Los otros héroes de la lucha contra el ‘apartheid’

Mandela es un gancho. Es un hecho comprobado en el campo cinematográfico. Aunque llevar al cine otro documental más sobre su vida con sus luces y sombras podría haber contribuido a engrosar las listas de trabajos sobre el régimen racista del apartheid sudafricano sin pena ni gloria. El Estado contra Mandela y los otros(2018) se presentaba en Cannes el año pasado con una excelente percha mediática: el centenario del nacimiento de Madiba. Marcó un punto de inflexión de esos que los historiadores miran con recelo al provocar la necesidad de revisar las narrativas. Es conocida la frase de que las revoluciones no las hace una sola persona, sino un colectivo. Y aquí la prueba.

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Por este motivo el objetivo del dúo francés compuesto por el periodista Nicolas Champeaux y el realizador Gilles Porte ha sido meridiano: desmenuzar las 256 horas de grabaciones durante el Juicio de Rivonia que, en junio de 1964, condujo al encarcelamiento de Nelson Mandela y de otros ocho condenados a cadena perpetua. En concreto, se les juzgaba por 221 actos de sabotajes dirigidos a derrocar el sistema racista del apartheid impuesto por el Partido Nacional que gobernaba desde 1948 con unas directrices internas basadas en la segregación racial, política y territorial.

Estos otros ocho camaradas condenados eran negros, blancos e indios que, como Mandela, pagaron el mismo precio de la cadena perpetua, aunque con un abultado matiz: permanecieron unidos en la sombra. Y por este motivo los directores del documental han querido realizar su particular homenaje a las voces de estos hombres, desconocidos para la opinión pública. “Apostamos fuerte por esta película porque estamos seguros de que generará un debate, más allá de la icónica figura de Nelson Mandela, por el sorprendente compromiso con su causa de los otros enjuiciados, que sorprenderá a los espectadores, explica el cineasta Ramón Térmens, responsable de Segarra Distribución y distribuidor de la película El Estado contra Mandela y los otros. África no es un país lanza hoy el tráiler para el estreno en España del documental con subtítulos en castellano de esta cinta que llegará a las salas españolas el 14 de junio. "Contaremos con los dos cineastas en Madrid y Barcelona para charlar con los espectadores y estamos seguros de que sus proyecciones y estreno posterior motivarán a los expertos en política y sociedad a opinar sobre el interés de estos archivos inéditos”, añade.

Los directores trabajaron con las 256 horas de grabaciones durante el Juicio de Rivonia que, en junio de 1964, condujo al encarcelamiento de Nelson Mandela y de otros ocho condenados a cadena perpetua

En definitiva, este trabajo pretende corregir un desequilibrio histórico después de más de 50 años y aupar a la palestra a nombres como Denis Goldberg, Ahmed Kathrada y Andrew Mlangeni, junto con sus abogados George Bizos y Joel Joffe, que le dan a esta película su influencia narrativa y emocional. “En cuanto al mérito artístico del film, nos encanta su mezcla de formatos y, en especial, el amplio metraje de documental de animación, que sin duda alguna enriquece un capítulo clave de la Historia contemporánea reciente”, remarca Térmens.

Sin lugar a dudas, una de las grandezas de este documental es combinar las entrevistas con animaciones realizadas a carboncillo por Oerd van Cuijlenborg, un cineasta holandés con residencia en París. Sus pinturas monocromáticas contribuyen de forma ingeniosa a recrear el ambiente de la sala de tribunal como si de una pesadilla kafkiana se tratara, prestando distinción cinematográfica y cohesión a lo que de otro modo hubiera sido difícil de digerir tras los 105 minutos de película. A simple vista y por el contexto se podría pensar en las influencias que para Oerd ha tenido el trabajo del multifacético artista sudafricano William Kentridge (Premio Princesa de Asturias de las Artes 2017); es decir, el dibujo como herramienta al servicio de la emancipación social.

Una de las grandezas de este documental es combinar las entrevistas con animaciones realizadas a carboncillo

El Estado contra Mandela y los otros esboza una compleja red de motivaciones y tensiones que sustentan este juicio político que traspasó las barreras de la nación sudafricana. Es probable que este trabajo no sea exactamente revelador para quienes tengan un conocimiento de la historia del apartheid, pero pocos documentales han recogido los matices tan hábilmente: la figura del traidor, los miedos, la historia de amor imposible entre una blanca y un indio, los familiares, el sentimiento de lucha colectiva por un bien común...

En definitiva, se muestra que el tortuoso y largo camino de Sudáfrica hacia las elecciones libres y democráticas de 1994, cuatro años después de la liberación de Mandela de la prisión, fue obra de un grupo multirracial de mentalidad única, no de un solo superhéroe. “¡Amandla!” (poder) era el grito de guerra que resonaba entonces en los aledaños del tribunal unido a la respuesta de “¡Ngawethu!” (nuestro) mientras los puños cerrados se elevaban. Una prueba irrefutable de que todas las grandes cosas que suceden en este mundo, se logran de forma colectiva.