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EL ACENTO
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Una explicación del universo

Mirar un agujero negro es lo más parecido a encarar el infinito; son una máquina del tiempo

Jesús Mota
Agujero negro en la galaxia Messier 87
Agujero negro en la galaxia Messier 87EFE

Pocos fenómenos han excitado tanto la curiosidad de los astrofísicos y la imaginación del resto de la humanidad como el de los agujeros negros. La imagen del agujero en la galaxia Messier 87, a 55 millones de años luz, abruma desde el asombro de su misteriosa belleza —un insondable abismo negro rodeado de una cabellera de fuego cósmico— y la certeza de que contiene la masa comprimida de 6.500 millones de soles. Un agujero negroes una singularidad gravitatoria; el colapso de una estrella aplasta y conforma una masa de una densidad tal que su fuerza de atracción impide que nada, ni siquiera la luz, salga de su campo (horizonte de sucesos). En teoría, la singularidad debería tener densidad infinita y volumen cero; pero la mecánica cuántica prohíbe el infinito.

Si alguien pudiera acercarse al agujero de M87 observaría de cerca la magia de la singularidad gravitatoria. En el horizonte del agujero el tiempo se detiene. Las ecuaciones de campo de Einstein, desarrolladas por los físicos durante el último siglo demuestran que si la masa del agujero negro es superior en 10 veces a la masa del Sol (considerada como unidad), el tiempo fluirá 6 millones de veces más lento a un centímetro de distancia del horizonte. Es, por decirlo así, una máquina del tiempo. Roger Penrose demostró que un agujero negro almacena energía rotacional en el remolino del espacio que le rodea. Esa energía está fuera del horizonte de la singularidad; podría ser extraída y utilizada.

Kip Thorne, físico de Caltech, desarrolló la hipótesis de los agujeros de gusano. Supuso, basándose en la solución de Martin Kruskal para la ecuación de campo de Einstein, que cuando dos singularidades se mueven en el espacio o en el tiempo pueden encontrarse, anularse y crear un túnel que conecta en un tiempo acelerado hasta cuasi la velocidad de la luz dos regiones lejanas del universo. La entrada de un agujero de gusano permitiría el desplazamiento en dos sentidos. Problemas: no hay evidencia real de estos desarrollos matemáticos; y, según las ecuaciones de Thorne, un agujero de gusano se cerraría casi inmediatamente después de haberse abierto. Sería necesario aplicar una energía descomunal para mantener abierto el túnel.

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Mirar un agujero negro es lo más parecido a encarar el infinito. Más allá está la explicación del universo.

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