18 metros de barra
Recorrido en La Habana por locales legendarios de la época prerrevolucionaria, como el reabierto Sloppy Joe´s
La época de los rutilantes coches en una de las capitales más ricas y glamurosas de América y los viajes exprés desde Miami para probar los sabores caribeños acabó hace más de cincuenta años en La Habana, cuando triunfó la revolución castrista. Aquellos años de desenfreno se esfumaron, quedaron las grandes edificaciones y un puñado de canciones como recuerdo.
Ahora, la progresiva profesionalización del sector turístico está llevando a la recuperación de lo que la revolución desterró: lugares que recuerdan las décadas anteriores, cuando la ciudad era un paraíso turístico en el que, tal y como retrató Coppola en El Padrino II, también cabían, y bien enraizados, la Mafia y sus amigos. Hoy existen varios lugares que rememoran aquellos tiempos en la capital cubana.
Sloppy Joe´s (Zulueta 252, entre Ánimas y Virtudes; +53 7 8667157) desapareció hace cinco décadas tras ser nacionalizado, pero reabrió el año pasado. La barra de este bar inaugurado en 1917 por un emigrante español era conocida por sus interminables 18 metros, donde actores de Hollywood, jugadores de béisbol, turistas estadounidenses y gánsteres quemaban el tiempo (y sus dólares) bebiendo cócteles. Esa misma barra, hoy restaurada, sigue llamando la atención a los visitantes que se acercan por este local ubicado detrás de la calle Prado. Tal era su fama que una reseña del New York World publicada el 1 de agosto de 1923 decía: “Si has estado en La Habana y no has ido a este bar, no has visto La Habana”.
Más reciente es la inauguración de Esencia Habana (Calle B entre Línea y Calzada 153; +53 7 8363031), otro local con los mismos aires donde se proyecta sin descanso el documental La Habana de los años 50. Ubicado en una casona del barrio Vedado, este bar de luz tenue donde se sirven copas y tapas contribuye a rescatar la memoria de los años prerrevolucionarios.
Algo parecido ofrece Artedel Luxury Pent-house, también en la céntrica zona del Vedado, un alojamiento ambientado en los años cincuenta y que recrea en su estilo la época dorada de La Habana en una mezcla de muebles, iluminación y colores. Tampoco la Casa 1932 se escapa de evocar el pasado habanero, reviviendo la década de los 30 a través de un universo propio de antigüedades art déco, con gramófonos y porcelanas que recuerdan unos años en los que la Mafia comenzó a dar sus primeros pasos en la isla y Fulgencio Batista era un prometedor coronel del ejército.
En este recorrido años 50 resulta inevitable visitar locales que ya entonces eran referencia en la capital cubana y que actualmente mantienen su vigencia, como La Bodeguita del Medio o El Floridita, donde un busto de Hemingway acodado al final de la barra recuerda los tragos del escritor en este legendario bar de La Habana.
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