12 fotosUN AÑO SIN PISAR MI ESCUELAUn caso de éxito educativo en plena pandemiaLa crisis del coronavirus ha acrecentado las desigualdades sociales y económicas en el mundo. En Chile, un colegio privado al que, sin embargo, pueden acceder alumnos de cualquier clase social ha trabajado por reducir esa brechaCristian SotoSantiago de Chile - 26 mar 2021 - 07:39CETWhatsappFacebookTwitterLinkedinBlueskyCopiar enlaceVista del exterior del colegio San Ignacio, ubicado en el centro histórico de Santiago de Chile y fundado en 1856. Es uno de los pocos centros privados donde acuden estudiantes tanto de zonas acomodadas como de otras de menores recursos. En medio de la pandemia de covid-19, las diferentes realidades de su alumnado han sido uno de los principales desafíos a la hora de educar a distancia y en un contexto adverso.Cristian SotoPatio de recreo del colegio San Ignacio. El centro, formador de la aristocracia chilena en el pasado, busca que sus alumnos tengan una pronunciada conciencia social. Es una de las razones por las que la dirección ha optado por no moverlo del centro de Santiago, del que paulatinamente se han retirado otros colegios emblemáticos.Cristian SotoEl rector del San Ignacio, Danilo Frías, llegó al centro jesuita en 2019 y es el segundo laico que lo dirige en sus 165 años de existencia. Llegó con el objetivo de “rescatar la riqueza de la historia del colegio, pero sin perder la conexión con el futuro”, lo que se puso a prueba desde marzo de 2020, cuando se desató la crisis sanitaria en Chile y los establecimientos de todo el país tuvieron que cerrar sus puertas, en pleno inicio del año lectivo.Cristian SotoPuntos de lavado de manos habilitados en el colegio San Ignacio a raíz de la pandemia de covid-19. Aunque forma parte del 7% de escuelas particulares de Chile y la mensualidad roza los 460 dólares –por lo que existe una limitación económica para su ingreso–, intenta romper con la homogeneidad que caracteriza a los centros educativos de tradición y excelencia en Chile. Lo hace a través de becas y ayudas internas, aunque con la crisis económica varias familias han tenido que dejar el colegio.Cristian SotoLas diferencias de adaptación a las clases a distancia se observan dentro de un mismo hogar. Lo saben Alejandro Ponce y su esposa Elizabeth Melero, ambos abogados, que tienen dos hijos en el San Ignacio: uno de 14 y otra de 9 años. “Tenemos las dos realidades. La pandemia consolidó la timidez del mayor, que comenzó a acostumbrarse al modo en línea, mientras la chica empezó a cansarse de las clases virtuales y lo único que quiere es volver al colegio”, relata el padre de esta familia, que reside en el municipio de La Florida, uno de los de mayor población del país.Cristian SotoUn empleado de la escuela camina por la zona del comedor exterior del colegio, ahora cerrado. Buena parte del San Ignacio no ha pisado las aulas desde hace 12 meses. En este nuevo curso 2021, que arrancó a comienzos de marzo, el objetivo era la entrada escalonada de los estudiantes, pero la situación sanitaria del centro de Santiago los ha obligado a posponer sus planes.Cristian SotoLa profesora imparte una clase virtual a sus alumnos desde una de las aulas del San Ignacio. Hace un año, cuando arrancó la modalidad a distancia, se encontraron con casos de estudiantes y formadores con problemas de conexión en sus barrios, por lo que el colegio les facilitó equipos digitales y soportes de internet. Actualmente, utilizan para hacer las clases el sistema Blinklearning, una plataforma que permite desarrollar lo pedagógico con calidad.Cristian SotoLos profesores del colegio San Ignacio asisten a una sesión de capacitación en el polideportivo del colegio. En paralelo a la labor de los profesores y equipos de psicólogos, psicopedagogos y el área de pastoral –que se ocupa del desarrollo espiritual– pudieron hacer seguimientos individuales de los alumnos gracias a la información y la tecnología. Lo hicieron a través de Radar Escolar, una plataforma que utiliza el análisis avanzado de los datos para ofrecer apoyos específicos a cada estudiante.Cristian SotoRoberto Lara tiene 15 años, cursa segundo medio en el San Ignacio y preside el centro de estudiantes de los ciclos menores, el Mini-CES: “Conozco casos de compañeros que han estado mal emocionalmente. Se extraña la vida que hacemos en el colegio. Pero nuestra profesora estuvo atenta y tuvimos al psicólogo siempre disponible”. Se siente un privilegiado: "Somos del pequeño porcentaje en Chile que hemos tenido facilidades en estos meses. Soy consciente de que no todos han tenido las mismas oportunidades. Le agradezco a mi familia tener un ordenador, buen acceso a internet y espacio para estudiar".Cristian SotoLas luces de alerta se encendían cada vez que aumentaban las faltas y bajaban las calificaciones, entre otros indicadores de calidad. Es decir, todo un sistema en marcha para intentar apoyar a los estudiantes fuera de las aulas. Los resultados han sido exitosos: el San Ignacio volvió a estar entre los 100 mejores de Chile en las pruebas de acceso a la universidad de 2020. En la imagen, un dispensador de gel hidroalcohólico de los que se han habilitado por todo el centro escolar.Cristian SotoEn su casa, David Chamorro, profesor de inglés desde quinto básico al último curso, imparte una clase virtual. Durante los meses de pandemia ha aprendido a conocer a sus estudiantes: “Estuvimos todos muy solos –ellos muy solos en sus casas, con sus papás trabajando a dos metros como locos–, y conversamos mucho. Surgió una relación de confianza. Conocieron mi cocina, a mi perro. Y ellos me mostraron sus casas y también sus angustias. Esa conexión dio resultados, porque se involucraron con el ramo y, finalmente, aprendieron mucho”.Cristian SotoLabores de desinfección de pupitres en el colegio San Ignacio. De momento, cientos de alumnos deben esperar a retomar las clases. El municipio donde está ubicado el San Ignacio, Santiago centro, está de nuevo en cuarentena total. Hasta antes de esta medida, el establecimiento se preparaba para recibir a sus alumnos en cualquier momento, con desinfecciones de las aulas, entre otras medidas. Pero la pandemia de la covid 19 –que atraviesa en Chile uno de sus peores momentos– ha frustrado nuevamente los planes.Cristian Soto