La autora de la camiseta contra el Brexit que se habría comprado Margaret Thatcher
Katharine Hamnett es famosa por plantar cara a la mandataria con una camiseta contra sus políticas. Hoy compartirían proclama. Entrevistamos a la inventora de la moda con mensajes
Katharine Hamnett (Gravesend, Reino Unido, 1945) no quiere hablar de moda. Ni siquiera de camisetas. Ni de tipografías. Cuesta incluso arrancarle algún comentario al respecto de la forma en que la moda ha engullido las camisetas con mensaje, el artefacto que ella ayudó a popularizar en los años ochenta y que, con el advenimiento de este capitalismo que lucha por lograr que los principios sean descartados por aburridos, se ha colocado en una nebulosa extraña. Hoy, las camisetas con mensaje son tan válidas en una casa okupa como en un centro comercial. Y cuestan casi lo mismo.
Hay muy pocos elementos de la actual economía de mercado cuyo precio de venta al público sea el mismo cuando representan la ética que cuando abrazan simplemente la estética. Esto le molesta lo justo. Tal vez porque a sus 71 años y recién salida de una laboriosa operación quirúrgica ha aprendido a luchar solo por lo que aún se puede. "Y eso es el feminismo y la sostenibilidad. Ahí es donde hay que hacer hincapié. Este planeta, dios… este planeta", comenta la mujer que, a finales de los años ochenta, en la cima de su popularidad como diseñadora y activista, se llevó un susto de muerte al descubrir lo contaminante que era todo el proceso con el que se fabricaban y transportaban las piezas que ella había ideado.
Veinte años más tarde era nombrada Comendadora del Imperio Británico y en 2018 se mostraba en el museo Victoria & Albert su colección Clean up or die, la que provocó su cambio vital de rumbo en 1989. Hamnett a través de sus prendas nos ha invitado a ser sostenibles, a usar condones, a elegir la vida, a salvar la Sanidad Pública, a no comprar armas… Nombre una causa en la que haya valido la pena creer en las últimas cuatro décadas y es muy probable que la inglesa haya diseñado un camiseta con una leyenda al respecto.
El jueves fue la invitada de honor a la entrega anual de los IED Design Awards que tuvo lugar en los jardines de la Embajada Italiana en Madrid. La camiseta que lució en el evento ejemplifica dos de los elementos clave para entender dónde se ubica hoy esta fascinante mujer en el mundo del activismo y accidentalmente en el de la moda. "Global Green New Deal Now", rezaba el mensaje de su camiseta, un posicionamiento ecologista a partir de esa propuesta de un nuevo pacto por la economía sostenible del que su principal abogada en la congresista norteamericana Alexandria Ocasio Cortez. "Esa chica es una maravilla. Es increíble. Llevaba muchos años esperando que apareciera alguien como ella. Lo tiene todo", comenta algo emocionada Hamnett, quien saltó a la fama en 1984 de la mano de una política en el extremo opuesto de Ocasio Cortez, Margaret Thatcher.
Hamnett acudió al 10 de Downing Street a un evento organizado por el gobierno británico para celebrar el talento en la moda (ella había sido elegida diseñadora del año). Se plantó allí con cierta pereza y una enorme camiseta en la que se podía leer "58% Don’t Want Pershing", aludiendo al porcentaje de británicos que desaprobaban el despliegue de misiles norteamericanos Pershing en su país. La foto de ella junto a Thatcher es hoy aún uno de los grandes iconos de la historia de la moda. "Fue bastante simpática y algo ácida. Casi me cae bien", recuerda la diseñadora.
Hamnett se sentía en las antípodas ideológicas de Thatcher, y lo mismo le sucede con la actual cúpula del gobierno conservador británico. "Son una banda de mequetrefes", sentencia. Cancel Brexit es uno de sus éxitos textiles más recientes, una prenda que ha lucido en multitud de ocasiones y una frase con la que, obviamente, arranca la respuesta a cualquier pregunta que se le haga sobre la salida de la UE de su país natal. "Hay que cancelar el Brexit. Es un desastre. Párenlo. Incluso Donald Tusk dijo que a los que no quieren salir de la UE se nos está ignorando y maltratando en mi país. El otro día, por ejemplo, un estudiante apareció en el Parlamento Británico con una chaqueta que llevaba cosido un parche con la bandera de la Unión Europea. Le echaron porque llevaba un mensaje político. ¿En serio? Estamos locos".
"Lo que hemos hecho no ha servido para nada. En serio, para nada. Lo único distinto que veo en las protestas es que ahora va más gente, pero me da que muchos se lo toman como algo más que hacer un domingo cualquiera". Así de tajante se muestra la diseñadora cuando se le inquiere sobre el impacto real del activismo en estas más de tres décadas. "Tengo la suerte de contar con una voz que se escucha y puedo hacer camisetas sobre temas que me importan, pero que haya un impacto real en lo que hago, lo dudo. No siempre lo dudé, hoy sí".
Entonces, ¿qué hacemos? "Hay que unirse, hay que influir en las elecciones a través de Internet", interviene en un discurso que parece casi sacado de una escena de la tercera temporada de The Good Wife. "En lo que respecta a la moda, hay que crear una visión global que se base en la justicia. Crear unos estándares similares para los trabajadores de esta industria, eliminar la explotación. Los sindicatos deben empezar a trabajar seriamente de forma transnacional. Reducir el impacto ambiental de la fabricación de tejidos y, sobre todo, del transporte. El problema de fabricar lejos es doble: la explotación humana y la contaminación que conlleva transportar a la otra punta del mundo lo ahí fabricado. Si se para esto, se meten dos goles a la vez. Es muy urgente. La moda debe reinventarse, pues hoy es igual de dañina para el planeta que la industria del petróleo".
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