_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Conspiración y milongas

La violencia no es la vía para conseguir objetivos políticos en las democracias y solo cabe el rechazo

Pepa Bueno
El presidente de la Generalitat, Quim Torra, en el acto Luz y Libertad, para conmemorar del referéndum unilateral del 1 de octubre del 2017.
El presidente de la Generalitat, Quim Torra, en el acto Luz y Libertad, para conmemorar del referéndum unilateral del 1 de octubre del 2017. Susanna Sáez (EFE)

Escuchamos hablar de líneas rojas por todas partes. Se las ponen los partidos entre sí. Se las ponen los independentistas catalanes entre ellos y al Gobierno de España. Y el Gobierno de España se las pone a la enloquecida dirigencia catalana. Parecen todos atrapados en un difícil jeroglífico al que nada ni nadie les obliga. Todas las encuestas, todas, coinciden en la demanda ciudadana de acuerdo y salida del bloqueo, de todos los bloqueos. No se percibe por ninguna parte una pulsión rupturista ni con el sistema, ni mayoritariamente en Cataluña con España, como han acreditado, una vez tras otra, las urnas.

Más información
Editorial | Detrás del exceso
Solo un tema: Cataluña. Solo un debate: el 155

Pero por más que los periodistas nos empeñemos en desentrañar ese jeroglífico imposible buscando explicaciones al desconcierto general, en realidad las líneas rojas han saltado por los aires hace mucho tiempo. No hablo de las legales, esas las determinará la justicia. Pero las líneas rojas de la política son ya irreconocibles.

Como si no tuviéramos memoria en España, como si hubieran nacido ayer, los dirigentes del independentismo catalán llevan una semana escapando de una operación policial y judicial que obliga a tomar posición ante la línea roja por excelencia: la violencia no es la vía para conseguir objetivos políticos en las democracias y solo cabe el rechazo, aunque sea preventivo. Tan sencillo y tan imposible que está resultando porque dicen que hay que esperar a conocer el sumario completo. Y, sin embargo, ante lo que se va sabiendo de la instrucción del juez García Castellón, ya han tomado posición: si hay que dudar, se duda del juez y no de los detenidos con material para fabricar explosivos, que es el hecho del que disponemos.

Ni siquiera Roberto Bermúdez de Castro, el enviado por Rajoy a Cataluña a ejecutar el 155, pensó que el independentismo podía tener una derivada violenta. Lo contaba esta semana en la cadena SER con estupor, ante lo que iba trascendiendo de la instrucción judicial.

Veremos en qué concluye esa investigación. Pero ni anteriores investigaciones fallidas, ni la presunción de inocencia a la que tienen derecho los detenidos, exime a los dirigentes políticos catalanes de trazar una clara línea roja. Ni la campaña electoral, ni el juego de la gallina entre Puigdemont y Junqueras, ni las variadas teorías de la conspiración con las que se disfrazan tantas impotencias. De un lado o del otro. @PepaBueno

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_