Cuaderno de viaje a bordo del tren Costa Verde Express: de Ferrol a Bilbao en seis días y cinco noches
Viveiro, Luarca, Oviedo, Gijón, Llanes, las cuevas de Altamira, Santillana del Mar... las múltiples paradas a lo largo del trayecto son igual de atractivas que la experiencia de viajar sobre raíles por la costa norte española
A las diez de la mañana de un soleado día, tras atravesar la magnífica plaza del Obradoiro de Santiago de Compostela llena de peregrinos, nos adentramos en el antiguo hospital, hoy Hostal de los Reyes Católicos, para el primer encuentro. Sin ocultar un cierto nerviosismo, fruto de la curiosidad por conocer a los compañeros de viaje, nos dirigimos al salón de lectura, donde reciben las amables guías que, a partir de este momento, se ocuparán de todo. Aquí empieza la experiencia: un viaje en el tren de lujo Costa Verde Express, de Ferrol a Bilbao a lo largo de los próximos seis días y cinco noches.
El tren, hermano pequeño del prestigioso Transcantábrico, se llamó hasta 2020 Transcantábrico Clásico, cuando, para evitar confusiones, cambió su nombre por el de Costa Verde Express. El convoy cuenta con un coche cocina, un coche pub, tres coches restaurante y seis coches suite, con cuatro habitaciones cada uno con capacidad para 48 viajeros y otro coche más para la tripulación. La estética emula la de los trenes clásicos de los años veinte del pasado siglo, ya que para ello se han reutilizado vagones de la época.
Día 1: Conociendo el convoy
Tras una visita guiada por la ciudad y comida en el parador, en autobús nos dirigimos a Ferrol. A una hora de viaje espera el tren, en el que somos recibidos con una copa de bienvenida. A continuación, nos dirigimos a las suites, donde ya están los equipajes. El espacio, aunque no es muy amplio, tiene todo lo necesario para la estancia. Una cómoda cama doble, aseo, armario y cuenta con aire acondicionado e hilo musical. Además, un gran ventanal por el que contemplar el paisaje. En la suite también tenemos albornoz, zapatillas y un completo neceser. Una vez instalados, el tren inicia su andadura. La primera etapa es de unas dos horas de duración hasta Viveiro, donde se realiza una visita guiada para después regresar al tren para la cena.
En el vagón restaurante, las mesas para dos, adornadas con flores y lamparitas, invitan a la conversación. El menú de la cena consta de entrante, dos platos y postre realizado en la cocina del tren y atendiendo al mercado del día en cada zona. Torto de maíz, lomo de salmón a la Ribereña, corvina con salteado de verduras… conforman los menús que Nerea Fernández y Damián Alegre, cocineros del tren, preparan con mimo. “Se hace un pedido al principio de la semana con los productos no perecederos. La pescadería o el pan lo compramos al día, utilizamos producto local, de la zona”, cuenta Fernández. Alegre añade: “Los platos vuelven a cocina limpios, los raviolis de trufa blanca y los pescados suelen ser lo que más gusta”. Tras la cena, los viajeros se retiran a descansar, no sin antes consultar el programa para el día siguiente.
Día 2: Tras Luarca, charlas en el vagón restaurante
A las ocho de la mañana suena la campanilla que anuncia el inicio del día. Todos se reúnen en el vagón restaurante para disfrutar del variado bufé del desayuno. El tren echa a andar tras su descanso nocturno hasta el límite con Asturias. Como se convertirá en costumbre durante todo el recorrido, un autocar conducido por Aitor, nuestro chófer durante los próximos días, espera en la estación de Ribadeo para llevarnos a conocer la zona. El descanso después de comer también se convertirá en un agradable hábito, que los viajeros aprovechan para conocerse y cambiar impresiones. Rayen La Pena, jefa de expedición del Costa Verde Express, comenta: “Suelen ser personas mayores de 65 años, generalmente jubilados, parejas y mucho latinoamericano. También gente de EE UU e Inglaterra. Los motivos por los que nos eligen son distintos dependiendo de cada país. Los británicos suelen ser amantes de los trenes, en Inglaterra tienen mucha cultura ferroviaria. Los latinoamericanos son gente de nivel [adquisitivo] muy alto… los viajeros lo que más agradecen es el trato que reciben, la experiencia, los amigos que hacen y el romanticismo de viajar en tren”.
A media tarde llegamos al precioso pueblo costero de Luarca, antiguo puerto ballenero. Allí se visita uno de los cementerios más fotografiados de España, no solo porque en él está enterrado el premio Nobel Severo Ochoa, sino por su estratégica situación sobre el Cantábrico. Después, el tren sigue su ruta hacia Oviedo, uno de los trayectos más largos del recorrido que transcurre agradablemente mientras se cena. Los viajeros contemplan el paisaje a través de las amplias ventanillas y el sol se pone en el horizonte. El convoy alcanza los 70 kilómetros por hora de velocidad máxima serpenteando por los raíles de vía estrecha. La sobremesa es amenizada por una pianista en el vagón pub hasta llegar a la capital del Principado de Asturias ya de noche.
“La parte norte de España es preciosa, y esta es una forma excelente de conocer varios lugares en poco tiempo. El tren tiene una atracción, te une a un grupo de gente, estás acompañado, compartes cosas, es un modo diferente de viajar. Es más cosy”, apunta el viajero venezolano Tomás D’Apuzzo, al que acompaña su mujer. La conversación surge entre los pasajeros. Para la mayoría, este viaje forma parte de un circuito más amplio por Europa. Son personas que acumulan una gran experiencia viajera: Roberto Coindreau y Marta Raigosa, originarios de Monterrey, cuentan que tienen un grupo de amigos que se hacen llamar los Six exotic travelers con los que han ido a China, India, Inglaterra… aunque en esta ocasión viajan en familia. “Estamos disfrutando mucho, no paramos de hacerle promoción enviando fotos de los platillos, paisajes… todos nuestros amigos quisieran venir”. Priscilla Gonçalves, de São Paulo, viaja con su madre: “Me enteré del viaje por el blog de dos chicas brasileñas. Hicimos antes una parte del Camino de Santiago y después cogimos el tren. Me está sorprendiendo mucho el norte de España, la belleza de sus paisajes, la gastronomía exquisita y lo mejor es que puedes conocer muchos sitios en poco tiempo”.
Día 3: Gijón y Oviedo
De nuevo, la campanilla anuncia el comienzo del día. Hoy se inicia con una visita y almuerzo en Gijón, para después volver a Oviedo, donde se realiza un tour que incluye un recorrido por el casco histórico y la catedral. Tras visitar las dos grandes ciudades asturianas, se vuelve al tren que emprenderá su marcha hacia Llanes. El convoy se desliza suavemente por la cornisa cantábrica, la música de una experta violinista pone el punto final a este intenso día.
Día 4: Adiós Asturias, hola Cantabria
En la cuarta jornada de viaje tiene lugar una de las excursiones más esperadas: el parque nacional de los Picos de Europa y el famoso santuario de Covadonga. El autocar recoge a los pasajeros en la estación de Llanes. Durante buena parte del trayecto, el río Sella —también famoso por su centenario descenso internacional en piragua— discurre al lado de la carretera. Una vez se llega a Covadonga, patrona de Asturias, se visita la cueva y la basílica. Desde aquí Aitor, maniobrando diestramente por una angosta y sinuosa ruta de montaña, comienza la subida al lago Enol. El paisaje, sobrecogedor por su belleza, está salpicado por cabañas de pastores y cuevas donde se curan algunos de los mejores quesos asturianos. También las vacas, que en ocasiones se cruzan en el camino, hacen de este tramo un idílico entorno de montaña con los Picos de Europa como telón de fondo. Esta subida, desde Covadonga a los lagos, es conocida por muchos de los viajeros por ser la etapa más dura de la vuelta ciclista a España.
La visita culmina en Arriondas, con una exquisita comida típica en el afamado restaurante El Corral del Indianu, poseedor de una estrella Michelin.
Juan Deviselly, colombiano de 33 años, viaja con sus padres. “Mi padre se enteró por History Channel, nos cuadraba de fecha y nos apetecía la novedad del viaje en tren. Lo que más me ha gustado es la atención de todo el personal. También los lugares que conoces. Y lo bueno es que te quedan ganas de volver. Es una experiencia totalmente nueva, convivir con gente de otros países que, si uno tiene la posibilidad de hacerlo, lo recomiendo sin duda”. Y es que este no es un tren barato: para 2024 las tarifas son 9.000 euros en cabina doble en temporada alta (mayo, junio y septiembre); 7.200 euros en temporada baja (julio y octubre).
De vuelta a Llanes, el tren se dirige hacia Cabezón de La Sal, en Cantabria. En este trayecto de una hora se contempla el anochecer mientras se cena. En el vagón restaurante, las luces de las lámparas estilo art déco propician la conversación entre los viajeros, que a lo largo de estos días van ganando confianza. “Fue mi hija la que encontró este original modo de ir a Bilbao a visitar a una de mis hermanas y, aunque al principio me extrañó, estoy encantada de haber venido”, cuenta Ana María López Corto, de Vigo y de las pocas viajeras españolas.
Día 5: De Altamira a Santillana del Mar
La visita a la neocueva de Altamira es el plato fuerte del día siguiente. El impactante conjunto de pinturas rupestres sorprende al grupo que manifiesta su admiración ante las representaciones animalísticas de enorme perfección técnica. Un paseo por las empedradas calles de la cercana villa de Santillana del Mar, contemplando sus encantadoras casas blasonadas llenas de flores, sirve de preámbulo a una agradable comida en el parador.
El día termina con una visita a la ciudad de Santander y fiesta de despedida en el vagón pub. Música, baile, champán e incluso elección de miss y míster Costa Verde, a aquellos viajeros que se han hecho más populares a lo largo de estos cinco días. El ganador, David Griebes, británico de las Midlands, cuenta que él y su mujer supieron del viaje por el periódico The Telegraph: “Hemos hecho varios cruceros fluviales y también viajes en tren. El Eastern & Oriental Express de Singapur a Bangkok y el Rovos Rail en Sudáfrica. Son hoteles con ruedas, muy cómodos y el equipo es excelente, además te da tiempo a conocer muchos sitios en poco tiempo sin preocuparte del equipaje”.
Día 6: Bilbao, fin de trayecto
Suena la campanilla, y afuera espera Bilbao. Arte y gastronomía para despedir esta magnífica experiencia. En la estación modernista de la Concordia decimos adiós al Costa Verde Express, y como en toda despedida hay una melancolía inevitable.
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