Es la ciudad que prometió cambiarlo todo gracias a la revolución. Y la que ahora, en nombre de esa misma revolución, frena todo cambio. Quizá sea la capital más hermosa del idioma español. Y a la vez es un lugar roto y triste, lleno de contradicciones, donde cobra más un taxista que un médico y el tiempo parece haberse parado hace varias décadas. Cuarta entrega de una serie en la que Martín Caparrós toma el pulso a grandes urbes de Latinoamérica.