Otros héroes cotidianos
Estos días tuve que realizar tres importantes transferencias para mi empresa a otros países. Telefoneé a la central de la mesa de cambio de un importante banco en Madrid. Una amable mujer me atendió y buscó precio para los cambios de divisa. De repente, comencé a oír quejidos de un bebé; ya me habían comentado que teletrabajaban. Los quejidos aumentaron en intensidad y la situación se volvió tensa. Le indiqué que podía esperar o llamar más tarde, pero me dijo que no era necesario, que su bebé acababa de despertar. No sé cómo lo hizo, pero calmó al bebé, me dio los tipos de cambio y referencias de las operaciones y completó el proceso con una profesionalidad encomiable. Como ella, miles de personas trabajan solas en oficinas y hogares, cuidando a la vez de sus familiares, con incertidumbre acerca de su futuro. Hoy mi aplauso va para ellos.
Roberto Rodríguez Vesga. Bilbao
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