_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

La polarización y el factor humano

La fractura no solo es un aburrimiento. Nos distrae de los problemas reales y del debate para encontrar soluciones

Daniel Gascón
La diputada popular, Teresa Jiménez Becerril, grita desde su escaño durante la sesión de investidura.
La diputada popular, Teresa Jiménez Becerril, grita desde su escaño durante la sesión de investidura.Juan Carlos Hidalgo (EFE)

La crispación ha vuelto y es un regreso llamativo. Hasta hace poco, se hablaba de polarización. Crispación remite a los años noventa y a un contexto español; polarización sugiere un fenómeno más amplio. Polarización señala una dinámica general; crispación destaca un responsable. Una aspira a una descripción amplia y otra se centra en una parte: critica una estrategia determinada.

Más información
Un desatascador de fango, rencor y lágrimas
¿Radical o extremo?; por Lisa Zanotti y José Rama
El malperder; por L. Bassets

El clima recuerda a la “guerra civil sin lucha armada” de Runciman. Desaparecen los espacios moderados. Quienes los ocupaban se desentienden o evolucionan hacia posiciones radicales. Lo que sufren los cercanos se considera grave, inédito; lo que le pasa al contrario es una exageración o una mentira. Ignoras a los extremistas de tu lado: son una anécdota. Del otro bando escuchas a los más estridentes: encarnan la esencia de tu adversario. Deslegitimas la estrategia del rival y racionalizas la tuya. Se erosionan instituciones y principios comunes. Dejan de ser de todos y se convierten en armas en la refriega partidista.

A corto plazo, la polarización produce parálisis, pero el destino final es la deshumanización de quien no piensa como tú. La educación te ayuda a buscar justificaciones sofisticadas para posiciones instintivas. Una mayor implicación en la política o unas ideas más progresistas no te hace menos intolerante, quizá porque en esos casos la identificación ideológica ocupa un papel más decisivo.

Puede que sea útil cierta distancia irónica. Una característica de la polarización es el lenguaje hiperbólico, pero la inflación léxica indica lo poco que valen las palabras. Montserrat Bassa, de ERC, llamó verdugos a los diputados del PSOE, y luego votó para facilitar que llegaran al Gobierno. Si crees que alguien es un verdugo, ¿apoyas que gobierne? La distancia entre el lenguaje y la realidad es abismal.

La política española es un partido en el que se mueven más las porterías que el balón, y donde a menudo diriges tu mayor vehemencia contra la posición que ocupabas hace dos minutos. Por eso son valiosos gestos como la demostración de afecto a la diputada Aina Vidal o la imagen de una charla distendida entre políticos de partidos de ideologías muy distintas. La fractura no solo es un aburrimiento. Nos distrae de los problemas reales y del debate para encontrar soluciones, debilita la arquitectura institucional que nos protege y niega lo que da sentido a todo, que es el factor humano. @gascondaniel

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Daniel Gascón
Daniel Gascón (Zaragoza, 1981) estudió Filología Inglesa y Filología Hispánica. Es editor responsable de Letras Libres España. Ha publicado el ensayo 'El golpe posmoderno' (Debate) y las novelas 'Un hipster en la España vacía' y 'La muerte del hipster' (Literatura Random House).

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_