Hoteles solo para adultos: ¿discriminatorios o remansos de paz sin niños?
Cada vez más alojamientos españoles se adhieren a la polémica fórmula ‘adults only’, creada en los años setenta para parejas sin niños en busca de tranquilidad
Alicia García y Víctor Sánchez forman el matrimonio malagueño sin hijos que está detrás del blog DinkyViajeros (dinky es el acrónimo para Double Income and No Kids Yet; pareja con ingresos dobles y todavía sin niños). Hace unos años probaron su primer hotel solo para adultos, en Huelva. “Buscábamos desconexión, poder tomarnos una copa junto a la piscina, con otros huéspedes, pero sin ruidos”, detalla Sánchez. El ambiente más tranquilo y relajado suele ser la principal motivación para reservar en este tipo de alojamientos, que ofrecen actividades como cenas, degustación de vinos, tratamientos de spa o entretenimiento nocturno. “La estancia es más cara, porque los huéspedes buscan más lujo, calidez y experiencias, y no les importa pagar más”, explica Pablo Díaz, profesor de Turismo de los Estudios de Economía y Empresa de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).
La cuestión es que, con la Constitución española en la mano (en concreto, su artículo 14), el sello solo adultos, o adults only, dirigido exclusivamente a mayores de 18 años, “comporta un trato desigual al colectivo de menores”, precisa Jorge Fernández, profesor colaborador de los Estudios de Derecho y Ciencia Política de la UOC, y, por lo tanto, no es legal. “Un hotel no puede discriminar por razón de la edad”, clarifica.
“En nuestro caso no es discriminatorio en absoluto”, defiende Juan Carlos Sanjuán, presidente y fundador de Casual Hoteles. Su cadena cuenta con seis hoteles en Valencia, la mayoría familiares, con habitaciones múltiples, para tres y cuatro personas. Y uno, el Casual Socarrat Valencia, especializado en el público adulto. “Somos capaces de ofrecer servicios diferenciados y satisfacer de manera adecuada a cada tipología de cliente. Se trata de sumar posibilidades y opciones, no de restringir”, insiste.
La diversificación de la oferta es el argumento de los hoteleros que se decantan por este perfil viajero. “Las últimas tendencias están yendo por la diferenciación y la segmentación, y uno de esos segmentos es el solo adultos”, precisa Jorge Marichal, presidente de la Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos (CEHAT). Dice, además, que hay construcciones que, por su propia idiosincrasia (ubicación, espacio disponible) son menos apropiadas para atender las necesidades del cliente familiar. De manera que el adults only, que ya funcionaba antes, se está incrementando en los últimos años, según observa.
Simón Roselló, propietario de la finca ganadera Hábitat Cigüeña Negra, en la que se encuentra ubicado el hotel rural homónimo, compara el solo adultos con otros segmentos, como hoteles para negocios, familiares o deportivos. “Muchos de nuestros clientes tienen hijos, pero cuando nos visitan lo hacen en pareja, porque buscan vivir momentos íntimos y relajados, sabiendo que a lo mejor el fin de semana siguiente se van a un hotel familiar a disfrutar de un ocio que nada tiene que ver con lo que buscamos los adultos”, detalla.
En sus respuestas para EL PAÍS, tanto Casual Socarrat Valencia como Hábitat Cigüeña Negra se refieren a sí mismos como establecimientos recomendados para adultos. “Es válido orientarse a estos clientes mediante la oferta de productos específicos y publicidad o mensajes disuasorios para evitar la reserva destinada a menores”, acota Díaz. Pero sin olvidar que, de facto, “no se puede prohibir la entrada de menores en hoteles adults only —aunque habría que ver con detalle los derechos de admisión que algunos negocios pueden aplicar atendiendo quizás a normativas locales o regionales—, igual que no se puede prohibir la entrada a solteros en hoteles familiares”.
“La práctica habitual no es denegar ni prohibir expresamente, sino disuadir”, remacha Fernández. Nada en ellos está pensado ni tiene el más mínimo atractivo para los niños, empezando por el marketing y la publicidad —llenos de términos como relax o escapada romántica— y siguiendo por las actividades, todas para mayores de edad; la animación, el menú infantil, las cunas o las camas supletorias son, sencillamente, inexistentes. El diseño, el ambiente y el hecho de no contar con instalaciones destinadas a familias con hijos pequeños hace que sea el público adulto, y no otro, el que elija Hábitat Cigüeña Negra “de manera natural, no forzada”, expresa Roselló. A su restaurante sí acuden familias, “porque resulta más complejo limitar el acceso”, pero no cuentan con tronas ni menús infantiles, según añade.
Pero, ¿qué ocurriría si, a pesar de todo, una familia despistada se plantase en su recepción queriendo alojarse? “Tenemos muy buena relación con otros hoteles de la zona adaptados para las familias, y les derivaríamos a ellos para que estuviesen cómodos y encontrasen un producto hecho a su medida”, señala Roselló. “Los derivaríamos a cualquiera de los otros cinco hoteles que tenemos en Valencia, que están enfocados a familias”, contesta Sanjuán. No es un “no puedes alojarte”, sino un “estarás mejor en otro sitio”.
Si se trata de una reserva por error (algo muy poco habitual; lo normal es que los menores queden descartados en el proceso, antes del pago), Díaz aconseja, primero, “negociar con el hotel para que les busque otro de igual o mayor categoría, y cercano, para solventar la situación”; si no es posible, “solicitar la devolución de la reserva”; y, como tercer paso, y “solo si la situación no se resuelve satisfactoriamente”, realizar una reclamación y posterior denuncia, con un seguimiento de la misma. Si el cliente intenta hacer la reserva en recepción y se la niegan por tratarse de menores, “habría que pasar directamente a la reclamación y posterior denuncia”.
La fórmula adults only se puso de moda durante la década de los setenta, sobre todo en grandes complejos turísticos del Caribe, para parejas estadounidenses en busca de unas vacaciones sin niños. “Era, básicamente, una luna de miel de una o dos semanas, con una experiencia de spa y wellness”, describe Díaz. A España, llegó en 2007, a la playa del Inglés, en Gran Canaria; arraigó muy bien y se suele enfocar en escapadas de pocos días o de fin de semana, sobre todo en la costa, aunque la pandemia ha hecho surgir también oferta en zonas rurales de Castilla-La Mancha o País Vasco.
Actualmente, el sello solo adultos campa a sus anchas en webs de reservas y aplicaciones de viajes, según hace notar Fernández. “Busca atraer turistas en edad madura, porque cada vez hay más y porque su posible gasto promedio es mayor”, acota Díaz. De los alrededor de 23,6 millones de turistas extranjeros que visitaron España en 2019, unos 13,3 millones tenían 45 años o más, según datos del Instituto Nacional de Estadística de España (INE).
Fernández cree que los ayuntamientos deberían controlar más este tipo de publicidad. A Víctor Sánchez, como cliente, le parece bien que exista ese perfil de establecimientos, como complemento y alternativa a los familiares, donde sabe que, sí o sí, habrá niños jugando con la pelota y monitores de camino a la minidisco. El debate está servido.
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