivo, un tono tan cuqui que consiguió que a este sitio aún se le llame cariñosamente Nellie.
Cuando en 1925 lo visitó el príncipe de Gales, se bautizó a la puerta de entrada como Prince of Wales Gate y se plantaron 57 palmeras canarias que todavía jalonan el camino de subida. En 1998, Bill Clinton fue invitado por Mandela, pero su equipo exigió que se cortaran las palmeras por motivos de seguridad y la respuesta fue que se buscara otro alojamiento. Sir Arthur Conan Doyle pernoctó aquí a finales de 1928. Ocultista empedernido, cuentan que escandalizó a los clientes con sus sesiones de espiritismo. Unos meses antes de su muerte, John Lennon se alojó bajo el seudónimo de Mr. Greenwood. Al parecer, era excepcionalmente ordenado, se hacía él mismo la cama y subía a meditar a Table Mountain.
En esa onda yogui, en 1999, el Dalái Lama iluminó a sus más de 500 invitados, sentados con las piernas cruzadas en el suelo, con una enseñanza sobre Las Cuatro Nobles Verdades. La lista de celebridades devotas del hotel es muy alargada y va de miembros de la familia real británica a la presentadora Oprah Winfrey. En 1994, Mandela dio la bienvenida a los líderes del foro económico reuniéndose con ellos en el salón Sherwood.
Tenis, moda y arte
Mount Nelson forma parte de la memoria sentimental de una ciudad y vertebra su tejido urbano. Pero no se ha quedado anclado en el pasado. Con el tiempo, al edificio original se le han ido sumando las Garden Cottage Suites, las Taunton House Cottages (hasta las 198 suites de hoy), una nueva piscina, dos pistas de tenis, bares como el Planet o el Librisa Spa.
En 2022 acogió su primera edición de Confections x Collections, un encuentro anual que busca impulsar el talento africano en alta costura a través de desfiles que tienen lugar en el salón del té, mezclando lo más tradicional y británico con lo más contemporáneo y africano. En 2023, el chef internacional Liam Tomlin abrió The Red Room, una sofisticada celebración retro de la cocina panasiática, una experiencia de altos vuelos. Y así hasta 2024, cuando Mount Nelson celebra su 125º aniversario. Sobre las sinergias artísticas del hotel, Gabrielle Palmer, jefa de Comunicación y experta en arte, invita a descubrir la instalación del artista conceptual Daniel Buren Colourful Halt for Mount Nelson, que rodea la fuente del jardín, y que refuerza la alegría innata del sitio.
“El primer dueño del Pink Lady [como también se le llama] tenía una línea de cruceros que hacía la conexión Inglaterra-Sudáfrica, fue el primer hotel de lujo en el continente africano y sigue siendo una referencia, es un clásico que está en la vanguardia”, recuerda su gerente, Tiago Moraes Sarmento. Si cuando se inauguró los viajeros llegaban en barcos, hoy no hay mejor manera de hacerlo que con KLM, compañía holandesa con vinculación histórica con Sudáfrica y que realizó su primer vuelo a Ciudad del Cabo en 1938 —la aerolínea acaba de estrenar asientos World Business Class, tan perfectos que aterrizar supone un trauma—.
Sobre el peso de la historia, Moraes lo tiene claro: “El hotel ha tenido siempre un papel relevante en la ciudad, aquí venía la reina de Inglaterra en los años veinte y venía Mandela a tomar el té. Ahora la intención es conectar con el espíritu creativo africano en fotografía, moda, pintura y escultura porque queremos que el viajero viva la experiencia Nellie y la historia del país. Que cada huésped sienta que entra en casa, lo que exige cuidar de nuestros empleados y potenciar momentos personalizados”.
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