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Coordinado por Gonzalo Fanjul y Patricia Páez

La Franquicia Antimigración

El movimiento nacional-populista global desembarca en España de la mano de Vox

Gonzalo Fanjul
Steve Bannon: Un hombre, un producto, un plan.
Steve Bannon: Un hombre, un producto, un plan.Gage Skidmore (Wikimedia)

“Los detalles cambian en cada país, pero la filosofía es la misma: llevar la toma de decisiones cerca de la gente, soberanismo, seguridad y economía. La victoria de Vox es que ya ha trasladado su conversación al resto de la derecha: partidos como Ciudadanos y PP ya hablan como ellos. A eso lo llamo colocar el producto”.

Más información
Informe 'La Franquicia Antimigración' (abril 2019).
Informe 'El auge de la xenofobia populista en Europa' (septiembre 2017).
La Europa bipolar.

De Steve Bannon se podrán decir muchas cosas, pero su claridad resulta refrescante en esta época de ambigüedades ideológicas y tácticas electorales veladas. En una reciente entrevista con este diario, el gurú del nacional-populismo global no solo aclaraba los postulados de su movimiento y sus preferencias a la hora de liderarlo en Europa, sino que ponía negro sobre blanco –mejor dicho, blanco sobre negro– los fundamentos de un exitoso modelo de expansión que responde a la figura empresarial de la franquicia: (según la RAE) un ‘producto’ político básico, sólido y replicable, que se adapta para su venta a las particularidades de los diferentes mercados y que disfruta de las herramientas y el apoyo de la casa matriz.

Piensen en una hamburguesa. Del mismo modo que McDonald’s cambia los componentes de su Big Mac para adecuarlo a los gustos y costumbres de cada uno de los mercados en los que se establece, la Franquicia nacional-populista se adapta al contexto. Viejos fundamentos ideológicos son empaquetados de acuerdo a los nuevos miedos e incertidumbres de los ciudadanos, para dotar después a los franquiciados de herramientas y canales de comunicación que han sido previamente testados. Su habilidad reside en la capacidad de generar versiones propias de la propuesta alt-right o neoconservadora que encajan en mercados tan diversos como EEUU, Brasil, Hungría, Filipinas o Italia. En cada uno de estos lugares, partidos, think tanks y organizaciones de la sociedad civil han logrado llevar al poder un discurso que cuestiona los valores de las democracias liberales, el multilateralismo cosmopolita y un modelo de globalización que consideran una amenaza para su identidad e intereses.

La xenofobia constituye una palanca particularmente útil para la expansión del movimiento. La antimigración de la Franquicia no solo explota argumentos económicos, identitarios y de seguridad, sino que utiliza como chivo expiatorio a determinados grupos de extranjeros –musulmanes, pobres, sin papeles– que despiertan recelo entre la población. Las migraciones, incluso las propias, son relatadas como una amenaza y un fracaso del modelo de desarrollo neoliberal que multiplica los beneficios de élites y mafias a costa de la prosperidad de las clases medias en los países de acogida, cuyos gobiernos han cedido insensatamente la soberanía que les permitiría defenderse.

El populista Matteo Salvini rescató a la Liga Norte de la marginalidad para convertirla en el partido con mejores perspectivas electorales de Italia.
El populista Matteo Salvini rescató a la Liga Norte de la marginalidad para convertirla en el partido con mejores perspectivas electorales de Italia.MASSIMO PERCOSSI (EFE)

Nada de todo esto sería posible sin una constante, agresiva y eficacísima estrategia de desinformación en la que colaboramos sin quererlo casi todos, empezando por los medios tradicionales. Mentir, contar una parte de la historia o magnificar posiciones académicas marginales se ha convertido en una seña de identidad de la Franquicia, que amplifica sus acciones a través de las redes digitales públicas y privadas, la microsegmentación de los destinatarios y el cuestionamiento de la agenda social y ambiental de los demócratas liberales. Es habitual el uso de narrativas disruptivas –“los hombres también sufren violencia doméstica”– que cuestionan lo políticamente correcto para despertar reacciones y atraer el eje del debate público, estableciendo un marco de discusión que expande su base. En ocasiones, estas narrativas se transforman de manera abierta en discursos de odio, como ha ocurrido con el movimiento feminista en Brasil o con los refugiados en medio mundo.

Europa es, desde hace tiempo, uno de los mercados prioritarios para la Franquicia, pero solo en los últimos años su expansión se ha convertido en una emergencia continental. De acuerdo con una investigación de la Fundación porCausa, esta categoría incluye no menos de 37 partidos y movimientos con una posición representativa en el escenario político de 26 países de la UE más Noruega. El empaquetado electoral de estos grupos varía considerablemente: desde el tradicionalismo religioso de Ley y Justicia (Polonia), a la laxitud moral del Partido por la Libertad (Holanda); del proteccionismo económico de Reagrupación Nacional (Francia) al liberalismo duro de Alternativa por Alemania. Diferencias que quedan a un lado cuando se trata de unir fuerzas contra el enemigo común, como ocurrirá pronto tras las elecciones al Parlamento Europeo.

Once gobiernos de la UE están dirigidos o controlados por partidos nacional-populistas. En ocho más, su oposición está siendo determinante a la hora de definir nuestros modelos de sociedad y el papel de Europa en el mundo. Y esa es exactamente la medida de su éxito. Como explica Bannon para el caso español, la aspiración inmediata de la Franquicia no está necesariamente en alcanzar el poder, sino en establecer los términos del debate público, marcando el contenido de la agenda y definiendo el margen de lo que es aceptable y lo que no.

Y es innegable que están llegando lejos, como demuestra el ejemplo de las propuestas políticas de la reciente campaña española en materia de migraciones: basta elevarse durante un instante sobre el humo de la retórica electoral para darse cuenta de que la posición de PSOE, Ciudadanos y Partido Popular no solo es muy similar, sino mucho más dura y estrecha de lo que proponían los partidos europeos de gobierno hace una década y media. La desinformación y el pánico electoral alimentan una obsesión por el control de los flujos migratorios a toda costa. Con ello no solo se vulneran las obligaciones de España en materia de protección internacional, sino que se arrinconan debates fundamentales como la tormenta demográfica que se nos viene encima, el futuro de nuestros territorios y mercados de trabajo, y el papel que la inmigración puede jugar en todo ello.

La conclusión del análisis de porCausa es simple: nada de lo que está ocurriendo es casual. La Franquicia Antimigración se ha consolidado, tiene un plan y ese plan está teniendo éxito. En parte, por el uso inteligente de la tecnología y de las herramientas de comunicación. En parte, porque han sido capaces de articular un relato político cuando todos los demás partidos se limitan a balbucear posiciones reactivas. Lo primero es mucho más fácil de resolver que lo segundo.

España, Italia y Países Bajos: tres modelos de la Franquicia

El informe La Franquicia Antimigración es el resultado de más de medio año de investigación por parte de la Fundación porCausa de Investigación y Periodismo. Suis contenidos ofrecen un diagnóstico completo de este fenómeno y una relación de sus ideólogos más destacados, lo que permite diseccionar el funcionamiento y el alcance del movimiento político antimigración en Europa. También desmonta su relato acerca del conflicto entre pueblo y élites, para describir una operación política bien diferente: la sustitución de una élite por otra. El análisis se completa con tres estudios de caso en los que la lógica de la franquicia ya es una realidad:

  • En los Países Bajos, pioneros en el populismo xenófobo, el discurso de la Franquicia tiene dos socios: uno encabeza la oposición en la cámara baja y el otro lidera el Senado. Los dos partidos coinciden en sus posiciones antimigración, su islamofobia, la defensa del discurso identitario y una visión más liberal en debates sociales y morales. El populismo es su única forma de comunicar y de hacer política. Ambos compiten por el mismo electorado y han conseguido romper la tradición tolerante de un país de profunda convicción democrática y tolerancia religiosa.
  • En Italia, la Franquicia ya está en el poder. La condición de Frontera Sur y la presión migratoria de los últimos años han aupado al gobierno italiano a ideologías netamente populistas cuyo representante más xenófobo ha convertido la antimigración en política pública y bandera electoral.
  • España fue durante años parte de la llamada "excepción ibérica". A pesar de que la crisis dejó tasas insoportables de paro, pobreza y corrupción, el discurso antimigratorio se había mantenido hasta ahora en la marginalidad institucional. Pero la polarización política, la crisis territorial, el incremento de la llegada de inmigrantes por la Frontera Sur y el tratamiento abiertamente populista de estos factores han conseguido introducirla en la pugna electoral, hasta alcanzar 24 diputados en el Congreso. Hoy VOX es un alumno ejemplar de una Franquicia que ha logrado contagiar en unos meses a partidos tradicionales y que determina en parte el debate público.

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