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‘Los Goonies’ | Compartiendo la nostalgia infantil con nuestros hijos

Y en este verano raruno donde ahora nos confinan y desconfinan, muchos optaremos por volver a los pueblos de playa o de montaña donde íbamos de pequeños

La nostalgia es el verdadero tesoro de los Goonies.
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La nostalgia está de moda. Mira Stranger Things, Yo fui a EGB o los grupos musicales que vuelven a reunirse para vivir de los grandes éxitos. Y en este verano raruno donde no podemos viajar al extranjero y donde ahora nos confinan y desconfinan, muchos optaremos por volver a los pueblos de playa o de montaña donde íbamos de pequeños. Y haremos eso tan de padre de compartir nuestros recuerdos infantiles con la pareja y los críos. Operación nostalgia, vaya.

Pero si crecer hace que las cosas que te impresionaban ahora las veas más cutres, quizá tus experiencias del pasado a los demás les parezcan un soberano aburrimiento. (Ahora recuerdo a mi padre explicándome sus veranos de infancia y yo escuchándole regular como que “vale, pero yo quiero una Nintendo”, y me siento muy ingrato).

En esta escapada emotiva, si el presupuesto, la distancia y el virus lo permiten, podemos compartir paisajes, explicarles anécdotas, repetir los itinerarios que nos fascinaban, incluso jugar con los niños en los mismos sitios donde jugabas tú. Porque algunas partes del pueblo se habrán modernizado, pero esos columpios de hace 30 años medio oxidados igual aguantan, como los apartamentos donde ibais, la tienda con helados, el restaurante de las ocasiones especiales o incluso al que nunca fuisteis porque era muy caro. (Y ahora que pagarás tú entenderás que realmente era caro).

Sobre todo, aprovechad para repetir las típicas fotos familiares en los mismos lugares, que siempre es un gran regalo para los abuelos.

Nueva York es muy cosmopolita y todo lo que tú quieras, pero volver con tu familia que te quiere al mismo lugar donde no sabías qué sería de tu vida es una prueba fabulosa para decirle a tu yo infantil “lo hemos conseguido”.

Si no hay posibilidad de hacer esto, tenemos la opción lowcost de compartir nostalgia mucho más práctica y segura: ponerles a tus críos las series, las pelis o las canciones que a ti te encantaban.

Algunas habrán envejecido muy mal pero otros tienen la misma fuerza de siempre. Eso sí, antes mira la calificación por edades, a ver si crearemos traumas… Que los niños de los 80 veíamos como inconscientes pelis que no nos tocaban y así estamos.

Con mi hija ya estamos viendo Willy Fogg y los clásicos Disney y estoy deseando ponerle La princesa prometida, Dentro del laberinto y Los Goonies, vamos jugando con mis Másters del universo, y ella baila con alegría canciones de Roxette o Cyndi Lauper.

Si esto se acompaña con la revisión de álbumes de fotos familiares y el rescate de las típicas cajas de juguetes que tenemos en los altillos de los abuelos o un buceo analógico descubriéndoles cómo funcionan las casetes, las cintas VHS y los diskets, la Operación Nostalgia te llena varios días y te une aún más con tu prole.

Ahora solo nos falta encontrar el tubito ese de las monedas para colgarse del cuello e ir juntos a comprar un helado Camy.

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