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Comayagua, la gran desconocida de Honduras

Esta ciudad atractiva y colonial tiene un enorme potencial turístico, pues aquí se concentra todo el sabor tropical de Centroamérica. Una joya urbanística hoy revitalizada con visitas imprescindibles como su catedral

Comayagua Honduras
Iglesia de la Merced en Comayagua (Honduras).Alamy Stock Photo

Situada en un valle fértil y rodeada de altas colinas con eternas nubes alrededor, Comayagua fue el centro político de Honduras en el siglo XIX. En ella sobrevive aún hoy la belleza inusual de su fecunda arquitectura colonial. Debido a este patrimonio, es considerada una de las maravillas del país y gracias a su nuevo aeropuerto se ha convertido en un prometedor destino turístico. En diciembre de 2021 se inauguró el Aeropuerto Internacional de Comayagua, llamado de Palmerola, puesto que el de Tegucigalpa se halla en una hondonada y se ha dejado para vuelos locales y aviones pequeños. Esto ofrece nuevas posibilidades a esta ciudad, y un futuro prometedor.

Fundada en 1537 por el capitán Alonso de Cáceres, bajo el nombre de Villa de Santa María de la Nueva Valladolid de Comayagua, la ciudad ha sido un importante centro político y religioso de Honduras y Centroamérica. En 1557 Felipe II le otorgaría el título de ciudad. Durante la época colonial española fue capital de la intendencia y provincias homónimas. Después de la independencia de Honduras se erigió como capital del estado desde 1825 hasta 1880, cuando el presidente Marco Aurelio Soto trasladó la capitalidad del país a Tegucigalpa, atraído por el negocio de las minas de oro.

A continuación, ocho motivos por los que merece la pena adentrarse en Comayagua.

Pasado colonial

El pasado colonial durante la época de Nueva España es evidente en varias de sus iglesias antiguas, destacando la impresionante catedral de Comayagua o de la Inmaculada Concepción (data de 1634), con un barroco novohispano sencillo y expresivo. A ella se suman plazas coloniales, museos… Durante un breve tiempo fue sede de la Real Audiencia de los Confines, aunque luego fue trasladada a Gracias a Dios (Lempira), en otro departamento de la actual Honduras.

La catedral de Comayagua, con uno de los relojes de torre más antiguos de América.
La catedral de Comayagua, con uno de los relojes de torre más antiguos de América. artecreativohn (Getty Images/iStockphoto)

El reloj (de engranajes) más antiguo de América

De casi un milenio de antigüedad, este reloj fue construido aproximadamente en el año 1100 y colocado inicialmente en la Alhambra de Granada. Lo donó a Comayagua en el siglo XVII el rey Felipe III, y tras varias vicisitudes, desde 1715 se encuentra en la torre de la catedral. Es con seguridad el reloj de engranajes más antiguo de América, y posiblemente del mundo, a falta de datos fehacientes sobre otros relojes semejantes. Su fascinante historia preside el Parque Central, desde donde explorar otros rincones de una ciudad con un clima tropical muy rico y agradable, incluso cuando llueve.

Herencia religiosa

En Semana Santa hay que visitar Comayagua. En esta época no pueden dejar de contemplarse las tradicionales alfombras de serrín, coloreadas. La ciudad se convierte en la capital del turismo religioso de Honduras. Las calles, trazadas de manera simétrica, al modo de los utópicos del Renacimiento, y los edificios y casas con sus aleros de madera, específicos de la región mesoamericana, conceden ese sabor colonial que va desde San Cristóbal de las Casas, en Chiapas (México), hasta León o Granada (Nicaragua), o ciudades como Quetzaltenango (Guatemala). Las viviendas poseen techos altos, para la ventilación, las paredes de adobe, los muros gruesos…

Comenzamos la ruta por la plaza de San Francisco, con su magnífica iglesia homónima (1560) y la pequeña y coqueta iglesia de la Merced (1550), uno de los templos más antiguos del país. El viajero debe caminar un poco más hasta llegar a la iglesia de San Sebastián (1580), y otras. Pero la que más destaca es la catedral, ya citada. Los retablos fueron hechos en Jaén (Andalucía), y poseen una imagen de la Inmaculada Concepción y un crucifijo esculpidos por Francisco de Ocampo.

Arquitectura civil

Una de las calles del casco antiguo de Comayagua al atardecer.
Una de las calles del casco antiguo de Comayagua al atardecer. Alamy Stock Photo

Hay multitud de palacios y casonas solariegas con dinteles y pilares excelentes que amenizan cualquier recorrido del paseante. Quizás el monumento más reconocido sea la Caxa Real (1739), o ceca, aunque sin desmerecer el Palacio Episcopal (antiguo Colegio Tridentino), de 1588, o el mismo Palacio Municipal (1888), de arcos neoclásicos, así como la dispersa arquitectura civil republicana, acorde con el devenir histórico de la ciudad.

Acueductos, aljibes y fuentes

El sistema de aljibes y fuentes de Comayagua data de la época colonial. De hecho, fue la primera ciudad de Honduras con un sistema de acueductos. Hoy se aprecian alrededor de la catedral algunas muestras arqueológicas. A menos de una cuadra —una calle— se halla el Museo Colonial de Arte Religioso, que a pesar de los incendios ofrece cumplida información de la historia de la ciudad, habida cuenta de la relevancia de la religión en la cultura hispana. A pocas cuadras espera el Museo Histórico y Cívico Casa Cabañas, que aporta un recorrido ilustrado por la historia política hondureña. Y también bastante cerca, el Museo José Santos Guardiola, recientemente inaugurado, realiza una retrospectiva por los mayores hitos de este presidente, asesinado en 1862 allí mismo, y que entre sus logros estableció la libertad de prensa, derrotó al filibusterismo e intentó regularizar las relaciones Iglesia y Estado. Guardiola pactó con Gran Bretaña un trueque, cambiando la Belice hondureña por la isla de Roatán. Pero, sin duda, el Museo Arqueológico es el más sugestivo.

Cultura lenca y maya

Una joven contemplando la plaza del juego de pelota en las ruinas mayas de Copán, las más importantes de Honduras.
Una joven contemplando la plaza del juego de pelota en las ruinas mayas de Copán, las más importantes de Honduras. Unai Huizi (Getty Images/iStockphoto)

Además, desde Comayagua se puede pivotar a varias zonas arqueológicas de extraordinario provecho para el visitante. La ciudad dista solo 15 kilómetros hasta Yarumela, también llamada el Chircal, uno de los varios sitios arqueológicos localizados en Honduras. Se trata de un enorme asentamiento de la cultura lenca (partes de Honduras y El Salvador) durante el periodo formativo medio de la historia mesoamericana, entre el año 1000 antes de Cristo y el 250 de nuestra era.

Los Naranjos o la playa de los Muertos son otros dos enclaves muy recomendables. Algo más alejado se halla Copán Ruinas, seguramente el punto más sobresaliente del sur de la región maya, que ofrece una excepcional visita y un interés de primera magnitud.

Un plato de pupusas, tortillas gruesas a base de masa de maíz o de arroz rellenas con uno o más ingredientes.
Un plato de pupusas, tortillas gruesas a base de masa de maíz o de arroz rellenas con uno o más ingredientes. Alamy Stock Photo

Deliciosa gastronomía

Hay que visitar La Alameda, a las espaldas de la catedral, donde hay muchos bares, locales y restaurantes con comida típica e internacional. Es la zona de la movida. Aparte de ahí, en el Parque Central están las ricas Pupusas Al Paso. Salvadoreños y hondureños se disputan el origen de las pupusas, tortillas gruesas a base de masa de maíz o de arroz rellenas con uno o más ingredientes. Además, no hay que dejar de probar el anafre de frijoles y queso y los tacos dorados hondureños, que son especialmente deliciosos. Y cualquier plato combinado o variado de carnes asadas con frijoles y tajadas (plátano frito).

Son recomendables el Comedor Suyapa Colonial, con comida típica con precios accesibles, o el restaurante Delicias del Carmen, con bufé y chicharrones. Delicias para el paladar. Tres pistas de alojamientos: el hotel Santa María de Comayagua, el hotel Condesa y La Posada de mi Viejo.

Una de las estelas mayas de las ruinas de Copán.
Una de las estelas mayas de las ruinas de Copán.Craig Lovell (Getty Images)

Tres voces necesarias

Por último, hay que reivindicar a tres poetas comayagüenses: Ramón Ortega (1885-1932), con su célebre poema tardomodernista Verdades amargas; Antonio José Rivas (1924-1995), y Edilberto Cardona Bulnes (1934-1991), sin duda el más notable, que necesita una recuperación urgente, y de quien extraemos estos versos de un soneto titulado Valladolid, que lógicamente se refiere a Comayagua: “Quien vele por hallarla, que no vele / en agua o luna, verja, torre o nave. / Valladolid alada sobre el ave. / Sin pájaros. Ni cielo que la vuele”. Tres voces necesarias de la poesía centroamericana contemporánea.


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