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Carlo des Dorides es director de la GSA, la agencia que gestiona Galileo, el sistema europeo de navegación por satélite

Carlo des Dorides, director de la agencia europea que gestiona el sistema de posicionamiento Galileo
Carlo des Dorides, director de la agencia europea que gestiona el sistema de posicionamiento Galileo

Cuenta Carlo des Dorides que cuando se planteó la puesta en marcha del programa europeo de navegación por satélite Galileo, a principios de los 2000, Reino Unido era uno de los países más escépticos con el sistema. “Su posición era que teniendo el GPS [el conocido sistema de posicionamiento por satélite estadounidense], Europa no necesitaba Galileo”, recuerda. Casi dos décadas después, “durante las negociaciones del Brexit, quieren un acuerdo para seguir utilizando Galileo, no quieren salir del programa y no sé si será parte del acuerdo porque aún no está completo”, continúa. Noruega y Suiza, que no son miembros de la UE, realizan contribuciones al programa de acuerdo a su PIB y se benefician del programa.

Des Dorides, un ingeniero italiano, es director ejecutivo de la Agencia Europea de Sistemas de Navegación Global por Satélite (GSA, de sus siglas en inglés), el organismo que gestiona la constelación Galileo, el sistema europeo de posicionamiento por satélite. En estos momentos hay ya 22 satélites operativos en órbita y dos más en pruebas. La constelación debería estar completa en 2021, según sus responsables, pero el director de la GSA ya presume de que este sistema, con una precisión de metro y medio, es el que ofrece una posición más detallada a los usuarios, por encima del GPS estadounidense, el Glonass ruso o el Beidou chino. Además, “Galileo es el sistema con un mayor número de satélites operando en doble frecuencia, algo que da más precisión y sobre todo, mayor robustez en el servicio”, añade Des Dorides.

Nuestras estimaciones indican que los beneficios directos e indirectos de este sistema de navegación son del orden del 10% del PIB

Ahora, en la GSA se centran en completar el sistema. “Aún no lo hemos conseguido, tenemos dos años para hacerlo”, apunta el director. “Y no solo tenemos que completar los segmentos espaciales, también tenemos que lanzar nuevos servicios. En particular, al final de este año, tendremos que poner en marcha un servicio de alta precisión, que llevará la exactitud en la posición que recibirán los usuarios hasta los decímetros”. Desde que alcanzó la capacidad operativa en 2016, el esfuerzo de la agencia ha logrado que se pase de 0 usuarios a 700 millones en solo dos años. “La mayoría vienen del mercado masivo, de los smartphones. Si las compañías han invertido su dinero para lograr la compatibilidad con Galileo en tan poco tiempo es porque ven una ventaja clara”, señala Des Dorides.

Desde la puesta en marcha de Galileo, los países europeos han invertido más de 10.000 millones de euros, mucho más de lo previsto inicialmente, y el desarrollo de esta gran infraestructura, la primera propiedad de la UE, ha pasado por muchas dificultades, como reconocía el propio servicio de investigación del Parlamento Europeo en un informe de 2017. En 2011, la filtración de los papeles secretos del Departamento de Estado por Wikileaks mostraba las dudas sobre el programa. En una reunión en la embajada de EE UU en Berlín, el director del Programa para el Espacio de la agencia alemana, Hubert Reile, planteó los beneficios de fusionar Galileo con GPS para limitar unos costes que consideraba desbocados. Según otro de estos documentos filtrados, Berry Smutny, director de OHB-System, consideraba Galileo un derroche de dinero europeo dirigido por los intereses de Francia y llegaba a ironizar con el hecho de que “algunos de los misiles nucleares de Francia apuntan hacia Berlín”.

Des Dorides insiste en que, a diferencia del resto de sistemas de navegación de las grandes potencias, “es el único sistema civil”, y “aunque Galileo tiene una señal que va encriptada y sirve a los usuarios del sector de la defensa, el énfasis del sistema sigue siendo civil”.

Los beneficios para Europa de este sistema de navegación por satélite, además de una independencia de esos otros servicios de EE UU, Rusia o China, es similar al de otras grandes infraestructuras, como las autopistas. “Creemos que con esta infraestructura Europa está creando valor que podemos rentabilizar en términos de aplicaciones de servicios que están creando valor para toda Europa. Nuestras estimaciones indican que los beneficios directos e indirectos de este sistema de navegación son del orden del 10% del PIB”, dice Des Dorides.

El trabajo fundamental de Des Dorides y su equipo para los próximos años será seguir rentabilizando esta inversión facilitando nuevos usos y nuevos usuarios para los servicios que provee Galileo. Para ello, deberán vencer algunas inercias de quienes aún obtienen beneficios de tecnologías antiguas. Un ejemplo son los peajes, que podrían desaparecer y sustituirse por sistemas automáticos sin ningún tipo de infraestructura en tierra.

El sector del transporte será, obviamente, uno de los que mayor uso hará de los servicios de navegación por satélite. “Desde abril del año pasado, todos los nuevos modelos de automóvil producidos en Europa tienen que ser compatibles con una nueva regulación llamada eCall. Esto implica que, en caso de accidente, deben poder comunicar su posición con un sistema compatible con Galileo para que un equipo de rescate pueda acudir en su ayuda en caso de necesidad”.

Las aplicaciones de los sistemas de navegación por satélite son innumerables y están en todos los aspectos de nuestra vida. El móvil que tenemos en nuestro bolsillo registra cada uno de nuestros pasos y esto puede hacer que se planteen dudas sobre qué sucede con esta información. Des Dorides aclara que en Galileo se proporcionan “los medios para determinar la posición de lo que sea en el mundo”, pero no son propietarios de los datos. “Esa preocupación es legítima, pero la regulación es cada vez mayor para proteger la privacidad”, concluye.

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