Niños y adolescentes en el ‘gym’: sí, pero siempre con personal cualificado
Con la llegada de septiembre, los gimnasios incrementan el número de personas que acuden a sus instalaciones para mejorar una forma física que les haga recuperar el exceso de estas vacaciones
Con la llegada de septiembre, los gimnasios incrementan el número de personas que acuden a sus instalaciones para mejorar una forma física que les haga recuperar el exceso de estas vacaciones estivales. Pero no solo asisten adultos; adolescentes y jóvenes visitan también estos centros deportivos para realizar ejercicios con los que poder mejorar su forma física. En la mayoría de los casos hacen solo trabajos de fuerza con la intención de incrementar su masa muscular de manera ostensible. Los expertos alertan de que, si bien, la práctica de trabajos de fuerza puede mejorar la salud y la forma física de niños y adolescentes, esta debe realizarse solo a partir de los 7-8 años y siempre regularmente dentro de un programa, correctamente diseñado y con la ayuda de personal cualificado.
Diego García-Germán, traumatólogo de HM Hospitales y director médico de la Real Federación Española de Deportes de Invierno (RFEDI) y médico del Equipo Olímpico Español JJOO de Invierno Pyeongchang 2018, asegura que “el entrenamiento en gimnasio suele ir dirigido a aumentar la masa muscular, muchas veces con fines puramente estéticos. La importancia que actualmente tiene la apariencia para los adolescentes hace que muchos hayan empezado a entrenar en estas instalaciones. El entrenamiento de fuerza aislada no mejora la salud física de los adolescentes, solo aumenta su masa muscular. Aunque, es cierto, que en la mayoría de los programas de entrenamiento en gimnasio se incluyen ejercicios de coordinación, equilibrio, fondo etcétera”, prosigue este traumatólogo.
Una opinión que coincide con la de Andrés Parada, docente, entrenador y preparador físico profesional, quien se muestra partidario de la asistencia a este tipo de centros deportivos de adolescentes y jóvenes, acompañados siempre de profesionales cualificados que les informen y guíen de la mejor manera para alcanzar sus objetivos de salud. Además, Parada estima que esta práctica debería hacerse durante todo el año, ya que “acudir solo en verano es como querer estudiar la última semana del curso y pretender aprobar. En general, no tiene que ver tanto con ‘mejorar el rendimiento físico’ como con querer alcanzar resultados inmediatos y pretender lucir una figura bonita en la playa para los Instagram stories”.
En los gimnasios, es habitual ver a los chicos y chicas, móvil en la mano, inmortalizar en sus redes cada uno de los ejercicios que realizan, convencidos de que esa última foto se convertirá, ¡ahora sí!, en la más vista por sus seguidores. No son conscientes de que una mala ejecución de los ejercicios puede ocasionarles importantes perjuicios para su salud. “Los efectos secundarios por entrenar sin un asesoramiento y guía profesional pueden ser muy negativos y provocar lesiones importantes en adolescentes, del mismo modo que a cualquier otra edad, si no se tiene el conocimiento y experiencia suficiente”, alerta Andrés Parada.
Esta obsesión de los adolescentes y jóvenes por lucir su masa muscular exclusivamente con fines estéticos puede resultar pernicioso a estas edades y también “frustrante para ellos, ya que, por motivos hormonales, sus músculos no van a aumentar tanto”, comenta el director médico de la RFEDI. Además, avisa sobre la posible aparición de lesiones por sobrecarga asociadas a una mala técnica. “En el caso de los adolescentes esqueléticamente inmaduros hay que contar con la presencia de la fisis de crecimiento o cartílago de crecimiento, lugar por el que crecen los huesos, y las apófisis de tracción, que son estructuras sensibles a la sobrecarga y pueden lesionarse en actividades repetitivas de fuerza”, dice Diego García-Germán.
Para realizar entrenamientos de fuerza sin perjuicio para la salud de adolescente y jóvenes, Augusto G. Zapico - profesor de Ciencias del Deporte en la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y miembro del Grupo de Investigación ImFINE (Nutrición Ejercicio y Estilo de Vida Saludable) y profesor del Módulo: Entrenamiento con Niños, del Máster de Entrenamiento Personal, de la Universidad Politécnica de Madrid - sostiene que hay que tener en cuenta el tránsito del paso de la niñez a la pubertad. Un hecho que condiciona el tipo de trabajo de fuerza que pueden hacer. “Aunque existen estudios de evaluación de la fuerza en niños desde los 3 años, como el pionero proyecto PREFIT en España. Sin embargo, pese a estos primeros datos de condición física en niños, no conocemos estudios que, mediante trabajos específicos con cargas, hayan intervenido antes de los 5-6 años aproximadamente, y es a los 7 u 8 años cuando la mayoría están preparados para algún tipo de entrenamiento estructurado”, asegura este profesor de Ciencias del Deporte.
Asimismo, Augusto C. Zapico declara que “el entrenamiento regular de la fuerza, además de aumentar la fuerza y potencia muscular, mejora la densidad mineral ósea, los factores de riesgo cardiovascular, la salud metabólica, el control de peso, mejora la competencia física, y prepara a los jóvenes para las necesidades de la actividad física del día a día y del deporte”. Además, continúa este profesor, “la participación en programas de fuerza en la escuela o la comunidad da a los niños y niñas la posibilidad de aprender y adquirir motivación y confianza para engancharse a los hábitos de vida saludables relacionados con la actividad física. Los beneficios del entrenamiento de fuerza en jóvenes son conocidos y aceptados tanto por organizaciones médicas como deportivas, estableciendo como objetivo de las políticas de salud pública aumentar el número de niños y adolescentes que realizan regularmente actividades físicas que mejoran la fuerza muscular”.
Sin embargo, este profesor de Ciencias del Deporte insiste en que, “si no individualizamos el tipo de trabajo y las cargas al nivel del niño o adolescente, como en la mayoría de las actividades físicas, el entrenamiento de fuerza lleva asociado una cierta carga de riesgo inherente de lesión músculo esquelética, pero ese riesgo no es mayor que el de otros deportes o actividades recreativas que los niños practican con regularidad. En la gran mayoría de estudios prospectivos, no se observaron lesiones de entrenamiento cuando los programas eran supervisados por personal cualificado, existía un equipamiento adecuado y las recomendaciones sobre entrenamiento de fuerza en niños fueron seguidas. En cualquier caso, si las recomendaciones no se siguen correctamente, existe un riesgo potencial de lesión”.
Finalmente, el médico del Equipo Olímpico Español JJOO de Invierno Pyeongchang 2018, concluye que, aunque la asistencia al gimnasio en estas edades puede ser beneficiosa, aconseja a los más jóvenes a practicar también otros deportes, en equipo o individuales, “que fomenten los valores del deporte y las relaciones sociales. Deportes que, además, contengan un aliciente lúdico y de disfrute personal y social. Puede asociarse a ejercicio al aire libre y a la competición, que reforzará los valores de esfuerzo y superación, pero también de tolerancia a la frustración y a saber perder”. Bondades que Diego García-Germán considera que, “difícilmente, pueden ser sustituidas por la realización de ejercicios repetitivos de fuerza con un evidente fin estético”.
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