El recuerdo de violencia vivida persigue a los supervivientes de los ataques del grupo terrorista Boko Haram. Los residentes en el campo de refugiados de Minawao, en Camerún, no cuentan con ayuda psicológica suficiente para superarlo
<p>En la Región del Extremo Norte de Camerún se encuentra el campo de refugiados de Minawao. Alrededor de 60.000 nigerianos viven en él, la gran mayoría victima del grupo terrorista Boko Haram, que busca implantar su versión radical del islam en la vecina Nigeria. Se estima que la organización ha matado a más de 37.500 personas y desplazado alrededor de 2,5 millones en la región del Lago Chad. </p><p>Andraus llegó a Minawao en 2014. Pasó ocho meses en distintos hospitales de la región después de que Boko Haram atacase su pueblo en Nigeria y le disparase en la cara. Sufre trastorno de estrés postraumático y ha mejorado gracias a sesiones de psicoterapia y a medicación, pero la falta de actividad en el campo le deja demasiado tiempo para pensar. "Me he sometido a ocho operaciones quirúrgicas, perdí huesos y dientes y la cara todavía me arde. Aquí no hay trabajo, nadie que te contrate. Me veo obligado a cruzar la frontera para trabajar en Nigeria. No quiero volver, pero no me queda alternativa, tengo que alimentar a mi familia. Cuando no estoy ocupado es cuando vuelven los recuerdos", cuenta.</p>Patrick MeinhardtBahadja, de 19 años, dejó Nigeria con su familia en 2014 huyendo del grupo terrorista Boko Haram. Llegaron al campo de refugiados en 2015 después de pasar un tiempo en la ciudad de Mora, cerca de la frontera. Según su madre, los episodios psicóticos empezaron poco después de los ataques. “Vio como ejecutaban a gente y arrojaban los cuerpos en un camión. Después de eso nunca fue la misma”.Patrick Meinhardt<P>Bahdja camina sola por las noches y llora de forma descontrolada. Apenas puede dormir y muestra diversos síntomas de psicosis, como alucinaciones visuales y auditivas.</P> <P>Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), una de cada cinco personas que vive en una zona de conflicto padece depresión, ansiedad, trastorno de estrés postraumático, trastorno bipolar o esquizofrenia. La gran mayoría de los refugiados de Minawao ha vivido experiencias traumáticas (muerte de seres queridos, tortura, violencia...), pero no cuentan con estructuras sanitarias capaces de ayudarles a superar esos traumas. Esta falta de atención puede generar distintos trastornos mentales, muchos de los cuales pueden requerir tratamiento de por vida. Muchos son apartados y estigmatizados por las comunidades en las que viven.</P>Patrick MeinhardtEl campo de refugiados de Minawao se encuentra en la Región del Extremo Norte en Camerún. Fue creado en 2013 para acoger a refugiados nigerianos que huían de Boko Haram. Según la Agencia de la ONU para los refugiados (Acnur), alrededor de 60.000 personas viven en este asentamiento.Patrick MeinhardtHassan (nombre ficticio para proteger su identidad) solo tiene 15 años. Fue capturado por Boko Haram y pasó cuatro años con la organización terrorista. Su padre es un curandero que acabó colaborando con el grupo armado mientras que su tío fue ejecutado delante de él. Le intentaron adoctrinar junto a otros niños, pero al final logró escapar mientras fingía ir a buscar verduras. Un amigo iba con él, pero se negó a seguirle y volvió al campamento. Acabó encontrando trabajo en un pueblo que le permitió ahorrar lo suficiente para llegar hasta la frontera.Patrick MeinhardtFátima (nombre ficticio) ingresó en Minawao en 2015. Su marido era un imam en su pueblo natal en Nigeria. “Un día llegaron hombres armados a mi casa mientras estaba con mi esposo. Me pidieron que saliese fuera mientras hablaban con él. Al cabo de un rato abandonaron la casa y se fueron sin decir nada. Cuando entré mi marido estaba en el suelo degollado”. Apenas duerme y muestra síntomas de trastorno de estrés postraumático, rememorando el día del ataque. “Cada vez que cierro los ojos veo cómo los hombres de Boko Haram me rodean y me matan”.Patrick Meinhardt<p>Marta ha sobrevivido a tres ataques de Boko Haram. Durante el último, le golpearon con un machete en la cabeza. Cada vez que se va a dormir lo recuerda.</p> <p>Muchas personas que viven experiencias traumáticas son prisioneras de esos recuerdos. Su cuerpo y mente recrea dicha experiencia una y otra vez, desencadenando una respuesta química similar a la que tuvieron durante el ataque. Los estudios dirigidos por el doctor Bessel Van der Kolk, fundador del Trauma Center en Boston, han demostrado que las personas traumatizadas tienen una intensa reacción en la amígdala, la parte del cerebro responsable de las emociones y los sentimientos, cuando experimentan sonidos, imágenes o pensamientos relacionados con el ataque. </p>Patrick MeinhardtEl hijo de Marta, de 14 años, estaba con ella durante todos las agresiones a su madre. “No se comporta como un niño de 14 años. Es como si no estuviese ahí”, dice ella.Patrick MeinhardtDjoumai llora en la sala de parto del hospital de Minawao. Llegó al campo de refugiados en marzo de 2020. Boko Haram atacó su pueblo en enero, cuando estaba embarazada de siete meses. “Atacaban por la noche, así que dormíamos en el bosque y durante el día volvíamos a nuestras casas esperando que se hubiesen ido. Un día llegaron y empezaron a prender fuego a todas las viviendas. Estaba embarazada de siete meses y apenas podía correr, pero no tuve más remedio que huir”. Su hijo falleció por desnutrición mientras intentaban llegar a la frontera. Ahora tiene pesadillas recurrentes en las que no puede alimentar a su recién nacido y acaba muriendo.Patrick MeinhardtAli llegó al campo de refugiados en 2015, después de que Boko Haram arrasara su pueblo en el estado nigeriano de Borno. Según su hermana, su personalidad empezó a cambiar hace dos años, cuando probó las drogas. No puede mantener una conversación con él. “Es como si no estuviese ahí”, describe ella. La falta de empleo y de oportunidades empujan a muchos jóvenes al consumo de alcohol y estupefacientes para aliviar el tormento que sienten. El abuso de sustancias puede ser un factor determinante en el desarrollo de distintas enfermedades mentales.Patrick MeinhardtLos movilizadores comunitarios son importantes a la hora de localizar casos con dolencias psicológicas dentro del campo de refugiados. Reciben entrenamiento para detectar síntomas y avisar a las autoridades sanitarias. También ayudan a reducir el estigma que sufren las personas con enfermedades mentales y a concienciar a la comunidad sobre la importancia de tratarles con respeto.Patrick MeinhardtLas ideas falsas que rodean a las enfermedades mentales empujan a mucha gente a buscar tratamientos alternativos. El Imam Aban Musa es uno de los líderes religiosos en Minawao al que acuden muchos pacientes buscando cura. Les lee capítulos del Corán mientras aplica técnicas de medicina tradicional. Las autoridades sanitarias son conscientes del poder e influencia del que gozan estos líderes religiosos e intentan trabajar con ellos a la hora de concienciar a la población sobre las enfermedades mentales y los estigmas que las rodean.Patrick MeinhardtUna refugiada con su máquina de coser. Un ejemplo de terapia ocupacional para mujeres en el campo de refugiados de Minawao, en Camerún.Patrick MeinhardtLas actividades grupales ayudan a las mujeres a superar las situaciones difíciles y a sentirse útiles desarrollando sus habilidades.Patrick MeinhardtLa terapia ocupacional ha demostrado aportar beneficios a las personas con trastorno de estrés postraumático ayudándolas a recuperar su autonomía repercutiendo sobre su calidad de vida y bienestar emocional.Patrick MeinhardtImagen del paisaje que rodea el campo de refugiados de Minawao, en Camerún.Patrick Meinhardt