Su interés por investigar la cultura popular ha llevado a Elisa McCausland no solo a escribir sobre superheroínas del cómic —su último libro es Wonder Woman: el feminismo como superpoder (Errata Naturae, 2017)—, sino también a Londres, ciudad que adora patearse.
¿Qué esperaba de esa visita a Londres?
Como en otras ocasiones, pasear incansablemente por la ciudad. Pero además 2015 era el año del aniversario de Alicia en el país de las maravillas y la British Library organizaba una exposición especial al respecto. Fue una de las excusas para organizar el viaje.
¿Hubo alguna excusa más?
Sí: visitar los estudios de la Warner en los que se rodaron las películas de la saga Harry Potter, donde puedes pasear por algunos de los escenarios, como el gran salón de la escuela de Hogwarts, el callejón Diagon o el Ministerio de la Magia. Siempre me han gustado los parques de atracciones, la cultura del simulacro.
Imagino que saldría del andén 9 y 3/4 de la estación de King’s Cross.
En efecto, hay una reproducción de la entrada al andén 9 y tres cuartos en la estación de King’s Cross. Te puedes hacer una foto ante el cartel indicador como si atravesases la pared, pero el andén real del que sale el tren a los estudios no es ese, claro. También hay una tienda en la estación donde venden recuerdos del mundo de Harry Potter, pero nada comparado con lo que te encuentras después en los estudios de la Warner a las afueras de Londres.
Desvélenos algo sin estropearnos el final.
Una de las cosas que me resultaron más interesantes fueron los diseños de todo lo que aparece en las películas: las tipografías de los periódicos de la ficción, las pócimas, los envases de dulces… Los veías durante todo el recorrido y, como premio, al final podías comprar alguno. También hay una parte con efectos especiales espectaculares que emplean animatrónica.
Y una vez de vuelta en Londres, ¿le quedó algo por ver?
La zona de King’s Cross se está gentrificando y allí han construido la House of Illustration, un museo centrado en el arte de la ilustración. Y como siempre, hice uno de mis planes favoritos: hurgué entre los puestos de libros y cómics de segunda mano que instalan junto al río Támesis, en la orilla sur.
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