Nudismo, amor libre y travesías nocturnas a nado: así fueron los idílicos veranos de la Bauhaus
Estos arquitectos y diseñadores, que huían del nazismo, crearon una nueva arcadia en forma de cabañas vanguardistas en los bosques de Cape Cod
El paisaje y la arquitectura de Cape Cod, esta península de perfil irreverente en un extremo de Massachusetts, de marismas y vegetación atlántica, dunas y horizontes infinitos ha quedado reflejado en algunos de los cuadros de Edward Hopper. El pintor de los “interiores con paisaje humano” pasó muchas temporadas veraniegas en Cape Cod desde que lo visitó por primera vez en 1930, dejando en sus cuadros como testimonio retratos de casas tradicionales y faros solitarios recortándose en el cielo azul. Solo unos años después, a finales de la década de los treinta, otros habitantes, un grupo de ilustres exiliados europeos, arquitectos, diseñadores, pintores, algunos de ellos constructores de esa utopía artística y académica llamada Bauhaus, desembarcan en esa misma geografía. El nacimiento de una nueva arcadia, hedonista, sofisticada y vanguardista.
Este grupo de refugiados del otro lado del Atlántico lo encabeza el arquitecto Walter Gropius y su mujer Ise Gropius, que han abandonado una Alemania cada vez más peligrosa a causa del nazismo. Junto a ellos el diseñador Marcel Breuer, que ha dejado como testimonio de su paso por la Bauhaus la que con el tiempo se convertirá en uno de los diseños icónicos del siglo XX, la silla Wassily. También están dos arquitectos que han hecho sus armas en la vanguardia arquitectónica, el húngaro Paul Weidlinger y el ruso británico Serge Chermayeff, ambos forman parte de esta colonia cosmopolita que se establece en la pequeña península atlántica como lugar de veraniego.
La comunidad de Cape Cod se ampliará con otros miembros dentro de ese paisaje humano cruzado por las vanguardias y la modernidad de los años treinta y cuarenta: el arquitecto y diseñador de origen finlandés Eero Saarinen, la pareja Hans Knoll y Florence Knoll, forjadores del mobiliario moderno, o el creador multidisciplinar Alexander “Xanty” Schawinsky, pionero de la Bauhaus y precursor, entre otras manifestaciones, del happening artístico. Entre las parejas más populares que viven su particular carpe diem en Cape Cod, la coleccionista y mecenas Peggy Guggenheim y su marido el pintor surrealista, Max Ernst, ahora lejos de la Francia ocupada. Nuevos nombres de la créme intelectual norteamericana, la escritora Mary McCarthy y su marido, el también escritor Edmund Wilson, Noam Chomsky o el dibujante Saul Sternberg, se suman a la “colonia Bahaus” de Cape Cod. La comunidad de arquitectos, intelectuales, diseñadores y artistas parece una reedición del Paris vanguardista y efervescente de los pasados años veinte reconvertido en campamento de verano.
Con la llegada de los nuevos vecinos, la arquitectura de Cape Cod vivirá un experimento constructivo donde se mezcla la tradición artesanal con las líneas e ideas de vanguardia de los arquitectos y diseñadores europeos. Un paisaje arquitectónico hasta entonces desconocido donde se cruzaron la tradición local con los principios de la Bahaus.
Culpable de este encuentro entre la América conservadora y la modernidad europea será el arquitecto Jack Philips, antiguo alumno de Walter Gropius en la Universidad de Harvard. Gracias a una herencia, Philips se ha convertido en el propietario de una enorme extensión de terreno en Wellfleet, un enclave geográfico situado en uno de los extremos de Cape Cod. Los ilustrados huéspedes europeos reciben la invitación de construir sus residencias en aquellos dominios. Tomando como referencia las antiguas casas veraniegas y cabañas de la zona, los nuevos residentes construyen una arquitectura luminosa, distintiva y sencilla en el interior de los paisajes boscosos, utilizando materiales baratos y reciclados. Las pequeñas cabañas vanguardistas reflejan un estilo de vida en comunión con la naturaleza; en sus interiores se proyecta la creatividad y el diseño moderno que ha tenido su primer ensayo en las enseñanzas de la Bahaus en una combinación de sofisticación y naturalidad. Una celebración de la vida comunitaria que encuentra su proyección social en las animadas fiestas nocturnas que se suceden a lo largo del verano en las diferentes cabañas.
Buena parte de esta historia está contada en el libro Cape Cod: Mid-Century Architecture and Community on the Outer Cape (Metropolis Books), de Peter McMahon y Christine Cipriani, responsables de haber sacado a la luz este capítulo poco conocido de la historia de la arquitectura norteamericana contemporánea. Como señala el texto, la edad dorada de esta arquitectura veraniega y vanguardista tiene lugar entre las décadas de 1930 y 1950, para después entrar en una lenta decadencia paralela a la desaparición de aquella colonia de ilustrados inmigrantes europeos. El libro también está salpicado de anécdotas como la práctica del nudismo por parte de Walter Gropius y su familia para asombro de algunos de sus vecinos. Travesías nocturnas a nado por las lagunas que acababan en la cabaña de algunos de los residentes como el pintor Gyorgy Kepes, otro exiliado de la Bauhaus, celebradas con un reconfortante cóctel. Una comunidad cosmopolita que a sus experimentos arquitectónicos y de diseño, sumó formas de vida y pensamiento radical, desde el amor libre a la vida en naturaleza.
Después de diferentes vicisitudes históricas, muchas de las casas y cabañas rurales fueron demolidas o acabaron desapareciendo por falta de mantenimiento, cambio de propiedad, etc. El legado arquitectónico superviviente ha podido salvarse gracias, entre otras, a iniciativas como el Cape Cod Modern House Trust, una institución fundada por el arquitecto Peter McMahon que actúa como centro de documentación, salvación y restauración de las viviendas. Entre otras iniciativas, la institución promueve un programa de residencia para artistas y creativos en las viviendas, mientras su alquiler colabora a su restauración y preservación. Como señala una de las autoras del libro, Christine Cipriani, desgraciadamente de toda aquella colonia arquitectónica no llegan ni a la docena de casas que han sobrevivido. Los residentes y veraneantes de Cape Cod se encontraban más a gusto en las clásicas y tradicionales viviendas de estilo decimonónico que en aquellos experimentos arquitectónicos con forma de caja de zapatos que un día, como una nueva utopía construyeron los exiliados de la Bauhaus.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.