¿Y si las oficinas se parecieran más a un centro cultural y menos a una celda?
Es la propuesta del estudio de arquitectos español BAX con la que ha ganado el concurso internacional para levantar el centro de negocios de la capital eslovena
Piensa en cuántos centros de negocios has estado a lo largo de tu vida y cuántos te han parecido memorables. ¿Uno? ¿Ninguno? Por lo general, son lugares desalmados con luz de charcutería; torres de cristal azulado con ascensores que suben y bajan como algo que no acaba de asentar en el estómago. Tampoco se espera nada más de ellos. Son celdas de trabajo. Sin embargo, a veces uno se topa con edificios como Pórtico, diseñado por los estudios Som y De La-Hoz, y se da cuenta de que otro escenario es posible y de que ir a la oficina puede resultar hasta un acto estético.
Los arquitectos Mónica Juvera y Boris Bezan –BAX Studio– quisieron hacer una nueva lectura del concepto sitio de trabajo y se presentaron al concurso internacional de Eslovenia para construir el nuevo centro de negocios de la capital, Liubliana. Y lo ganaron, desbancando a estudios internacionales de París, Holanda o Italia. No tenían experiencia previa en este tipo de edificaciones. Antes habían construido varios museos y sedes culturales, como el centro García Lorca en Granada. Quizá ese fuera el secreto de su éxito: incorporar la plasticidad de un centro de arte a un lugar que, a priori, es lo menos artístico imaginable. "Los centros de negocios nos parecen lugares muy fríos en general. Por eso buscamos la conexión con el espacio público y el movimiento, propio de instancias más vinculadas a la vida social", indican.
También quisieron alargar y elevar el skyline de la ciudad. "El proyecto se ubica en una zona industrial que está a las afueras y no afecta a la mancha urbana. A nosotros nos interesaba que el centro fuera un detonante para crear nuevas zonas de encuentro y que fuera un hito en la ciudad, un icono. Eslovenia es un país muy pequeño, una región de la antigua Yugoslavia, pero tiene mucho que decir. Su población no es muy abundante –2,4 millones–, pero son muy fuertes, emprendedores y curiosos. Y queríamos ayudar a que Liubliana se convierta en un epicentro de grandes empresas", aseguran.
Mónica y Boris vieron en este área del cinturón de la urbe una gran ventaja competitiva. "Es el sweet point de una ciudad: tiene buena conexión con el centro, puedes acceder en coche, bicicleta o transporte público. Y, si vives en los suburbios, no pierdes tiempo entrando en la almendra central", explican. "Las zonas periféricas están transformándose. Hasta ahora, eran un refugio para fábricas, pero ahora la industria necesita superficies más grandes y se ha trasladado a sitos más alejados y baratos. Los terrenos que se quedaron a la orilla de la ciudad se están convirtiendo en áreas logísticas. El universo del retail ha cambiado totalmente, tanto en EE.UU. como en Europa. La venta online ha transformado nuestras ciudades".
Jardines contra las ciudades fantasma
Para diseñar el edificio se inspiraron en la arquitectura española. Moneo es uno de sus referentes. Jugaron con las geometrías y, a modo de los cubos del Kursaal, dibujaron tres edificios "con un pequeño swing", un movimiento que aprovechara el espacio existente. "El giro de geometría un poco trapezoidal permite hacer pasos exteriores y jardines con terrazas para que las personas que no están en las oficinas también disfruten del edificio. No queremos que se convierta en una ciudad fantasma el fin de semana", afirman.
Una de sus mayores preocupaciones era crear espacios de convivencia. Y, para ello, planearon un atrio que conectara todos los espacios: "Las oficinas se comunican entre sí, a través del atrio, aunque no pertenezcan a la misma empresa. Las áreas comunes, las terrazas, los ascensores, los pasillos que llevan a las salas… todo se une a través de un espacio vertical. Es la vértebra central". El edificio permite la entrada de mucha luz natural y se puede leer en horizontal y en vertical. Los espacios verdes son visitables por todos sin importar la planta que tenga alquilada tu empresa. Es lo más parecido a un vecindario con su patio común.
Al igual que ocurre con la cuadrícula ortogonal de las ciudades, los edificios de este parque empresarial generan chaflanes. Ellos decidieron refranquear una esquina de cada bloque para crear un espacio donde haya tiendas, cafeterías, y espacios informales para reuniones. A ello se suma una entrada compartida que conecta de forma transparente los tres centros.
Para vestir el edificio utilizaron lamas, una segunda piel para protegerlo del sol: "Los típicos edificios de vidrio no tienen sentido hoy en día. El cristal se usaba hace 40 años. Las lamas proporcionan tridimensionalidad, matices, sombras y reflejos que dan riqueza a la fachada. Además proporcionan perspectiva, bajan la escala. Ves la grandeza del edificio pero también el detalle", analizan los arquitectos. Por otro lado, permiten un importante ahorro energético.
Para el proyecto, utilizaron la mayor cantidad posible de materiales sostenibles, como la madera que se encuentra en el interior del atrio, en los marcos de la fachada, en las divisiones interiores y en los techos. También emplearon nylon reciclado para las moquetas de las oficinas, y aluminio reciclado para los elementos verticales del parasol.
Boris y Mónica se sienten satisfechos con el resultado. "Los centros de negocios son muy impersonales", lamentan. En Barcelona no existen muchos, pero Madrid sí cuenta con varios y lo habitual es que resulten inhóspitos. "Hay que cambiar la cultura del centro de trabajo porque pasamos gran parte de nuestra vida allí y tiene que ser más acogedor", concluyen.
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