La hora del Estado
La crisis sanitaria pilla a nuestro país con un mercado laboral frágil y dualizado
A la misma velocidad que se extiende el coronavirus lo hacen las dramáticas consecuencias económicas del mismo. En el plazo de días, más que de semanas, se detiene de modo abrupto la producción, el consumo, la inversión, el comercio y el turismo, la principal industria nacional. Esta situación desastrosa pilla al país con un mercado laboral frágil y dualizado que se está manifestando ya en miles de despidos, casi imposibles de detener. Muchísimas pymes, el corazón de la economía, viven al día y no pueden soportar su cierre sin reducir los costes laborales que tienen.
Editoriales anteriores
Más del 40% de los trabajadores españoles son temporales o trabajan a tiempo parcial; de los primeros, un 40% tiene contratos que apenas duran un mes. Este es el segmento más débil en esta situación, el primero que está siendo arrojado a la calle. La carne de cañón del ajuste. Ninguna sociedad puede dejar a estos ciudadanos al pairo, sin ayudas, más allá de los factores de resistencia familiar de los que cada uno de ellos disponga (muy mermados tras tantas dificultades). Por ello, tan urgente como el estado de alarma para frenar el virus y dar capacidad al sistema de sanidad pública para que cure, es un plan de choque para los que se están quedando por el camino. Son las dos patas de una vuelta a la normalidad.
No hay más que una senda para lograrlo: estimular la economía con inversión pública. El Ejecutivo habrá de presentar una revisión del techo de gasto para los nuevos Presupuestos, y dar holgura a la reducción del déficit que le exige Europa, que debe ser cómplice y apoyo —no adversario— de ese plan. El Consejo de Ministros ha de ser coherente con las palabras de Sánchez: “Europa sabe que no puede volver a cometer errores pasados que acaban lastrando nuestras economías; Europa ya sabe que en medio de un ataque no hay que reducir las defensas y los recursos, sino reforzar las defensas y los recursos”.
Apenas hay tiempo. Las discusiones ministeriales, la oposición ideológica y las luchas de poder dentro del Gobierno son lujos para otro momento. No se puede esperar.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.