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Nelson Mandela pide a Clinton que se siente a negociar con Cuba, Irán y Libia

Bill Clinton escuchó ayer cómo el carismático presidente de Suráfrica, Nelson Mandela, no sólo subrayaba su reconocimiento y voluntad de continuar las relaciones con países como Libia, Cuba e Irán, auténticas bestias negras de la política exterior estadounidense. sino que le instaba a "convocar a sus enemigos y decirles: 'Vamos a sentarnos y hablar de paz". En conferencia de prensa junto a su invitado, Mandela rechazó además el nuevo modelo de relaciones que Clinton quiere instituir entre África y EEUU, basado en mayor medida en los intercambios comerciales y menos en las ayudas directas a los países que lo necesiten.

Durante más de un cuarto de hora, el inquilino de la Casa Blanca escuchó una declaración de Mandela en la que se manifestaba orgulloso de su amistad con Cuba, Irán y Libia y exigir a EE UU que abandone la amenaza del recurso a la fuerza y utilice más las ventajas de la negociación.El presidente surafricano recordó que había invitado a visitar su país al líder cubano Fidel Castro y al jefe del Estado Libia Muarnmar el Gaddafi. "Hago esto porque nuestra autoridad moral nos dicta que no podemos abandonar a aquellos que nos han ayudado durante los momentos más sombríos de la historia de nuestro país". Mandela agradeció a esos países sus esfuerzos en la lucha contra el régimen racista del apartheid. "Nos facilitaron tanto ecursos como instrucción para luchar y ganar y aquellos surafrianos que me han reñido por ser leal a nuestros amigos, pueden, literalmente, irse a freír espárragos" señaló, rotundo, el presidente de Suráfrica.

Luego fue cuando dijo que Estados Unidos debería "convocar a sus enemigos y decirles 'vamos a sentamos y hablar de paz"'. Y remachó: "No me cabe duda de que el papel de EE UU como líder mundial se vería así realzado".

Mandela también expresó "serias reservas" sobre la propuesta de ley lanzada por Clinton sobre crecimiento y oportunidades para Africa" y subrayó que para los africanos "no es aceptable en su estado actual". El presidente surafricano se hacía así eco de varios Gobiernos africanos que temen que la nueva política de EEUU respecto al continente se base únicamente en la apertura de los mercados al tiempo que se reducen las ayudas directas.

Cuestión de principios

El presidente norteamericano no respondió a estas críticas, lo que sí hizo luego su consejero de Seguridad Nacional, Samuel Berger, quien dijo: "Podemos entender la lealtad de Mandela [a Cuba, Irán y Libia], pero nuestra posición también está basada en principios". Con respecto a Cuba, Berger dijo que para EE UU "es un caso históricamente único" y que "hasta que no haya pasos significativos por parte del Gobierno cubano hacia una liberalización democrática, no veo mucho interés en entablar una conversación".Posteriormente ambos líderes volaron hasta la isla de Robben, situada frente a Ciudad del Cabo, donde Mandela permaneció encarcelado 18 años por su oposición al régimen racista. Mandela y Clinton pasearon por la prisión y permanecieron unos momentos en a celda donde estuvo preso el hoy presidente. Mandela regaló a Clinton una piedra de la cantera donde se vio obligado a trabajar.

Por la noche, en una cena en honor de su huésped, Mandela impuso a Clinton la más alta distinción de Suráfrica, la Orden de Buena Esperanza. El último condecorado con esta orden fue Gaddafi.

Refiriéndose a otros temas africanos, Clinton había asegurado que no pondría ninguna objeción a que el general San¡ Abacha presente su candidatura a la presidencia de Nigeria, siempre que lo haga "como un civiI".

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