24 horas en Vicenza con Andrea Palladio como protagonista
La ciudad italiana, una de las joyas del Véneto sobre todo por los geniales monumentos del arquitecto, es una escapada perfecta de una jornada desde Venecia, Padua o Verona
Vicenza es una de las joyas del Véneto, tanto por su arquitectura como por sus paisajes y el reclamo de sus especialidades gastronómicas, como el célebre bacalao a la vicentina. Su ubicación y sus reducidas dimensiones convierten a la ciudad italiana en muy apetecible para una escapada de un solo día al estar situada en la ruta del tren del norte, con Venecia, Padua y Verona a poco menos de una hora de trayecto.
La historia de Vicenza puede aprenderse mientras se recorren sus calles, donde la esencia tiene mucho toque veneciano por el viejo dominio de la Serenísima República, asimismo clave para teñir la cuadrícula de esta ciudad con construcciones protegidas por la Unesco desde 1994 a causa de la genialidad del arquitecto Andrea Palladio (1508-1580), quien sin duda dejó aquí su huella, hasta identificarse su apellido con el lugar.
10.00 De la estación a la Loggia Valmarana
La llegada a Vicenza no presenta ningún tipo de complicación para ir hasta el centro, acogiéndonos con la hermosa perspectiva de la Viale Roma, flanqueada a ambos lados por los jardines del Campo Marzio (1). Al final de la misma se alcanzan los jardines de Salvi (2), inaugurados por los patricios Valmarana en 1592 y transformados en el siglo XIX en un plácido vergel de estilo inglés, tranquilísimo del alba al crepúsculo. Al final del mismo hallamos dos logias porticadas como colofón, bien rodeadas del verde y el agua para crear una atmósfera romántica con regusto palladiano al ser erigidas por un alumno del arquitecto. Las logias, denominadas en honor a los Valmarana, han sido, según el folclore popular local, el sitio idóneo para el nacimiento de muchos amores, si bien su función indudable es la de trasladarnos a la Piazza Castello (3).
11.00 De Piazza Castello a Corso Palladio
La ciudad tiene origen romano y eso determina su morfología. Piazza Castello es el inicio del Decumanus, reconvertido en el inevitable Corso Palladio (4), alfa y omega de nuestra protagonista al concentrar tanto la mayoría de hitos monumentales como sus principales comercios.
Desde aquí es recomendable pasearla sin brújula ni prisas y perderse en sus laterales para coger el pulso al espacio y poder orientarse mejor. Muchos de los palacios renacentistas de Corso Palladio pueden visitarse con una tarjeta especial, adquirible al final de la avenida, en las taquillas del Teatro Olímpico.
12.00 El Teatro Olímpico
Muchos acuden a Vicenza por el reclamo de la Villa Rotonda, emblema ciudadano pese a estar en las afueras, no como el Teatro Olímpico (5), quizá una de las más bellas arquitecturas de toda Europa. Inaugurado en 1580, fue la última obra de Palladio y la primera en muchos sentidos al protegerse por una fortaleza medieval y estar cubierta por un tejado.
El sucesor de Palladio, Vincenzo Scamozzi, habilitó el teatro como un trampantojo increíble entonces como ahora, pura magia a disfrutar en las gradas para admirar todos los matices de la platea y deleitarse con una pequeña performance que exalta más la imaginación del visitante.
13.00 De iglesias y palacios
Si se permanece solo una jornada en Vicenza, una buena opción es afinar muy bien el tiro con relación a qué interiores visitar. Al salir del Teatro Olímpico topamos en la placita Matteotti con el Palazzo Chiericati, también de Palladio y sede de la Pinacoteca Cívica (6). Su emplazamiento realza sus cualidades y sirve de lanzadera hacia una ruta muy asequible por la proximidad de todos sus jalones. Se podría comenzar, está a menos de cien metros del teatro, por la iglesia de la Santa Corona (7), así bautizada por hospedar una espina de la corona de Cristo. Esta efeméride es más bien irrelevante en comparación con la riqueza de su patrimonio pictórico, como el altar de Bellini o La adoración de los magos de Paolo Veronese en la capilla de San José.
Después es aconsejable acceder al Palazzo Thiene (8), atribuido a Giulio Romano y con un patio extraordinario, bien opuesto a la modernidad inesperada del Duomo (9), proyectado por Palladio desde la sobriedad exterior y la luminosidad de su nave, acompasada con las capillas.
15.30 Hacia las villas
Múltiples son los palacios donde adentrarse en el Corso Palladio y sus alrededores, así como los restaurantes para comer y darse el placer de degustar uno de los postres vicentinos, como su focaccia dolce.
Tras la comida, una buena idea para desentumecerse es ir hacia las villas de las afueras de la ciudad, nada lejanas. Desde Piazza Castello se puede volver a cruzar los jardines de Salvi y, tras superar el Campo Marzio, tener a tiro de piedra la Villa Rotonda de Andrea Palladio (10). El sendero hacia la misma tiene una vertiente peatonal y otra para ciclistas. Alquilar una bicicleta para estas horas de nuestro itinerario no está de más para mirar desde otro punto de vista ese sector de Vicenza, con engañoso aspecto de periferia, pues de repente irrumpe el caminito y solo se oyen los sonidos de la naturaleza.
La Villa Rotonda casi no necesita presentación. Lo mejor es que se pueden haber visto mil fotos y haber leído mucho sobre sus peripecias y da igual, porque al pisarla adquiere otra dimensión, bien sea por el ambiente que la circunda, bien por tener una armonía sin igual. Sus cuatro fachadas constituyen una invitación a mirarlas poco a poco, hasta redondear su totalidad, de interior deslumbrante por su repertorio pictórico y su sala central circular.
A una nada de la Rotonda podemos pasear, como si estuviéramos en pleno bosque, hasta la Villa Valmarana (11), más conocida como la de los enanos por las curiosas figuras en su balaustrada lateral. El edificio es otro Palladio más en esta magnífica e interminable lista, con guinda si retornamos hacia el centro de la ciudad.
18.00 Piazza dei Signori y la Vicenza oculta
Una buena forma de rematar estas horas de sol es andar hacia su quilómetro cero. Si estás en Vicenza no puedes evitar fijar la vista en algún momento por culpa de la Torre Bissara de la Piazza dei Signori (12), epicentro ciudadano con similitudes a la veneciana San Marco por sus columnas. Erigidas entre los siglos XV y XVII, siempre quedan eclipsadas por la Basílica Palladiana, otro must adonde acercarse y reafirmarse en las virtudes de su autor entre la luz y el espacio.
La Piazza dei Signori es una de las más singulares de toda Italia. Nunca estará en un top ten normativo por cómo suelen limitarse las propuestas imprescindibles. Lo mejor en cualquier sitio es tomarlas como un punto de partida hacia otros barrios. En Vicenza una de sus partes más hermosas está detrás de su meollo. A menos de cinco minutos a pie, caracoleando por callecitas, espera el puente San Paolo (13) y unas casas curvadas al ser la supervivencia formal del antiguo anfiteatro de esta localidad con muchas propuestas más allá de lo fijado en las guías, porque su centro y su periferia jamás son distantes uno del otro.
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