19 destinos que llevan a Roma
Desde luchas de gladiadores en Jordania, a una gran ruta romana, la Vía de la Plata
Hace siglos que se construyeron, pero hay ciudades de origen romano que todavía imponen: circos, teatros, foros, palacios, termas… Proponemos diez experiencias que aún nos harán exclamar eso de “Ave César” por el mundo y diez ideas para viajar a la antigua Roma sin salir de España
01 Gladiadores casi de película
JERASH (JORDANIA)
Prácticamente todos los que visitan Jordania pasan por Jerash y se quedan admirados ante los restos bien conservados de esta antigua ciudad romana en la que no faltan los monumentos clásicos: arcos de triunfo, calles amplias y plazas columnadas, teatros, baños y templos. Si en Verona puede escucharse ópera en la arena romana y en Orange música en su inmenso teatro, Jerash ofrece un espectáculo realmente auténtico: la lucha de gladiadores. A diario, el gran hipódromo, que en sus días de esplendor acogía a unos quince mil romanos exaltados, retumba hoy con los cascos de los caballos en carreras de cuadrigas, legionarios en instrucción militar y gladiadores que luchan a “muerte”.
La Roman Army and Chariot Experience se ofrece dos veces al día de sábado a jueves, y una los viernes. www.jerashchariots.com
02 Una jubilación de lujo
SPLIT (CROACIA)
Los emperadores romanos no se jubilaban en una casita de campo. Y para muestra, el lujoso palacio que Diocleciano se construyó en la costa de la actual Croacia durante los diez años previos a su abdicación, en el 305 después de Cristo. El palacio de Diocleciano es ahora un conjunto amurallado compacto, bullicioso y romántico, que ha ido añadiendo a lo largo de los siglos elementos de otros estilos dentro de la fortaleza romana original. Se pueden admirar las columnas y capiteles grandiosos del peristilo (patio de entrada) y el mausoleo abovedado de Diocleciano (ahora la catedral de San Domnius), antes de curiosear entre los salones del sótano del palacio.
La Split Card (5 euros) da acceso a varios museos y facilita descuentos en galerías, restaurantes y hoteles. www.visitsplit.com
03 Pont du Gard
NIMES (FRANCIA)
Para los romanos no había obstáculo ni inconveniente que frenara su avance ni su desarrollo en cualquier rincón del mundo. Los monumentos más grandiosos de aquella época tienen, en su mayoría, un componente funcional. Por ejemplo, los acueductos. Cuando en Colonia Nemausensis (asentamiento ubicado en torno a la actual ciudad de Nîmes) se quedaron sin agua, los administradores romanos del siglo II acometieron un ambicioso sistema de canales para canalizarla hasta la ciudad. El hito de dicho proyecto fue el Pont du Gard, compuesto por 35 arcos que se elevan unos 50 metros desde el suelo del valle. Y todo sin mortero. Algunos sillares pesan más de cinco toneladas e, increíblemente, el canal solo desciende 12 metros a lo largo de sus 50 kilómetros de recorrido.
El Pont du Gard está a 21 kilómetros al noreste de Nimes, desde donde salen autobuses diarios para su visitarlo.
04 Pasión por las aceitunas
LEPTIS MAGNA (LIBIA)
Las aceitunas se aman o se odian. Los romanos las adoraban, y Leptis Magna, en la costa de Libia, llegó a convertirse en la plaza más importante de su comercio (junto al de animales exóticos) y principal suministrador de Roma. Este emplazamiento debió ser prioritario, y aún mantiene su esplendor, con templos bien conservados, foros, teatros, un circo y los fascinantes baños de Adriano. Al pasear bajo los arcos monumentales y por las calles columnadas es fácil imaginar a un ciudadano del siglo II después de Cristo, toga en mano, camino del circo para ver a los leones disfrutar de su tentempié favorito: los cristianos. Hoy Libia pasa momentos complicados como destino turístico, pero Leptis Magna permanece ahí, a la espera de mejores tiempo para ser visitada. Pocas ciudades romanas en el mundo conservan tan bien la esencia de las antiguas colonias del sur del Mediterráneo como esta.
En el Museo Arqueológico de Leptis Magna se muestran la historia de la ciudad prerromana y sus mosaicos, relieves y estatuas.
05 Una vida de legionario
VINDOLANDA (REINO UNIDO)
La vida de un romano no eran solo orgías y ocio en el coliseo. Las legiones romanas se apostaban en zonas remotas y peligrosas del Imperio. Construido entre los años 122 y 128 después de Cristo en el actual sur de Escocia, el muro del emperador Adriano, de 80 millas romanas (unos 117 km) de recorrido, fortificadas con castillos miliarios y torrecillas, consiguió mantener alejados a los vengativos pictos, pero la vida era dura. El fuerte romano de Vindolanda, un emplazamiento impresionante excavado al sur del muro, y su museo, muestran cómo era el día a día de los soldados romanos. Además de las ruinas, bien conservadas, entre los hallazgos hay calzado de piel, armas y una invitación a una fiesta.
La visita a Vindolanda puede combinarse con un circuito por el muro y el vecino Housesteads, el fuerte romano mejor conservado del Reino Unido. www.english-heritage.org.uk
06 Templos para la eternidad
BAALBEK (LÍBANO)
Para los enamorados de la cultura clásica, Líbano debe ser un destino prioritario. Conviene estar atentos a la situación política del país y aprovechar cuando los conflictos remiten para acercarse a ver sus ciudades y templos, algunos tan impresionantes como el Templo de Júpiter de Baalbek, cuya construcción comenzó en el año 60 antes de Cristo y finalizó 120 años después: viendo sus proporciones, resulta comprensible. Es monstruosamente grande, con columnas de casi 23 metros de alto y 2,2 de ancho, y piedras cimentadoras de más de 1.000 toneladas. En Baalbek hay varios templos más: unos delicados, como el templo de Venus, y otros agraciados con techos y frisos maravillosamente decorados, como el templo de Baco. Se cree que unos diez mil esclavos trabajaron en Heliópolis, el nombre romano de la ciudad.
Para saber más sobre la historia reciente, se aconseja alojarse en el Palmyra Hotel, frente a las ruinas www.hotel-palmyra.com
07 La vida romana, tal como era
POMPEYA (ITALIA)
El 24 de agosto del año 79 después de Cristo, el Vesubio erupcionó y nubes de ceniza asfixiaron la ciudad, que quedó sepultada, con 2.000 de sus ciudadanos dentro, bajo una densa capa de fragmentos calientes de piedra pómez. Desaparecida durante 1.500 años, se redescubrió en 1594 y hoy es uno de los yacimientos romanos más conmovedores. Son especialmente curiosos los frescos subidos de tono que se han conservado bajo la piedra pómez; se recomiendan los trabajos eróticos de las Termas Suburbanas y la casa de los Vettii.
Pompeya es muy amplia: conviene adquirir una guía o una audioguía y evitar las horas más calurosas en verano.
08 Un foro en el desierto
VOLUBILIS (MARRUECOS)
Otro ejemplo de colonia romana al sur del Mediterráneo es Volubilis, la gran ciudad de Marruecos, muy cerca de la medina medieval de Mequinez y del centro de peregrinaje islámico de Mulay Idrís. Son unas ruinas bien conservadas e impactantes cuyo atractivo no reside tanto en los monumentos (aunque el foro, de 1.300 metros cuadrados, es imponente), como en la oportunidad de pasear por las calles en relativa calma, acceder a casas desnudas donde asombrarse ante intrincados mosaicos, o sentarse en lo alto de la colina e imaginar el ajetreo que hubo allí hace 1.800 años.
Lo mejor para ir a Volubilis es alquilar un Grand Taxi de ida y vuelta en Mequinez, a 33 kilómetros de distancia.
09 Integrando culturas
BUTRINT (ALBANIA)
La estrategia romana para el éxito se resume en la palabra adaptación. Butrint es un buen ejemplo de cómo Roma construía sobre otras culturas y se injertaba en ellas. El resultado es una mezcolanza fascinante, donde casas romanas, templos y un teatro se levantaron entre o sobre restos helenísticos; entremezclados con los monumentos romanos quedan reliquias bizantinas, venecianas y otomanas. La puesta de sol sobre la acrópolis, con el reflejo anaranjado en el mar sereno, es una visión casi trascendental.
Hay ferrys desde Corfú hasta Saranda, de donde salen autobuses y taxis para Butrint (ubicada a 19 kilómetros al sur).
10 Pistas para conocer la Hispania Romana
Cualquier viaje por España nos llevará hasta algún resto romano. Algunos tienen la grandeza de las grandes ciudades, como Mérida, Itálica (actualmente en Santiponce, Sevilla) o Tarragona; otras son obras aisladas, pero tan importantes que justifican por sí mismas un viaje, como el impresionante acueducto de Segovia; algunas son simples villas particulares que nos hablan del mundo cotidiano, como las de Olmedo (Palencia), Puras (Valladolid) o Carranque (Toledo). También hay calzadas y arcos de triunfo, como el de Medinacelli (Soria). Sagunto, Clunia, Baelo Claudia, Córdoba,… hay centenares de lugares que nos remontan al tiempo de los romanos sin salir de España. Estas son solo diez ideas:
01 De fiesta con los romanos en Cartagena (Murcia)
La antigua Cartago Nova es una de las grandes sorpresas (arqueológicas y turísticas) de los últimos años. Capital de los cartagineses en España, convertida más tarde en una importante ciudad romana, los vestigios de aquellos tiempos de gloria han sido hallados bajo la ciudad moderna. En las últimas décadas, los cartageneros han logrado rescatar su pasado y en el centro de la ciudad se puede visitar, por ejemplo, el impresionante teatro romano (y un interesante museo, cuyo edificio ha sido proyectado por Rafael Moneo), diversas viviendas particulares excepcionalmente conservadas, los restos del decumanus, con sus tiendas y sus casas, el templo de Augusto, el Barrio del Foro Romano y un parque arqueológico, el del Cerro del Molinete, que ocupa una buena parte del centro urbano. La visita se puede completar en el nuevo Museo de Arqueología Subacuática, junto al puerto, o visitando la ciudad durante las Fiestas de Cartagineses y Romanos, en septiembre.
02 Mérida, el gran museo (Badajoz)
Emérita Augusta fue fundada por orden, nada más y nada menos, del emperador Octavio Augusto en el año 25 antes de Cristo, para que se asentaran en ella los soldados que habían participado en la conquista del norte de la Península. El emplazamiento era excelente, con buen clima y recursos abundantes. La ciudad creció rápidamente y se convirtió en la capital de la provincia Lusitana. Hoy es un magnífico yacimiento arqueológico que nos permite meternos a fondo en la cultura romana: un teatro donde todavía se ofrecen representaciones, un anfiteatro magníficamente conservado, un templo dedicado a Diana y también, desde 1986, un estupendo Museo de Arte Romano (cuyo edificio también es de Moneo) donde comprender el paso de los romanos por nuestra historia, nuestro arte y nuestra cultura.
03 Itálica, cuna de emperadores (Sevilla)
La ciudad romana de Itálica presume de haber sido la cuna de los grandes emperadores hispanos: Adriano y Trajano. Porque fue aquí, en la actual Santiponce (Sevilla) donde nació Marco Ulpio Trajano (53-117), primer emperador oriundo de una provincia romana, y donde fue educado su sucesor, Publio Aelio Adriano (76-138), aunque había nacido en Roma. La ciudad había sido fundada casi tres siglos antes, en el 206 antes de Cristo, por el general Publio Cornelio Escipión para que se establecieran en ellas los soldados heridos en la batalla de Ilipa contra los cartagineses. Pocos enclaves arqueológicos nos pueden dar la idea de lo que debió de ser una ciudad romana de provincias como lo que hoy vemos en Itálica: un anfiteatro, el Traianeum (templo dedicado al emperador Trajano divinizado), las Termas mayores y la Palestra, el Castellum Aquae, las murallas y numerosas casas particulares, con bellísimos mosaicos, como la Casa de la Exedra, la de Neptuno, la de los Pájaros o la del Planetarium.
04 Tarragona, ciudad de Escipión
Desde esta ciudad, fundada por Cornelio Escipión, los romanos conquistarían la Península Ibérica a lo largo de 200 años. Fue uno de los centros culturales, económicos y sociales más importantes de la época y vivió su maximo esplendor en entre el siglo I y II después de Cristo, llegando a ser capital de la Hispania Citerior, la provincia más grande del imperio. Su circo (del siglo I) es uno de los mejor conservados de Europa, con capacidad para 30.000 personas, y desde la grada tallada en roca de su anfiteatro es fácil imaginar las luchas entre gladiadores. Impresionante es también el foro, donde se puede contemplar parte de basílica donde se impartía justicia, y a las afueras de la ciudad se encuentra una de las necrópolis romanas (del siglo III) más grandes. Resulta imprescindible visitar el Museo de Historia de la ciudad.
05 Romanos en la playa: Baelo Claudia (Cádiz)
Esta antigua ciudad romana, cercana a la actual Tarifa (Cádiz), nació a finales del siglo II antes de Cristo. Es un lugar sorprendente, ubicado junto a la playa de Bolonia, donde todavía se pueden distinguir las calles principales, el cardus y el decumanus, que se cruzan en el foro, donde se encontraban la curia, la basilica y otros edificios administrativos de la ciudad. El antiguo teatro aprovechaba la pendiente para la construcción de las gradas y todavía se conservan las factorías de salazón, el famoso “garum” que dio a Baelo Claudia gran renombre, así como el mercado, las termas y uno de los tres acueductos que abastecieron de agua la ciudad.
06 Romanos en Celtiberia: Segóbriga (Cuenca)
Cuando se transita por la autovía Madrid-Valencia sorprenden unas grandes indicaciones al atravesar la provincia de Cuenca: Segóbriga. Un consejo: merece la pena desviarse. Descubriremos un soprendente conjunto arqueológico, con un teatro y un anfiteatro, restos de sus murallas y sus puertas monumentales, de sus termas y de su basílica. Esta ciudad romana fue levantada sobre un antiguo castro celtibérico y es uno de los más claros ejemplos de las muchas ciudades que los romanos levantaron y administraron en el interior de la meseta.
07 El misterioso acueducto de Segovia
Es monumento más emblemático de la ciudad castellanoleonesa junto con el Alcázar y la catedral, pero no tiene nada que ver con estos. Segovia nunca fue una gran ciudad romana. Probablemente, ni siquiera un campamento importante, pero los romanos dejaron aquí una de sus construcciones más emblemáticas: esta impresionante obra de la ingeniería civil para canalizar agua desde la sierra, con 167 arcos de piedra granítica del Guadarrama ensamblados, sin argamasa, mediante un ingenioso equilibrio de fuerzas. No se sabe muy bien por qué ni por quién fue ordenado ser construido, pero todo apunta al siglo I, en la época de los Flavios. Poco a poco van apareciendo otros vestigios romanos en la ciudad, y quien sabe si dentro de unos años se podrá hablar de una Segovia Romana, más allá de su famoso acueducto.
08 Lujo romano en Palencia (La Olmeda)
En 1968, una serie de trabajos agrícolas obraron el hallazgo: unos mosaicos increibles correspondientes a una antigua villa romana del siglo I. El propietario de las tierras, Javier Cortés, invirtió tiempo y dinero en investigar aquellos restos que finalmente donó a la Diputación de Palencia. El yacimiento incluye la vivienda propiamente dicha, unos baños y tres necrópolis con más de 700 tumbas que han ayudado a investigar sobre la época. Pero lo más importante es el conjunto de mosaicos romanos, uno de los más ricos de España, y entre ellos el más espectacular, que adorna el suelo del oecus o salón central: una escena de caza, varios medallones con retratos y -en su parte central- el mito de cómo Aquiles encontró a Ulises en la isla de Esciros y le tendió una trampa para convencerle de luchar en la guerra de Troya. La Olmeda está junto a Pedrosa de la Vega, al norte de Carrión de los Condes, en Palencia, y la misma entreada a la villa se puede visitar el Museo Monográfico de la Villa Romana La Olmeda, instalado en la Iglesia de San Pedro de Saldaña.
09 Vida romana en Carranque, Toledo
Por su proximidad a Madrid, el yacimiento de Carranque es uno de los más visitados de España, a pesar de ser un emplazamiento modesto. Este parque arqueológico acoge una villa de finales del siglo IV y otros edificios relacionados con ella que se han ido descubriendo en los alrededores, como un palatium, un edificio civil decorado con mármoles traídos desde Oriente y mosaicos que ya anticipan el arte bizantino, así como un mausoleo. En la vivienda, llamada villa de Materno, se pueden descubrir hasta veinte habitaciones pavimentadas con mosaicos. El conjunto se completa con un centro de interpretación que recrea la vida a finales de la época romana en la zona.
10 Calzadas romanas a pie: la Vía de la Plata
Además de ciudades, monumentos, teatros o anfiteatros, los romanos dejaron numerosas obras públicas. Las calzadas que todavía hoy se conservan en muchos puntos de nuestra geografía son una muestra de ello. Desde hace años se puede hacer el recorrido por alguna de las carreteras más transitadas por los romanos, la Vía de la Plata, que iba desde la ciudad de Itálica (Sevilla) hasta Astorga y Gijón. Por aquí circulaba el mineral desde el norte hasta los puertos del sur. Esta vía de comunicación natural, que ya era recorrida por pueblos preromanos como los tartesos, es hoy un itinerario perfecto para hacer en coche, en bicicleta o hay incluso a pie, como alternativa al Camino de Santiago. En su recorrido se pueden visitar importantes yacimientos romanos: las ruinas de Augusta Emérita, en Mérida; el Castra Cecilia, el Castra Servilia o el Cuarto Roble en Cáceres; el Mausoleo de Nuena Buente, en Calzada de Valdunciel; las ruínas y el arco de Cáparra, en Guijo de Grandilla; las termas romanas en Baños de Montemayor; la villa romana de Torreáguila, en Montijo o las ruínas de Astúrica Augusta, en Astorga.
Más información en la guía Lonely Planet 1000 lugares únicos y en www.lonelyplanet.es
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.