_
_
_
_

Carcasona, el fuego eterno

Ernesto Orellana

COMO CADA 14 de julio, la ciudadela amurallada de Carcasona (sur de Francia), una joya arquitectónica del medievo europeo restaurada a mediados del siglo XIX, volverá a ser pasto del fuego. No será un fuego purificador ni destructor, sino un ritual mágico y festivo. Llegará en forma del tradicional festival de fuegos artificiales que ese día —fiesta nacional de Francia— tiñe de rojo el cielo sobre las murallas y las puertas de Narbona, Aude, Rodez y Saint-Nazaire, accesos a esta preciosa localidad incrustada en la Ruta de los Cátaros. Decenas de miles de personas asisten cada año a un espectáculo en el que toman parte algunos de los mejores pirotécnicos del mundo.

 

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_