Drones guía y musgo portátil: de Barcelona al CERN para diseñar las ciudades del futuro
Alumnos de la Politécnica, Esade y el IED presentan en el organismo europeo prototipos para hacer los núcleos urbanos más sostenibles e inclusivos
El científico británico Tim Berners-Lee inventó la World Wide Web (WWW) en 1989 cuando trabajaba en el CERN. El servidor con el que la ideó se puede ver hoy en el museo del centro de investigaciones europeo en Ginebra (Suiza). Junto a él, se expone el documento en el que explicaba su propuesta. Alguien escribió en el primer folio "vague but exciting" (impreciso pero emocionante). Unos años más tarde, perfeccionó su propuesta e Internet se extendió por todo el mundo.
Esta es una de las herramientas revolucionarias que ha salido de esta fábrica de innovaciones situada en el corazón de Europa fundada en 1954. En 2013, el CERN abrió su laboratorio IdeaSquare con el objetivo de "acortar el camino desde que una tecnología se crea en el organismo hasta que llega a la sociedad". La explicación la da Pablo García Tello, físico y mentor sénior en este centro de nuevas ideas. "Las innovaciones normalmente terminan llegando al mercado después de una serie de casualidades. Aquí queremos sistematizar este proceso y crear las condiciones para que las ideas inspiradas en nuestras tecnologías lleguen al ciudadano. No hay una fórmula fija, pero nosotros esperamos que esto suceda con equipos de estudiantes que hablen con nuestros científicos y puedan crear este ecosistema propicio", apunta.
Quién sabe si alguno de los estudiantes que ocuparon este laboratorio durante la segunda semana de diciembre será el que tenga en su mente la próxima gran revolución. Cuarenta alumnos viajaron desde Barcelona hasta Ginebra con un objetivo: conseguir que la vida en las ciudades sea mejor. Divididos en ocho equipos, estudiantes de la Universidad Politécnica (UPC), el Instituto Europeo de Diseño (IED) y Esade (que ha invitado a EL PAÍS a conocer el proyecto), participaron en un reto para lograr más accesibilidad, menos contaminación, mayor reacción ante desastres naturales o mejor gestión de los residuos. Ingeniería, diseño y negocio que dieron lugar a prototipos que construyeron en el propio CERN. (Mira aquí la fotogalería con las soluciones propuestas).
El paraguas bajo el que se celebra esta iniciativa es el Challenge Based Innovation (CBI), un desafío que cada año desde hace seis trata de dar respuesta a un Objetivo de Desarrollo Sostenible, las 17 metas que la ONU se marcó en 2015 para un futuro mejor. El apartado dedicado a las ciudades incluye asegurar el acceso a viviendas y servicios básicos adecuados y asequibles, mejorar los barrios marginales, implementar sistemas de transporte seguros, reducir el número de muertes por desastres y el acceso universal a zonas verdes. Se estima que en 2050 el 70% de la población mundial será urbana, por lo que las ciudades serán el escenario de los grandes retos del mañana.
El proyecto dio inicio en septiembre y en diciembre ocupan en laboratorio para perfilar sus propuestas y presentarlas. "El primer día juntamos a todos los participantes y tratamos de romper estereotipos. Como que los ingenieros son más callados y tímidos, los de diseño más soñadores y los de negocios solo piensan en el dinero. Los estereotipos pueden responder, en ocasiones, a realidades, pero nuestro objetivo es que sean capaces de superarlos y realizen el potencial único que cada disciplina y experiencia personal trae en el proceso de innovación", apunta Kyriaki Papageorgiou, investigadora de Esade. "Los estudiantes de la politécnica cada año presentan sus candidaturas y un jurado en la universidad los selecciona. El expediente cuenta, pero lo que buscamos son evidencias de compromiso y de que saben trabajar en equipo. Que hagan algún deporte, que participen en una ONG, que toquen en un grupo de música...", señala, Ramón Bragós, de la UPC.
Los equipos tienen que entrevistarse con expertos y usuarios antes de lanzarse a crear sus soluciones para que tengan una aplicación real
Para diseñar sus soluciones, primero tienen que entrevistar a expertos, técnicos o los propios usuarios. Este año, dos equipos entrevistaron a miembros de la ONCE. Unos de ellos acabó proponiendo un dron que indica el camino al usuario cuando se pierde. Otro grupo estuvo en contacto con la concejal de movilidad de Sant Boi de Llobregat para diseñar un sistema que estudie los desplazamientos de sus habitantes. Y otro más con la empresa pública de bicicletas de Barcelona. "Hemos trabajado mano a mano con un físico del CERN, una oportunidad que a lo mejor te pasa una vez en la vida. luego entre los miembros del equipo es un intercambio constante. Yo he podido aportar mi parte creativa, y uno de mis compañeros me ha enseñado programación", indica Carles Novell, de 25 años, estudiante del IED. Su equipo creó una aplicación para informar a los ciudadanos en caso de inundaciones.
En los equipos se acumulaban una docena de nacionalidades. Los estudiantes proceden de Egipto, Filipinas, Francia, Suecia, Perú e Italia, entre otros. Daniel Plata, colombiano de 30 años, ideó junto a sus compañeros un bastón para invidentes que detecta la presencia de obstáculos mediante ultrasonidos. "El proceso de diseño es una montaña rusa de emociones: pensar en grande, aterrizar, otra vez pensar en grande... Trabajar con personas de distintas nacionalidades y profesiones te abre mucho la mente", explica. "Lo que más nos ha hecho aprender es la libertad a la hora de buscar soluciones, eso es lo que realmente da más experiencia. Es interesante comprobar por dónde hemos salido cada uno", añade Roser Batlle, alumna de ingeniería de 23 años. Su equipo elaboró un cubo portátil de musgo que sirve para mejorar la calidad del aire.
El físico Pablo García Tello tiene claro que aquí puede estar el próximo Marck Zuckerberg. Pero de un futuro sostenible.
—¿Os molesta que se diga que sois el Silicon Valley europeo?
—No, porque no somos como Silicon Valley. Somos el CERN.
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