Lo ‘rurbano’, fórmulas para hermanar la vida entre el campo y la ciudad
El colectivo Vivero de Iniciativas Ciudadanas (VIC) propone repensar las relaciones entre el entorno rural y el urbano y hasta crear un híbrido. Y se puede aprender a través de estos talleres
Tras muchos trabajos esporádicos, precarios y mal pagados en el sector de la jardinería, Nun decide dar el paso hacia algo que llevaba muchos años dudando: trasladarse a una zona rural distante unos 60 kilómetros de París, para trabajar en una finca ecológica. No es difícil que la experiencia pueda ser más duradera y gratificante que los puestos que ha desempeñado hasta ahora. Quizás el mayor reto es el abandono del entorno urbano en el que desempeñaba sus labores de jardinero o venta de materiales a un entorno rural. Pero para ello ya ha preparado su furgoneta con todo lo necesario para las primeras semanas, hasta que pueda establecerse.
Qaf ha decidido aprovechar unos terrenos familiares, a 100 kilómetros y una hora de Madrid, para materializar el sueño que siempre tuvo de niña: montar una granja escuela, con huerto y animales domésticos, para que su hijo pueda vivir las experiencias que ella tuvo de niña. Lo más difícil fue cuando tuvo que tomar la decisión de inscribirle en la escuela rural del pueblo, abandonando el colegio y a los compañeros de clase con los que llevaba ya cuatro años juntos. Sabía que ello implicaba un cambio más profundo que los pasados meses de primavera y verano, utilizados en adecentar, limpiar y preparar la parcela, el huerto y el establo…pero al final se decidió y ahora afronta con ilusión el nuevo curso.
Finalmente la pareja Gain-Za ha logrado recuperar la cuantía del contrato de arras que adelantaron por la vivienda que se disponían a comprar en el centro de Madrid. Han sido muchas semanas sin dormir pero el hecho de que sus respectivas empresas hayan adoptado la semipresencialidad, con tres días de teletrabajo a la semana, ha sido la gota que ha colmado el vaso. Su vida ya era diferente cuando nació su hijo —quizás antes—: salían menos de bares, se reunían en casa con amigos, buscaban salir a la naturaleza los días libres. Por el mismo precio que la casa que pensaron comprar en un principio han encontrado una vivienda unifamiliar con un gran jardín lleno de árboles a 40 minutos de Madrid. La isócrona les permite optar a grandes espacios exteriores, zonas de juego, piscina y huerto…realizando las actividades distribuidas que practicaban en la ciudad en su misma parcela.
La mudanza por fin llega a la remota aldea gallega en la que la familia Uau se instaló hace solo dos semanas. Una bonita casa de piedra de dos plantas con un prado cubierto de emparrado de albariño: silencio, pocos coches y mucho trabajo por hacer. El cambio vital es completo. Ya lo venían pensando hace años pero la inercia, la rutina y el miedo al cambio pesan. Al final el no tener que pagar alquiler por esa vivienda y su jardín, y tener familia cerca que pueda dar cobertura con los niños ha inclinado la balanza. Las complicaciones son muchas ahora: tener que desplazarte a la ciudad más cercana para el transporte, la maldita conexión de Internet, la extrañeza de los parroquianos…pero todo se andará.
Lejos de dicotomías entre la ciudad y el campo, lo que supone una nueva innovación es la capacidad de hibridar ambos entornos aprovechando técnicas que puedan transitar entre ambas esferas
Todas estas historias comparten elementos comunes: cualquier parecido con la realidad no es mera coincidencia. Historias vitales que se han producido en un entorno hiper-próximo en los últimos meses. Con seguridad estas vivencias se producen y repiten a lo largo y ancho del país, con especial incidencia en las grandes ciudades. Y es que el confinamiento de 47,3 millones de habitantes durante 99 días en una superficie media por habitante de 15 m² ha sido, además de un gran experimento social nunca antes ensayado, el detonador de múltiples procesos de transformación e inflexión vital. Muchos de estos cambios ya venían existiendo de forma latente y el confinamiento ha consolidado y acelerado esas tendencias. En otros casos ha supuesto una enorme claridad mental para la toma de decisiones trascendentales en muchas personas.
Y entre estos múltiples cuestionamientos y disyuntivas emerge la cuestión central del PERMAnecer en el lugar en el que nos encontramos, sometido a la tensión del —posible, futuro, amenazante…—confinamiento, o buscar nuevos entornos en el que desarrollar nuestra actividad personal, social y profesional. Y es aquí en el que los entornos rurales ofrecen nuevas posibilidades de desarrollo frente a la congestión urbana. El desarrollo de las tecnologías, la conectividad, el teletrabajo, el precio de la vivienda, la calidad del aire, la densidad de población o los tiempos de desplazamiento son solo algunos de los factores que permiten el desplazamiento progresivo hacia entornos periféricos, inclinando la balanza de los pros frente a los contras, en busca de mayores y mejores espacios ante la amenaza de nuevas restricciones de movilidad, socialización y ocio. Lo rural se postula como uno de los posibles grandes beneficiados de esta crisis gracias a su competitividad en la relación espacio-calidad-coste.
Pero lejos de dicotomías entre la ciudad y el campo, lo que supone una nueva innovación es la capacidad de hibridar ambos entornos aprovechando técnicas y tecnologías que puedan transitar entre ambas esferas, ruralizando ciudades y densificando-diversificando el campo. Esa hibridación “rurbana” permite aprovechar los activos propios de cada entorno adaptándolos y progresando en su implantación y escalabilidad. A partir de estas reflexiones se propone el ciclo PERMA, que se desarrollará del 16 al 19 de septiembre en La Casa Encendida.
PERMA propone un ciclo de acción colectiva para repensar las relaciones entre el entorno rural y el entorno urbano a través de tecnologías ciudadanas híbridas que transitan entre la condición rural y urbana –rurbano-. A través del reciclaje, la autoconstrucción y sistemas innovadores (tradición revisitada) proponemos capacitar y empoderar en ámbitos como la energía, los residuos, la alimentación o la reproducción vegetal. PERMA nos propone PERMAnecer en entornos rurbanos a través de técnicas vinculadas a la PERMAcultura que aumenten la resiliencia hibridando conocimientos y prácticas.
Durante una semana una instalación efímera y cuatro talleres prácticos abiertos y gratuitos, ideados por VIC Vivero de Iniciativas Ciudadanas y el Master de Arquitectura Efímeras se desarrollarán en el patio de La Casa Encendida. En los talleres aprenderemos a generar biogás a través de un biodigestor orgánico, a generar un horno/estufa rocket, a conservar alimentos y a multiplicar vegetales.
Este es el programa:
Miércoles 16 19-21 h Transforma tus residuos orgánicos en biogás y fertilizantes ecológicos
Jueves 17 19-21 h Autofabrica tu hogar mediante tecnología “rocket”
Viernes 18 19-21 h Fermentos y conservas para tus excedentes orgánicos
Sábado 19 11-13 h Multiplica tus plantas favoritas mediante semillas y esquejes
Miguel Jaenicke y Esaú Acosta son miembros de Vivero de Iniciativas Ciudadanas (VIC).
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