La complicidad incondicional del rey Juan Carlos y la infanta Elena
El monarca emérito se apoya cada vez más en su hija mayor con quien comparte horas de ocio y viajes, alejado de amistades del pasado
La última vez que se les vio juntos fue el pasado domingo en la pista central de Roland Garros, donde Rafa Nadal ganó su 12º trofeo. Don Juan Carlos y la infanta hija Elena ocuparon un puesto destacado en la tribuna y tuvieron un papel protagonista en la posterior celebración en la que el tenista ofreció una cena a su equipo técnico, amigos y familiares. Hace tiempo que el rey emérito y Nadal mantienen una estrecha relación, de ahí su presencia en París. Cada vez es más frecuente que padre e hija pasen tiempo de ocio juntos. Comparten afición por la buena mesa, los toros, la caza, la vela y los chistes. Pero, lo más importante, ella es la más Borbón en carácter de los hijos de don Juan Carlos. Esa cercanía le ha permitido a Elena actuar de mediadora en favor de su hermana en los momentos de más tensión familiar. También lo ha hecho entre sus hermanos. Elena adora a Felipe —famosas son sus lágrimas de emoción el día en que el entonces Príncipe fue abanderado en los Juegos Olímpicos de Barcelona—, pero está muy unida a Cristina desde su separación. De doña Sofía ha heredado la disciplina. “He tenido la suerte de tener como madre a una señora, con mayúsculas”, ha dicho.
Desde que don Juan Carlos dejó el trono y sus problemas de movilidad se han ido enquistando, la compañía de su hija mayor es cada vez más frecuente. El rey emérito viaja pero menos, sigue teniendo amigos por todo el mundo pero ya no les ve tanto como antes, sobre todo a sus amigas. A sus 81 años, el padre de Felipe VI se está teniendo que adaptar a una vida diferente por su edad y salud, más aún desde que ha decidido retirarse de la vida oficial.
Elena de Borbón se lleva muy bien con su madre, doña Sofía, pero siempre ha estado más cerca de su padre y, lo más importante, ha sido el eslabón que ha mantenido unida la familia en difíciles momentos, como el estallido del caso Nóos que provocó la exclusión de su hermana Cristina de las actividades del palacio de La Zarzuela. Elena ha sido quien ha intermediado para que don Juan Carlos retome la relación con su hija menor. El primer gesto de don Juan Carlos fue acudir al 50º cumpleaños de Iñaki Urdangarin semanas antes de entrar en la prisión de Brieva para cumplir una condena de seis años y tres meses. Luego comenzó a recibir en Madrid visitas de Cristina, hasta que hace dos meses él mismo viajó a Hannover para presenciar un partido de balonmano en el que jugaba su nieto Pablo. En esa ocasión también estuvo a su lado la infanta Elena y la reina Sofía.
Gracias a su hija mayor los reyes eméritos también se relacionan con más cordialidad que en el pasado. Siguen haciendo vidas separadas, pero cuando coinciden no hay tanta tensión. A doña Sofía le gusta que don Juan Carlos busque la compañía de la infanta Elena y no de otras amistades del pasado.
La vida actual de la infanta Elena, que ahora es solo familia del Rey, transcurre más tranquila que nunca. Reside en una casa amplia en el barrio del Niño Jesús de Madrid, muy próxima al parque de El Retiro. Continúa trabajando como directora de Proyecto Sociales y Culturales en la Fundación Mapfre, con un sueldo que se dijo rozaba los 200.000 euros anuales y nadie ha desmentido en estos años, y de vez en cuando su hermano sigue contando con ella para actos puntuales que son remunerados a la pieza, porque su estatus actual no cuenta con asignación fija. Sigue ligada al mundo de la hípica aunque ya no monta tanto como antes. Ahora va a clases de labores —punto y costura—. Que se haya sabido, no ha vuelto a tener una pareja conocida, pero Elena, cumplidos los 55 años, parece liberada de las tensiones del pasado. Eso sí, su relación con su exmarido Jaime de Marichalar es inexistente, tanto que ni tan siquiera han podido planear juntos la puesta de largo de su hija Victoria, que se celebrará la semana próxima.
Elena ha concedido muy pocas entrevistas. La última, al cumplir los 50. En ella se definió así: “Soy espontánea, valoro mucho la familia y los amigos, procuro vivir con intensidad lo que hago. Tengo sentido del humor y lo valoro en los demás”.
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