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Defensor del lector
Tribuna
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El coronavirus pone a prueba al periodismo

Las autoridades sanitarias han aprendido de graves errores del pasado. Los periódicos, también.

Carlos Yárnoz
Carrie Lam, jefa del Gobierno autónomo de Hong Kong, en una conferencia de prensa el pasado 31 de enero.
Carrie Lam, jefa del Gobierno autónomo de Hong Kong, en una conferencia de prensa el pasado 31 de enero.Getty Images / Anthony Kwan

La frontera entre la información y el alarmismo en temas de salud es muy tenue y la aparición de un nuevo coronavirus en China ha puesto otra vez a prueba a los medios de comunicación. El debate entre los lectores de EL PAÍS saltó desde que se publicó la primera noticia hace tres semanas. Desde entonces, casi todos los días hay alguien que critica al diario porque cree que exagera el problema. Otros opinan lo contrario. La polémica no acaba pese a que el propio periódico ha llamado públicamente a la cautela y la mesura.

El problema del nuevo virus fue identificado el 16 de diciembre en un hospital de Wuhan (China), pero Pekín no informó a la Organización Mundial de la Salud (OMS) hasta el 31 de diciembre. Diez días después, EL PAÍS publicó en la web la primera información con este titular: Un virus similar al SARS, responsable de la misteriosa neumonía en China.

En el texto se indicaba que había 59 personas infectadas, pero ningún fallecimiento. La comparación con el SARS (Síndrome Respiratorio Agudo Grave), que causó 774 muertes en 2002 y 2003, provocó las primeras críticas. Esto comentó un lector en la web: “Venga, a alarmar. 59 afectados por una pulmonía a lo sumo, cero muertos”. Otro le respondió: “Pues es para alarmarse. Si el virus procede de un animal (como se cree), hay un grave problema de salud pública que puede provocar una epidemia”.

Fue el principio de un debate que se disparó cuando el periódico comenzó a publicar el tema en su edición impresa a partir del 17 de enero. El titular en la página 26 de ese día fue: La OMS vigila el avance del virus descubierto en China y detectado en otros dos países. Para entonces, la enfermedad se había cobrado una víctima mortal. Y dos más el día 20, cuando el encabezamiento en la web fue este: El mortal virus de Wuhan se expande por China. El lector Pedro Brañas me dijo por correo que le parecía “inaceptablemente alarmista”. “No me parece un titular responsable para un periódico serio”.

Siete días después, los infectados eran ya 4.400 en una veintena de países —la mayoría en China, pero la infección ya había llegado a Europa— y la cifra de fallecidos superaba el centenar. Aun así, algunos lectores mantenían posiciones críticas como estas: “Este extraño virus tiene a todos los medios de comunicación poniendo a la población en alerta emocional como si se tratara de la epidemia del fin del mundo”; “alarmismo, que hay que vender”; “esta retransmisión puntual de cada caso solo sirve para transmitir paranoia y alarmismo”.

Varios lectores se preguntan por qué el periódico narra esta infección y no los graves efectos de la gripe. En la temporada 2018-2019, recuerda C.F., la gripe costó la vida en España a 6.300 personas.

Datos objetivos avalan que el comportamiento del diario en esta crisis sanitaria no ha sido excesivo ni alarmista

Oriol Güell, especialista en sanidad y firmante de varias informaciones sobre el coronavirus, sostiene que el periódico está cubriendo con amplitud, pero también con prudencia, “una información de gran relevancia científica y médica y, por tanto, de indudable interés para los lectores”. Entre el 20 y el 27, dos noticias sobre el coronavirus estuvieron entre las diez más leídas del periódico y el 30 fue la más seguida cuando la OMS declaró la alerta internacional. “Desconocemos la magnitud que tendrá esta epidemia e informar de su evolución día a día es una obligación ineludible de los medios”, afirma Güell. Añade que la gripe común (como el tabaco, el tráfico o los suicidios) causa miles de muertes al año, pero “son fenómenos ya conocidos”, mientras el coronavirus de Wuhan “es algo nuevo de consecuencias aún imprevisibles”.

Para justificar semejante cobertura (medio centenar de textos en 15 días), Güell recuerda que las magnitudes de esta infección no tienen precedentes: 10.000 infectados en 25 países (España incluida) y más de 200 muertos en un mes, confinamiento de 56 millones de personas en 13 ciudades chinas, impactos bursátiles mundiales, medidas de prevención en miles de aviones y aeropuertos, repatriaciones de extranjeros...

Datos objetivos avalan que el comportamiento del diario no ha sido excesivo. EL PAÍS solo abordó el tema cuando hubo pruebas de la gravedad del caso: el 9 de enero en la web y el 17, en papel. Hasta el 21, no apareció ninguna llamada en primera página y el 24 fue, por vez primera, la principal noticia de la portada con un titular informativo, no alarmista: China aísla a 21 millones de personas para frenar la expansión del virus.

Incluso el periódico publicó un editorial el día 29 titulado Ponderación, en el que decía: “Hay que mantener una atenta vigilancia, pero sin caer en alarmismos que puedan agravar los daños consustanciales a una epidemia de esta naturaleza”.

Como ha señalado The Economist, “el mundo está mejor preparado que nunca para detener el coronavirus de Wuhan”. Es así, porque los gobiernos —el chino, el primero— y las autoridades sanitarias han aprendido de graves errores del pasado. Salvando las diferencias, también los periódicos, y entre ellos EL PAÍS, han aprendido de equivocaciones del pasado.

Correo electrónico: defensor@elpais.es

Web: El Defensor del Lector Contesta

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Sobre la firma

Carlos Yárnoz
Llegó a EL PAÍS en 1983 y ha sido jefe de Política, subdirector, corresponsal en Bruselas y París y Defensor del lector entre 2019 y 2023. El periodismo y Europa son sus prioridades. Como es periodista, siempre ha defendido a los lectores.

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