Byredo: La tienda donde el lujo consiste precisamente en no comprar
El nuevo espacio de Byredo en Londres ocupa 200 metros cuadrados en cinco plantas, en los que apenas se exhiben productos y ningún dependiente te sigue con la mirada. ¿Entonces?
Desde septiembre de 2018, quienes merodean por la Lexington Street del Soho londinense se topan a menudo con un edificio blanco medio vacío, dentro del cual apenas se adivinan unos fregaderos metálicos. Pero y aquí, ¿se puede comprar ago? En parte, sí. Aunque Ben Gorham, fundador de la firma sueca de perfumes, cremas, velas y la marroquinería Byredo, no pensaba precisamente en vender cuando abrió esta flagship en otoño. Más bien, su idea era que cualquiera se animara a entrar y echase la tarde, toqueteando los artículos, sin que ningún vendedor le persiguiese con la mirada.
"Para Gorham también era importante resaltar que el espacio ocupa todo el edificio. Él quería parecerse más a una maison de moda que a una simple tienda llena de objetos". El que habla es el sueco Christian Halleröd, el mismo diseñador que montó, con su estudio Halleroed, las flagships de la firma en Estocolmo y Nueva York.
Estas le han servido ahora de guía para dividir los 200 metros cuadrados de la flamante sede en Londres, en cinco plantas: tres destinadas a cada línea de producto —fragancias y cosmética, gafas y artículos de piel—, otra que funciona de galería de arte y un espacio para futuras colaboraciones (Byredo ya ha trabajado con el director creativo de Louis Vuitton, Virgil Abloh, y la firma estadounidense Frame), y en el último piso, showroom y oficinas.
Lo industrial convive con lo orgánico
"El concepto sigue siendo el mismo de siempre. Lo mismo con los materiales y los colores que hemos utilizado". Halleröd se refiere al blanco de la fachada y al gris del aluminio pulido (los dos aparecen en las etiquetas corporativas de la marca), y al terrazo beige que cubre los suelos, la escalera flotante de caracol y buena parte de los expositores. Son insignia en las casas de Byredo. También las paredes de ladrillo pavés transparente que segmentan el espacio, y los apliques de madera que para Gorham son un recuerdo de la infancia que pasó entre Canadá y Suecia, rodeado de árboles y animales.
Lo de ponerse a mirar hacia el pasado del jefe se percibe, especialmente, en los muebles de nogal hechos a medida. "Yo creo que se ve incluso más en la primera planta, que es donde están los productos de cuero", concreta el diseñador. "En el suelo añadimos láminas de roble danés para que el rincón quedara más íntimo y, en las ventanas, las tradicionales persianas de Japón. Que no son de imitación: se fabricaron expresamente allí".
La ausencia de presión para comprar o vender
El resultado es un espacio poco usual, como los que suelen salir del estudio de Halleröd. Entre ellos, una tienda de estilo industrial en amarillo limón y paredes metálicas para Axel Arigato, en Gotemburgo (Suecia), donde apenas se exhiben unos pocos pares de zapatillas. O la tienda de Frame en Nueva York, un espacio minimalista donde el mármol negro y un estante azul cielo ponen toda la excentricidad.
En esta última tienda de Byredo, los bolsos se distribuyen sobre plataformas elevadoras, muy parecidas a las de una fábrica. Y los lavabos para probar las cremas de mano no se esconden, al revés: están colocados a conciencia en los puntos más visibles del local, que se ilumina con tubos fluorescentes. "Intentamos encontrar un equilibrio y compensar lo orgánico con lo industrial. Algo que permitiera encuadrar los diseños de Byredo de una manera distinta y agradable".
De Gorham, el diseñador sueco valora que haya sabido racionalizarse. "Tener la oportunidad de exponer muy pocos productos en una tienda es un lujo a día de hoy". Lo dice recordando los espacios que planificó para Acne Studios y Axel Arigato, y el libro que el arquitecto Rem Koolhaas escribió en 2001 sobre Prada: "Estoy muy de acuerdo con eso de que, en un mundo donde las compras lo son todo, el lujo simplemente consiste en no comprar", concluye. "Ahora, el lujo es la ausencia de presión para vender y consumir. Y en esta tienda se ve a la perfección".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.