Bicis gratis en Buenos Aires
El sistema de préstamo de bicis de la capital argentina tiene muchos inconvenientes y una gran ventaja: es gratuito, ahora también para los visitantes
A mediados de los años sesenta, un grupo anarquista holandés llamado Provo quiso denunciar la contaminación y la mala calidad del transporte de Ámsterdam dejando a disposición de los ciudadanos cientos de bicicletas blancas para que fueran usadas libremente por quien quisiera. Como protesta y 'happening', la acción fue un éxito dado que aún hoy se la recuerda, pero como experimento de ingeniería urbana fue un fracaso: las bicicletas no produjeron ninguna alteración en la circulación por la ciudad y en pocas semanas la mayor parte habían sido robadas o destruidas.Tuvieron que pasar más de 30 años para que la ciudadanía asimilara la noción verdaderamente revolucionaria de la bicicleta como un transporte público. Portland fue la primera ciudad que logró una experiencia exitosa al crear un sistema de prestamos de bicicleta aceptado y sostenido por la ciudadanía. Luego siguieron Copenhague, París, Barcelona... En la actualidad hay varios centenares de ciudades europeas y norteamericanas que disponen de un plan semejante. En 2010, Buenos Aires se puso a tono: la ciudad creó Mejor en bici, un sistema prestamo de bicicletas que tiene muchas desventajas comparados con sus pares europeos (no está automatizado, tiene horarios limitados, no funciona en días festivos) y también una enorme ventaja: es gratuito.
Aquí, y en todos lados, se trata de poner en marcha una forma alternativa de movilidad que descongestiona el tránsito, no contamina y ofrece claros beneficios para la salud. ¿Cómo reaccionaron los porteños? Con bronca. Los no ciclistas se quejaban porque no sentían que fueran los receptores de un beneficio inmediato. Se escuchó que las bicisendas obturan la circulación de los autos o que el gasto que implica la red de bicicletas es absurdo ante otros problemas más urgentes. Lentamente, a medida que más gente se sube a una bicicleta, esta mentalidad va modificándose, aunque todavía hay confrontaciones cotidianas entre los ciclistas y los conductores.
Todo lo anterior quiere ser una advertencia a los visitantes de la ciudad ya que desde este año, también los turistas pueden usar el sistema de prestamos de bicicletas de modo gratuito. En principio estaba reservado a argentinos o extranjeros residentes en la ciudad pero, tras un amago de privatización, se avanzó en la dirección opuesta: el sistema se amplió y se abrió a todos, sin restricción alguna.
Rebautizado Ecobici, su funcionamiento para visitantes es simple: basta buscar cualquiera de las estaciones de prestamo (aquí, http://ecobici.buenosaires.gob.ar, hay un mapa interactivo con todas ellas), presentar original y fotocopia de pasaporte, registrar los datos personales que deben incluir dirección local (puede ser un hotel) y un teléfono de contacto (idem), firmar una declaración jurada, ser fotografiado, elegir número de PIN para usar el sistema en el futuro e inmediatamente se puede retirar una bicicleta por un plazo máximo de una hora. Al concluir este tiempo se puede devolver la bici o renovar el uso. Las bicis se pueden retirar en cualquier estación y devolver o renovar en cualquier otra. El sistema funciona de lunes a viernes de 8 a 20 horas y los sábados de 9 a 15.
La bicicleta que se entrega (con casco y cadena) es una playera robusta y sin lujos pero que suele andar muy bien. En cada estación se puede retirar (también gratis) un mapa de las bicisendas por las que es posible llegar a casi todos los puntos de interés de la ciudad. No es aconsejable abandonar las bicisendas, e incluso en ellas hay que tener cuidado. Que sean "exclusivas para ciclistas" no desalienta a los peatones, paseadores de perros, corredores o mensajeros en moto. La única razón por la que no las atraviesan también los autos es que están aisladas del carril de coches por una barrera de cemento de 20 centimetros de altura.
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