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Las vidas en pausa de los vecinos del volcán El pasado 22 de mayo, el Nyiragongo, en la República Democrática de Congo, entró en erupción después de décadas dormido, provocando medio millón de desplazados y daño en numerosas infraestructuras. Una catástrofe que se une al drama del conflicto que asola al país africano Vista del cráter del Nyiragongo, uno de los volcanes más activos del mundo, antes de su última erupción. En 2002, durante la penúltima, la lava arrasó hasta una quinta parte de la ciudad de Goma, destrozando las casas de más de 120.000 personas y matando a 250 personas. Pablo Moraga La erupción del pasado 22 de mayo se detuvo poco antes de que la lava llegase a una de las zonas más pobladas de la ciudad Goma (con 700.000 habitantes). Aun así, destrozó varios centenares de casas. La lava del Nyiragongo es especialmente fluida debido a su composición geológica, lo que le permite avanzar con mucha rapidez. Clarice Butsapu Según las agencias de las Naciones Unidas, cerca de 416.000 abandonaron sus hogares temporalmente debido a la actividad volcánica de las últimas semanas. Raïssa Karama Rwizibuka En la ciudad de Bukavu, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) ha habilitado, mano a mano con las autoridades locales, un campamento para recibir a miles de personas desplazadas por el Nyiragongo. Raïssa Karama Rwizibuka El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) ha advertido de la necesidad de prestar mucha atención a la salud de los niños desplazados, pues son más vulnerables a padecer problemas de nutrición y otros riesgos para la salud. Raïssa Karama Rwizibuka Debido a las condiciones de hacinamiento de los campamentos para las personas desplazadas, organizaciones como Médicos Sin Fronteras han expresado su preocupación por la proliferación de uno o varios brotes de cólera. Hasta el momento, según la Fundación AVSI, se han detectado 40 casos de esa enfermedad. Raïssa Karama Rwizibuka En la ciudad de Bukavu, decenas de activistas consiguieron donaciones de alimentos y otros productos básicos para repartir entre las personas desplazadas. Según el portavoz de la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), Jens Laerke, “esta crisis está ocurriendo en un contexto bastante difícil. En la región ya existían grandes necesidades. Hasta el 33% de la población del Kivu Norte padece de inseguridad alimentaria grave. Además, el 44% de los cinco millones de desplazados internos de la República Democrática del Congo ya se encontraban en esa provincia”. Raïssa Karama Rwizibuka Según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), más de la mitad de las personas desplazadas por la erupción del Nyiragongo eran niños. Raïssa Karama Rwizibuka Debido a la huida desesperada de centenares de miles de personas, UNICEF identificó a más de 1.000 niños que perdieron a sus padres. Casi todos han regresado con sus familiares o han sido acogidos momentáneamente por parientes lejanos. Raïssa Karama Rwizibuka Antes de empezar a trabajar, los activistas de Lutte Pour le Changement (LUCHA), un movimiento ciudadano local, se reunieron con decenas de personas desplazadas para identificar cuáles eran sus necesidades más inmediatas. Raïssa Karama Rwizibuka Debido al alto número de personas desplazadas, las instalaciones de las autoridades locales eran insuficientes para albergarlas. LUCHA decidió trabajar con otros grupos locales para habilitar centros nuevos en un tiempo récord. Raïssa Karama Rwizibuka Un grupo de personas desplazadas recoge agua para limpiar sus ropas y cocinar. Raïssa Karama Rwizibuka En la ciudad de Sake, varios miles de personas permanecen hacinadas en colegios, hospitales, iglesias e incluso descampados al aire libre. Clarice Butsapu El peligro no ha terminado. La actividad volcánica y tectónica de los últimos días podría liberar cantidades enormes de dióxido de carbono y metano a la superficie. Los expertos creen que existe un depósito de 300 kilómetros cúbicos de dióxido de carbono y 70 kilómetros cúbicos de metano debajo del lago Kivu. Raïssa Karama Rwizibuka