Intenso y complejo

Extremadura, la gran desconocida para el gran público, sigue deparando agradables sorpresas vitivinícolas. Que aquí se elaboran excelentes vinos es algo que Marcelino Díaz demostró hace varias décadas con su inolvidable Lar de Lares (que hoy ya no se produce). Luego vinieron Pago los Balancines, Carabal, Viña Puebla, Palacio Quemado, Puerta Palma, Marqués de Valdueza... Y se debe a Marcelino Díaz la nueva aportación extremeña, Pago de Domblasco Sueño de Facio, un tinto con tan fuerte personalidad que, al primer contacto, uno diría que se encuentra ante una zona mediterránea.

En efecto, este tinto, intenso y complejo, se beneficia de suelos calizos y pizarrosos frente a la habitual arcilla, de una altitud de 600 metros, con mayor pluviometría que la media, y un acertado juego de varietales que consigue aglutinar con pericia fruta, frescura y potencia. La bodega, ubicada en un hermoso paraje de matorral y olivos centenarios, basa su elaboración en el uso de técnicas avanzadas con sistemas tradicionales como tinajas de barro. Seis meses en roble nuevo completan el proceso. El vino posee una fuerte carga emocional y sensitiva bajo su manto de fruta negra y roja, bien madura, matizada de especias punzantes, notas de sotobosque y breña. En la boca, untuosa, manifiesta su excelente estructura con el sabroso impacto de una acidez que realza y alarga el amplio regusto frutal.