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Confinamiento y déficit de vitamina D en niños

Gonzalo Mora Gasque, traumatólogo, resuelve algunas de las dudas en torno a esta vitamina y su relación con la cuarentena que ha llevado consigo la pandemia de coronavirus

Un niño mira por la ventana.
Un niño mira por la ventana.Unsplash
Carolina García
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El confinamiento por la crisis de coronavirus alejó a los niños de toda vida social y actividad al aire libre, y les mantuvo en casa más de dos meses, tan solo viendo la calle desde un pequeño balcón o tras las ventanas. Una de las posibles consecuencias de esta situación ha sido la carencia de vitamina D que puede conllevar la falta de exposición solar.

Esta es una vitamina liposoluble, necesaria para mantener el equilibrio de los minerales en nuestro organismo, aparte de ser la responsable de muchas otras funciones que se están descubriendo en los últimos años. “El adecuado equilibrio mineral del organismo permite a los niños, en general, mantener un nivel alto de energía sin presentar cansancio, debilidad muscular o dolor con las actividades deportivas y los juegos, al contrario de lo que ocurre en los adultos. Además, les protege de enfermedades como la osteomalacia o el raquitismo”, explica el doctor Gonzalo Mora Gasque, licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad de Navarra y doctorado y fundador del Instituto de Traumatología y Medicina Regenerativa Avanzada.

La hipovitaminosis D es una realidad en España, su prevalencia oscila entre un 30% en los jóvenes y un 87% en los ancianos institucionalizados. Y, según datos de la Asociación Española de Pediatría (AEP), afectaría al 25% de los niños españoles. Los requerimientos diarios de esta vitamina en la infancia y en la adolescencia son de entre 400 y 600 UI [un UI es equivalente biológico de 0,025 microgramos de colecalciferol (vitamina D3) /ergocalciferol (vitamina D2)]. ¿Pero realmente el confinamiento ha agravado este déficit? El doctor Mora resuelve algunas de las dudas en torno a esta vitamina y su relación con la cuarentena que ha llevado consigo la pandemia de coronavirus.

PREGUNTA: ¿El confinamiento ha sido perjudicial, en qué sentido?

Durante el confinamiento, la exposición solar de la piel de los niños, en general, ha disminuido de forma importante

RESPUESTA: Una de las fuentes principales de la vitamina D es nuestro cuerpo, a nivel de la piel, pero para ello hace falta necesariamente la acción de los rayos UVB –Rayos invisibles que forman parte de la energía que viene del sol– de la luz del sol. Durante el confinamiento, la exposición solar de la piel de los niños, en general, ha disminuido de forma importante.

P. ¿Podría especificar su importancia?

R. La radiación UVB de la luz solar es necesaria para la correcta formación de la vitamina D en la piel de los humanos, por tanto, hace falta una adecuada y frecuente exposición para conseguir la formación de cantidades suficientes. Por esa razón, normalmente, los países con más horas de sol y las estaciones de primavera y verano nos protegen de forma más fácil de la deficiencia de vitamina.

P. ¿Qué puede conllevar una deficiencia de Vitamina D? y ¿qué consecuencias en los huesos?

R. Si la deficiencia es leve o moderada puede ser que el niño no note nada, salvo algo de cansancio y quizás algo de dolor en la parte inferior de la espalda y ocasionalmente en las caderas. Cuando la deficiencia es más acentuada y mantenida en el tiempo, puede provocar la aparición de enfermedades de los huesos, como la osteomalacia y el raquitismo. En ambos casos se produce una mineralización inadecuada de los huesos y en concreto y principalmente una falta de calcio en los mismos. La deficiencia de vitamina D impide la correcta absorción del calcio hacia los huesos. El raquitismo es más propio de niños y produce que los huesos se doblen y originen deformidades y debilidad. La osteomalacia es más habitual en huesos ya formados y por tanto más frecuente en adultos y niños mayores.

P. ¿Existen otros lugares o alimentos se puede encontrar la vitamina D?

R. La vitamina D procede de dos orígenes distintos. Además de la producción en nuestra piel también se produce por diversas plantas, hongos y levaduras, y este tipo de vitamina es el que se puede utilizar en los suplementos de vitamina D. Al ser liposoluble se acumula también en pescados grasos, como la caballa, el atún, el salmón o las sardinas. En alimentos fermentados, como el yogur, y otros productos lácteos, como el queso. En cuanto a las plantas, principalmente en los champiñones y las setas, y en el aguacate.

En verano y en países mediterráneos es suficiente con una exposición moderada al sol (dada su intensidad) en cara brazos y piernas en torno a 10 minutos diarios

P. ¿Cómo se puede recuperar? ¿qué podemos hacer los padres?

R. En verano y en países mediterráneos es suficiente con una exposición moderada al sol (dada su intensidad) en cara brazos y piernas en torno a 10 minutos diarios y 15 minutos unas cuatro veces a la semana, pero este tiempo es habitualmente superado con creces en los niños en nuestro ambiente.

No solo resulta de importancia la exposición al sol. Además, el ejercicio físico y la actividad favorecen igualmente la mineralización de los huesos, su adecuado remodelamiento y evita el sedentarismo y la consiguiente obesidad que se está haciendo cada día más frecuente entre los niños. Lógicamente, la alimentación ultraprocesada y el elevado consumo de hidratos de carbono en los productos de bollería a expensas de harinas refinadas, contribuye negativamente a este incremento en la obesidad infantil.

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Sobre la firma

Carolina García
La coordinadora y redactora de Mamas & Papas está especializada en temas de crianza, salud y psicología, y ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Es autora de 'Más amor y menos química' (Aguilar) y 'Sesenta y tantos' (Ediciones CEAC). Es licenciada en Psicología, Máster en Psicooncología y Máster en Periodismo de EL PAÍS.

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