Voluntarios sobre ruedas en la lucha contra la pandemia
Compartimos la historia de un equipo de la Cruz Roja en Ciudad de México a través de Gina, una arquitecta que reparte solidaridad en su motocicleta
En México siguen aumentando los casos de personas con covid-19 y se ha convertido en uno de los países con más fallecidos por coronavirus, al superar los 50.000 muertos. Preocupa también el impacto económico y social de la pandemia, porque con una población de casi nueve millones de habitantes, la mitad de los mexicanos tiene que salir día a día a trabajar para poder sobrevivir. Además, el confinamiento ha agravado en muchos casos el acceso de los niños y niñas a la escolarización y se ha visto un mayor riesgo de violencia de género en las familias.
Ante esta situación diferentes actores de la ayuda humanitaria está haciendo un gran esfuerzo para apoyar a los que más lo necesitan luchando sin descanso contra la pandemia. Es el caso de Gina Mejía, una joven arquitecta de 27 años que desde hace tres años es voluntaria de la Cruz Roja en la Ciudad de México. Según Gina, siempre ha sentido el impulso de apoyar a los que más lo necesitan: “Siempre he tenido la chispita de ayudar y en muchas ocasiones, cuando estaba trabajando como arquitecta en alguna obra, pensaba: 'Si ocurre algún accidente, realmente no sabría cómo actuar para socorrer al accidentado”. Y así fue cómo decidió entrar en Cruz Roja y comenzar a formarse en primeros auxilios.
Más tarde ingresó en el programa Voluntarios sobre Ruedas, una labor solidaria que ejerce junto con otros 20 compañeros voluntarios recorriendo en moto toda la ciudad. “Yo tengo mi propia moto y el programa consiste ir por distintas zonas, junto con otros voluntarios, para apoyar a las personas que más lo necesitan”. Así es como Gina y sus compañeros reparten desde pan y café en hospitales hasta juguetes para niños de familias sin recursos.
Sin embargo, con la llegada de la pandemia todo cambió, incluso el programa: “En Cruz Roja rápidamente detectamos la necesidad de ofrecer información y medidas de protección a la población, sobre todo a las personas con pocos recursos que pasan mucho tiempo en la calle, como por ejemplo los vendedores ambulantes de alimentos”. Y así fue como comenzaron a recorrer la ciudad en sus motos, esta vez para tomar la temperatura en los mercados, distribuir mascarillas y geles hidroalcohólicos, ofreciendo información veraz y consejos sobre cómo protegerse contra el virus.
Debido a que al principio muchas personas no llevaban mascarilla porque no sabían lo importante que era para protegerse contra la pandemia; los voluntarios optaron por llevar a cabo campañas de sensibilización para la población y así ofrecer medidas de protección. “La Cruz Roja Mexicana es una organización de referencia en el país y notamos que si éramos nosotros quienes les aconsejábamos llevar mascarilla o respetar las distancias, nos hacían caso”, cuenta orgullosa.
Los voluntarios y voluntarias de la Cruz Roja Mexicana se protegen con todas las medidas para ejercer su labor con seguridad. Además, saben dónde ir para ayudar a los que más lo necesitan. “Es muy grato ver cómo las personas sin hogar se acercan a nosotros para pedirnos mascarillas y preguntarnos sobre cómo protegerse contra la pandemia. Muchos de ellos nos piden más de una porque al principio había escasez y además ellos no pueden comprarlas, y se muestran muy agradecidos cuando se las entregamos”.
Para Gina y para sus compañeros es muy importante ayudar en estos momentos y consideran que la labor de los voluntarios es fundamental en una situación como les ha tocado vivir. Es en esta etapa en la que Gina nos confiesa que, ahora más que nunca, tiene claro que se quedará en Cruz Roja para siempre.
Olivia Acosta es responsable de Comunicación y Medios en América para la Cruz Roja.
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