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Zuzana Čaputová, la mujer que acabó con el liderazgo de los hombres populistas en Eslovaquia

Zuzana Čaputová, presidenta de Eslovaquia, durante una visita oficial a Praga el pasado 20 de junio.
Zuzana Čaputová, presidenta de Eslovaquia, durante una visita oficial a Praga el pasado 20 de junio.Michal Krumphanzi (AP)
Monika Zgustova

La primera mujer que preside Eslovaquia, abogada y activista medioambiental, simboliza un nuevo tiempo político en el país tras un pasado de corrupción, oligarquía y mafias

CUANDO EN EL pasado mes de octubre asistí en Praga al Forum, la anual conferencia internacional que fundó Václav Havel, la nueva presidenta de Eslovaquia, Zuzana Čaputová, era la invitada más esperada. Lo fue más que las estrellas polacas de la disidencia y el pensamiento Lech Walesa y Adam Michnik, o rusas como Peter Pomerantsev. Zuzana es la primera mujer que llega a la presidencia de Eslovaquia y, a sus 46 años, el presidente más joven en la historia de su país.

¿Cómo llegó a ser la más votada (58% de los votos) una mujer que defiende acabar con la corrupción, busca una rápida y adecuada respuesta al cambio climático y abandera los derechos de los LGBT en un país donde los más votados solían ser hombres y populistas que no defendían más que el statu quo y sus propios intereses, ligados muchas veces a los de los oligarcas?

El catalizador de la elección de Čaputová fue un asesinato. En febrero de 2018, el periodista Ján Kuciak, de 27 años, que investigaba la relación de la mafia eslovaca con el Gobierno, fue asesinado en su casa, junto con su novia, Martina Kušnírová, arqueóloga. Faltaban pocos días para que se casaran. Como homenaje, sus amigos enterraron a Martina con el traje de novia. Durante el proceso judicial celebrado en Bratislava, el pistolero confesó su crimen y la investigación encontró que quien había ordenado el asesinato de ambos jóvenes fue uno de los hombres de negocios más ricos y poderosos del país, Marián Kočner.

El periodista asesinado había puesto el dedo en la llaga: el Gobierno eslovaco mantenía un estrecho vínculo con los hombres de negocios corruptos. Los eslovacos, sacudidos por el asesinato y por la corrupción, empezaron a movilizarse. Las grandes manifestaciones antigubernamentales que siguieron al asesinato hicieron caer a la clase política en el poder. Los eslovacos pedían un cambio, y cuando la activista Zuzana Čaputová presentó su candidatura a la presidencia, ganó con dos tercios de los votos.

Čaputová tenía 16 años cuando en 1989, en la entonces Checoslovaquia, se produjo la Revolución de Terciopelo, que puso fin al comunismo. Considera aquella época como un momento de veracidad. Las ideas de cultivar la verdad y erradicar la mentira —tan arraigada en las décadas del totalitarismo comunista—, que proclamaba el antiguo disidente Václav Havel en su función de presidente electo, esa aura de dignidad, honradez y de amistad por todos que profesaba Havel, se quedó con ella para siempre. Čaputová se convirtió en abogada activista y cobró protagonismo como defensora del medio ambiente.

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Mientras en los noventa Havel habló del “mal humor” que se había apoderado de la sociedad checa, ella se refiere a la “frustración” de los eslovacos. Cree que, tras la caída del comunismo hace 30 años, la sociedad se entregó con confianza e ímpetu al cambio democrático, pero no obtuvo lo que esperaba en términos de justicia e igualdad, ni en lo ético ni en lo económico.

Al igual que Havel, Zuzana Čaputová es presidenta, máxima dirigente de su país, aunque su puesto es esencialmente diplomático e institucional. Sin embargo, Čaputová ejerce mucha influencia no solo en Eslovaquia, sino, según pude comprobar, también en las capitales de los demás países de la Europa Central y del Este, Praga entre ellas. Y la irradiación de sus ideas políticas y sociales progresistas va extendiéndose por Europa. Ella se ha convertido en el símbolo de la esperanza de una parte de nuestro continente. 

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