“Todo lo que veas en las fotos está en venta”: el adiós de la tienda de curiosidades más bonita de Madrid

Una de las tiendas más inequívocamente bonitas de Madrid echa el cierre. Puede parecer una afirmación demasiado rotunda, pero cualquier aficionado a la decoración y el diseño sabe que ni en la capital ni en ninguna otra ciudad abundan locales como el que Almacén Alquián Hóptimo ha gestionado durante cinco años en el número 2 de Manuel González Longoria, una calle tranquila y poco transitada a espaldas de la glorieta de Alonso Martínez.

El concepto del establecimiento, a medio camino entre la galería, la tienda de anticuario y el gabinete de curiosidades, surgió en 2015 de la fusión de dos proyectos previos de Juan Martínez y David Moya, sus fundadores. Por un lado, Alquián, una tienda de objetos vintage especializada en cerámica, botánica, zoología, pintura y decoración. Por otro, Hóptimo, dedicado a la cartelería antigua, desde láminas escolares hasta carteles de cine.

Sin embargo, las buenas tiendas son más que un punto de venta, y el Almacén ha dado cabida, en estos años, a eventos efímeros de Laconicum, presentaciones de libros como Fisura, de Asier Rua, o exposiciones de arte y fotografía. Una actividad social e intelectual que parece incompatible con la nueva normalidad impuesta por la pandemia. “Cuando abrimos el Almacén lo hicimos con la intención de abrir más una casa que una tienda, para recibir a la gente y que pudieran vivir la experiencia Alquián y Hóptimo al completo”, explican ahora los fundadores del proyecto. “La idea era que pudieras venir, curiosear sin prisas y sentarte un rato a charlar tomando un café o un vino. Toda esa experiencia, ahora, es imposible”.

Por eso, tras cinco años de andadura, el Almacén cierra sus puertas. Y lo hace con un encuentro con su público –eso sí, con todas las medidas de seguridad pertinentes– en una venta especial que, hasta el 15 de septiembre, permite adquirir piezas a un precio mucho más bajo de lo habitual. Algunos objetos están ya reservados por su comunidad que ha tenido una respuesta en bloque a la llamada de los fundadores en Instagram: "Todo lo que ves en la foto está en venta". Sus fundadores inciden en que la despedida es solo parcial; este mes de octubre relanzarán su tienda online, una de las bases de su proyecto desde hace años, para incorporar más productos a su ya amplísimo catálogo.

En un año en que la venta online ha multiplicado su volumen general, centrarse en lo digital parece un movimiento sensato. Pero también es la constatación del golpe que la pandemia ha supuesto particularmente en los pequeños negocios con carácter, sentido y sensibilidad, desde la quesería de barrio al anticuario del centro. Con un tejido comercial ya dañado previamente por ciertas lógicas de desarrollo urbano, la crisis actual amenaza con acabar con las pymes que dan vida a las calles precisamente en un momento en que la cercanía geográfica, la convivencia vecinal y las redes de apoyo mutuo se han revelado como algo esencial para el día a día. Por eso, tal y como recordaba Daniel García en su editorial de este mes, es el momento de estar al lado del tendero. Especialmente si, como los fundadores del Almacén, han sabido dejar su huella y su sentido de la belleza en un Madrid que los echará enormemente de menos.