13 fotosCAMBIO CLIMÁTICOUn muro de vegetación al sur del SáharaEl proyecto de la Gran Muralla Verde aspira a capturar 250 toneladas de carbono y crear 10 millones de empleos derivados de la plantación de huertos, forrajes, árboles y reservas naturalesMarta Moreiras24 nov 2021 - 08:08CETWhatsappFacebookTwitterLinkedinCopiar enlaceEl proyecto de la Gran Muralla Verde aspira a unir 11 países en un corredor vegetal de 8.000 kilómetros, desde Senegal a Yibuti a través del Sahel, al sur del Sáhara y es conocido como “el muro que une en lugar de separar”. En la imagen, el abrevadero principal de Widou, en el norte de Senegal, durante la estación seca. Cuando no hay agua en el pozo, el ganado debe recorrer 30 kilómetros bajo el sol hasta el siguiente punto de abastecimiento.MARTA MOREIRASEl proyecto de la Gran Muralla Verde fue lanzado en 2007 por la Unión Africana con el objetivo de enfrentarse a las dinámicas de la acción humana y del planeta para luchar contra la degradación del suelo, la desertificación y el impacto del cambio climático en el Sahel, donde la temperatura de la tierra aumenta a un ritmo 1,5 veces más rápido que la media mundial mientras que el continente apenas genera el 4% del dióxido de carbono global. En la imagen, un vivero en Widou para reforestar la zona de Ferlo, al norte de Senegal.MARTA MOREIRASHasta 2020 se han restaurado en la zona específica de intervención unos cuatro millones de hectáreas de los 100 millones previstos para 2030, según los últimos estudios de la Agencia de la ONU contra la Desertificación. En el Sahel, las sequías, las lluvias erráticas o las talas erosionan el suelo, desajustan las siembras, provocan subidas de precios, malnutrición y agudizan las migraciones y los conflictos en una región salpicada de violencia, intervenciones extranjeras y estados frágiles. En la imagen, habitantes de Widou revisan plantones de acacia senegal, de 'balanites aegyptiaca' y otras especies que ofrecen gran resistencia a las altas temperaturas y la escasez de agua que predomina durante más de nueve meses.MARTA MOREIRASDespués de casi 15 años desde que comenzó el proyecto, la cumbre de Glasgow ha vuelto a poner el foco en la Gran Muralla Verde, que también aspira a capturar 250 millones de toneladas de carbono y a generar 10 millones de empleos derivados de la creación de huertos, forrajes, árboles y reservas naturales. Los proyectos también están diseñados para mejorar la nutrición y la salud de la población. En la imagen, dos chicos acuden al abrevadero de Widou para dar de beber a su ganado.MARTA MOREIRASEn un encuentro celebrado en la COP26, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, prometió reforzar las ayudas europeas para la muralla, que son de 700 millones de euros anuales; el presidente francés, Emmanuel Macron, anunció que los 17 millones de euros que su Gobierno, junto al Banco Mundial y otros donantes han inyectado este año, ya se están ejecutando a través de la creación de un acelerador para la gestión financiera; y la organización Earth Bezos Fund prometió unos 870 tanto para este proyecto como para otros de restauración del paisaje en África. En la imagen, casas hechas de adobe emergen entre la arena y la vegetación por la zona del Ferlo. MARTA MOREIRASEl Banco Africano de Desarrollo destinará 5,6 a la promoción de la energía renovable en la región para evitar la tala de árboles. Y un reciente estudio publicado por la revista 'Nature Sustainability' concluye que por cada dólar (0,88 euros) invertido en detener la degradación de la tierra en el proyecto los inversores pueden obtener un rendimiento promedio de 1,2 dólares, con resultados que van desde 1,1 hasta 4,4. Son datos que pueden alentar a inversores y Gobiernos, como los informes que confirman el reverdecimiento de la región africana tras las graves sequías vividas entre 1968 y 1993. En la imagen, un hombre cuida una plantación que incluye árboles frutales, en Widou.MARTA MOREIRAS“Esperamos que se genere un modelo de vida estable y que se pueda diversificar la actividad con tiendas, con turismo, con profesionales que trabajen las placas solares, con estimulación intelectual, con intercambios de europeos que vengan a formarse aquí, con bioconstrucción”, propone Karine Fakhoury, directora de ecoaldeas y áreas verdes de la Agencia Senegalesa para la Reforestación y la Gran Muralla Verde (ASERGMV). En la imagen, el mercado de Widou, donde las mujeres comercian con frutas, verduras, telas, ropa y otros productos básicos como arroz, cacahuetes o azúcar. MARTA MOREIRAS“El éxito está en concienciar a la población de la importancia del medio ambiente, que mejora la calidad de vida, genera empleo y contribuye a la alimentación”, explica el sociólogo Abdou Ka, implicado en la Gran Muralla Verde desde 2009. En la imagen, un pozo de 280 metros de profundidad en Widou que funciona con bombas de agua, y en ocasiones está seco. Abastece a 5.000 habitantes y a unas 15.000 cabezas de ganado.MARTA MOREIRASKa es testigo de la evolución de la muralla, y aunque reconoce que podría haber avanzado más rápido y mejor a pesar de complicaciones estructurales como el acceso al agua o la electricidad o la dificultad para mantener de forma independiente las iniciativas, valora lo conseguido. “Es una oportunidad muy buena para la liberación de las mujeres. Participan en la producción de alimentos, venden en el mercado y pueden gestionar sus beneficios”, resalta el sociólogo. En la imagen, la mujer de etnia peul Codé Sow vende parte de la producción del huerto que cultiva en Widou. “Lo que gano en el mercado con la venta de fruta y verdura lo invierto en comida, ropa y medicamentos para la familia. No sobra nada, tampoco nos falta, aunque la vida es cada vez más difícil. Trabajamos duro para sobrevivir”, asegura.MARTA MOREIRASEl sociólogo Abdou Ka considera también que más allá de la reforestación o restauración de la tierra, la formación en sí es un éxito. “No solo en los contenidos que se aprenden, también en las capacidades que se adquieren, por ejemplo, de expresión oral”, señala. En la imagen, el profesor Mamadou Salif Diallo (en el centro) muestra el huerto que los alumnos han plantado en el recinto de la escuela, en Widou. “Les enseñamos a plantarlo y cuidarlo porque es una tarea imprescindible que va a garantizar su futuro y su supervivencia”, señala. “La educación ambiental es claramente una de las herramientas más poderosas para un futuro más verde en el Sahel”, agrega la bióloga Deborah Goffner, impulsora de los huertos en los centros escolares. MARTA MOREIRASÁfrica occidental experimentó fuertes sequías entre 1968 y 1993 y la zona del Sahel quedó gravemente afectada aunque los últimos estudios apuntan a un reverdecimiento en algunas zonas de la región africana. “Recuerdo el manto verde que cubría todo este territorio. Los años van pasando y el suelo no se recupera, sin agua es difícil que todo vuelva a ser como antes. Cada año llueve menos y el calor aprieta más fuerte. Yo ya no lo veré, pero tengo la esperanza de que mis hijos puedan volver a ver el Ferlo como yo lo conocí”, reflexiona Belal Sow, el patriarca de la familia, desde su casa en Ngolko, una aldea a varios kilómetros de Widou.MARTA MOREIRASEn la imagen, el pastor Sadibou Sow llama a su hermano para comprobar si hay agua en otros pozos de la zona ante la falta del recurso a su paso. “Estoy desesperado, mis vacas se mueren de sed, cada año ocurre lo mismo, no hay agua en ningún lado, no sé qué hacer. Mi ganado lo es todo para mí”.MARTA MOREIRASLa ONU estima que para restaurar los 100.000 millones de hectáreas previstas para la Gran Muralla Verde en 2030 se necesitarían unos 38.000 millones de euros. En la imagen, una vista panorámica de la localidad Widou Thiengoly. MARTA MOREIRAS